Eternity [Luke Hemmings]

Capítulo 9: Dos caras de la misma moneda

Luke detuvo su coche delante de una casa bastante grande, era algo más pequeña que la de mis tíos, pero definitivamente mucho más moderna.

Cuando entramos, me fijé en que había una señora de unos 60 y tantos años sentada en el sofá de la sala de estar.

- ¡Luke! Que pronto has llegado hoy – dijo la señora.

- Sí lo sé, pero todo es por culpa de esta pesada.

- ¡Oye! – me quejé.

- No te pongas así, sabes que es verdad, eres muy pesada.

- Si a ser responsable le llamas ser pesada, entonces sí, lo soy.

- ¡Ja! ¡Lo has admitido!

- Eres imposible...

- ¡Luke! ¿Crees que esas son formas de tratar a tu novia? – dijo la señora.

- ¿Novia? – dijimos Luke y yo a la vez

- Ella no es mi novia.

- Jamás saldría con alguien como él.

- Ah... ya veo – dijo la señora con una ligera sonrisa – ¿No vas a presentarnos?

- Claro, claro. Sofía, ella es Elisa, mi madrina. Elisa, esta es Sofía, la histérica.

- Ya tuvo que salir con lo de que soy una histérica... - dije dándole un golpe en el brazo a Luke – Encantada de conocerla Elisa.

- Es un placer, tesoro.

- Bueno, ¿subimos a mi habitación para hacer el trabajo?

- ¿Cómo que a tu habitación jovencito? De eso nada. Baja lo que necesitéis a la sala de estar para que podáis hacer el trabajo bajo mi vigilancia.

- ¿En serio Elisa? – dijo Luke muy sorprendido.

- Sí, tienes 17 años, ¿recuerdas? – dijo Elisa. Luke resopló mientras rodaba los ojos.

- Claro que sí. Subo a por el ordenador y bajo enseguida – dijo Luke con una sonrisa falsa mientras subía las escaleras con rabia.

- No se preocupe, Luke y yo nunca haríamos nada que no fuese estudiar – le dije a Elisa.

- Oh cariño, que adorable eres – dijo Elisa.

- ¿Ah que se refiere?

- A que nunca digas nunca.

- Pero Luke y yo discutimos todo el rato, me saca de mis casillas, y sé que es su ahijado y que no debería decirle esto, pero a veces me apetece pegarle. – nada más decir esto, Elisa se empezó a reír.

- Sois iguales a como éramos mi marido y yo antes de empezar a salir formalmente – dijo riéndose.

- Ya pues... este caso es muy distinto.

- Si es lo que piensas... Pero bueno, no quiero incomodarte. Venga, deja tus cosas por aquí.

Entré con Elisa a la sala de estar, y dejé el bolso encima del sofá. Me fijé que encima de la mesa de la sala, había unas cuantas fotos antiguas.

- ¿Es usted esta mujer? – dije señalando la foto.

- Ay si, esta era yo con 20 años – dijo Elisa. Podía distinguir la añoranza que sentía de aquella época por el tono en que lo dijo.

- Pues le tengo que decir que era muy guapa.

- Gracias tesoro.

- ¿Ésta de aquí es usted también?