7.

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No hay nada que hacer y yo aquí recostada en la cama, son vacaciones y no hay nada de salidas en estos días.

Ha pasado una semana desde la boda en El Cairo y yo no puedo sacarme de la cabeza el cuerpo de aquella mujer sobre el mío, no podía quitar su sabor de mi boca. Me pregunto qué es lo que habrá hecho después de que me fui aquella noche, ¿habrá empezado y concluido su noche de bodas con mi tío? ¿O solamente se limitó a dormir de lo cansada que la dejé? Esas son dudas que no creo que puedan tener respuesta pronto.

—¡Pamela! Baja ahora, necesito que me ayudes con algunas cosas –grita mi madre.

—¡Ya bajo! –contesto no sin antes hacer un coraje porque no quiero ayudar.

Bajo las escaleras y un agradable aroma inunda mis fosas nasales; mi madre ha preparado un delicioso estofado, el cual es famoso en la familia porque es la especialidad de mi madre.

—¿Y ahora? ¿Por qué este delicioso manjar? –pregunto queriendo abrir el recipiente que lo contiene.

Mi madre golpea mi mano.

—¡Deja! Es para los invitados –dice un poco exaltada.

—¿Qué invitados? –pregunto algo enfadada por no saber nada y aparte porque estoy en estas fachas y acabo de enterarme que vendrá gente a casa.

—Justo llamaron tus tías y dicen que vendrán junto con tus primos y tíos –ah, eso– vendrán a las 6 de la tarde, así que quiero que me ayudes a poner la mesa y dar una pequeña limpiada a la casa, en esta semana que hemos estado fuera la casa cogió polvo que no se va fácil.

—¿Y qué recibo yo a cambio? –pregunto enojada, no quiero limpiar. Solo quiero comer y ya.

—Pongámoslo así, no habrá estofado si no me ayudas –dice en un tono altanero mientras levanta una ceja.

—De acuerdo –digo sin más remedio.

—Lo juro, podía escuchar su voz de decepción –decía mi tía Conny a todas las tías y mi madre en la mesa, mientras yo veía un estúpido programa en la televisión con mis primos pequeños —comprendo que estaba cansada por tanto revuelo y todo lo que conlleva una boda, pero era su noche de bodas, después de todo.

Al escuchar eso, supe inmediatamente de quién se trataba, me levanté del sillón e hice como si fuera por un vaso de agua. Obviamente lo único que quería era escuchar lo que estaban hablando.

—No puedo creerlo, se supone que es una noche muy esperada, y aquí entre nosotras– dice mi tía Rachel —   Jorge me dijo que no habían tenido nada que ver todavía, que el quiso respetarla hasta el día de su boda, ya que ella así lo prefería, porque quería llegar pura con su amor verdadero.

Una pequeña risa burlona salió de mi boca provocando que escupiera el agua que tenía dentro.
Todas voltearon hacia mí.

—¿Qué hay de gracioso en eso Pamela? –me pregunta mi madre avergonzada y con cierto enojo.

–Nada, es solo que...ya nadie piensa de esa manera, es todo –fue lo único que se me ocurrió en ese momento.

Si supiera como es de puta esa mujer, y lo que sucedió esa noche.

—Yo no sé, pero creo que algo así es para empezar mal, aunque nuestro hermano haya decidido no hacer escándalo, a fin de cuentas él quería estar con ella, ya había esperado suficiente –decía mi tía conny.

—Espero y te equivoques –contradecía mi madre.

Okay, suficientes estupideces por hoy, no quiero escuchar todas esas ingenuidades sabiendo que no es precisamente por la boda por lo que Nefret estaba cansada. De seguir escuchando esas cosas hubiera sido capaz de soltarles la verdad, y eso no es algo que me venga muy bien que digamos. Aunque admito que me enferma de felicidad y ego saber que la dejé saciada y que no quiso acostarse con nadie después de mi, porque ¡carajo! Sé que me quería en su cama otra vez. Que no quería a nadie que no fuera yo.

Atrapada en una NinfómanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora