Noche, mi querida noche.

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Noche, ayer te observé, vi a tus amigas las estrellas, aquellas que se atrevieron asomarse y ver el mundo, y que bonitas y resplandecientes se veían ahí arriba, casi parecía que las podía tocar, en cambio, solo toque la mano que me tendía él. Solo con su roce hace que sonría como una colegiala enamorada, que tonta soy, aun no somos nada y ya pienso a lo grande, pero que le voy hacer, si es el hombre imperfecto. Digo imperfecto, porque la perfección no existe, él, que me mira cuando veo una película y sonríe cuando me indigno en alguna escena, él, que no se queja sino quiero ir de la mano o sino hablo, él, que entiende mis problemas y me tiende soluciones, él que se preocupa si ve que es de noche y aun no estoy en casa. Él, querida noche, es un hombre normal, al que he tenido la suerte de conocer, querida noche, no me lo arrebates como me arrebatastes las demás cosas, deja que nos amemos, pues veo en sus ojos que no tiene intención de hacerme daño, claro que el lobo también mira con cariño a la oveja que se va a comer.
Ya lo he vuelto hacer, me he ido por las ramas, yo que quería escribir sobre la noche y he acabado escribiendo de él.
Querida noche, si vas arrebatármelo no me dejes, no dejes que lo ame. No dejes que me enamore.

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