13.

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Vestida de la manera más sexy que nunca, decidí emprender el camino hacia la casa de Kendall, la cual por cierto, era grande y hermosa. 

Cuando llegué ya había gente afuera en el jardín bebiendo, entonces bajé del coche y me dirigí a todos ellos. Todos estaban en sus rollos, hasta el momento en que fui a abrazar a Alyna por su cumpleaños y al estirarme se dejaron ver la mitad de mis nalgas, pues se levantó mi pequeño vestido rojo de vuelo. Me entró una satisfacción enorme al ver que a todos se les paraba al imaginarme encima de ellos.

Pequeños gustos que puedo darme. 

Le dejé el regalo, me agradeció y me invitó a pasar. 

Entré a la sala y vi a unas amigas, junto con Kendall, nos saludamos y me quedé platicando muy a gusto con ellas sobre los vestidos de unas, los novios que otras tenían y chismes que como en toda vida universitaria corren. 

De pronto yo me distraía con hombres muy calientes a los que sorprendía viéndome las piernas y la verdad es que por supuesto que no me importaría darles gusto, sólo que mi objetivo era Gillian y no podía distraerme. Así que no pensaba en eso, incluso aunque tuviera todas las bragas mojadas por imaginarme sus miembros dentro de mí.

-

No puedo negar que la plática estaba súper buena, yo estaba muy adentrada en ella hasta que de pronto escuché cierto alboroto en el jardín. Me desconcertó  un poco, hasta que alguien entró por el umbral de la puerta hacia la sala, y ya lo entendía ¡era mi novio (que aún no sabía, pero muy pronto sería) Gillian! Inmediatamente mi cara se transformó a la Pamela estúpida enamorada. 

Él entraba sonriendo y saludando a todos hasta que llegó a donde estábamos nosotras, obviamente fue a saludar a su prima, y ella nos presentó.

-Hola chicas -nos dijo con su sonrisa de siempre, esa que mataba a todas las chicas de la universidad.

-Hola -dijimos todas al unísono, pero yo lo dije como mensa.

Kendall nos presentó, no a todas, ya que unas eran amigas tanto de ella como de Gillian, así que cuando me presentó y él me miró sentí como el corazón se me fue hasta los pies.

-Ey, hola, nos hemos cruzado en los pasillos, ¿cierto? -me dijo sin quitar su bendita sonrisa.

¿QUÉEEEEEEEEEE? ¿Gillian me recordaba? No eso era demasiado, y yo no podía con tanto aunque tal vez parezca estúpido.

-Sí, es verdad. -le dije sonriendo pero como idiota, claro.

Él sólo asintió riendo, y volteó de nuevo con su prima, luego dijo:

-Bueno chicas, las dejo que mis amigos me esperan. Un gusto.

Y luego se fue a con los chicos.

Mi cabeza iba a explotar, seguro. Desde ese momento no podía dejar de soltar sonrisitas involuntarias durante la plática.

-¿Qué pasa contigo? -dijo sonriendo Kendall - llevas así un buen rato, dinos en qué piensas.

Me puse roja y nerviosa, algo definitivamente poco usual en mí.

-¿Enserio? -le resté importancia- no lo sé, tal vez sea el alcohol -solté.

Me miraban incrédulas y con esa sonrisa y mirada de sí claro, pero no insistieron más.


Aproximadamente dos horas más tarde, la música empezó a hacer efecto en todos, y todos bailaban en las luces. Yo por mientras estaba tomando un poco de vodka en la mesa.

-Hola -escuché de lado mío.

¿Qué? Gillian me había hablado: A MÍ. Demasiado bello para ser verdad, mucho para una sola noche.

-Ho-hola -dije. Sonrió.

-Pamela, ¿verdad?

-Sí -y encima se acordaba de mi nombre, aunque haya sido que se lo hayan dicho hace un par de horas para mí resultaba demasiado que no lo haya tomado tan a la ligera y lo recordara.

-¿Por qué no bailas? Todos están muy divertidos- me preguntó curioso.

-¿Por qué no lo haces tú tampoco? -Soltó una risa.

-Ya, entiendo. -Volvió a reír - Estoy un poco cansado, la verdad es que he estado entrenando demasiado, porque como ya sabrás se vienen los partidos de final de temporada, y como quarterback debo estar muy preparado.

-¿Más? Pero sí ya eres lo suficientemente bueno como para ganar -NOOOO! ¿Cómo pude decir eso? ¡Qué vergüenza! 

Sonrió y agachando la cabeza.

-¿Eso crees?

-Sí, bueno, me refiero a que el equipo es muy bueno, y todos saben que nuestra universidad siempre está en los primeros lugares -aclaré la garganta- y pues no creo que deban de presionarse tanto, dije sin verlo.

-Bueno, pues gracias -rió- Entonces, ¿tú que haces? ¿Por qué no entras al grupo de porristas? Tienes el perfil, creo que podrías encajar.

-¡Oh no! No es mi estilo, no es algo que me interese -dije rápidamente moviendo la cabeza en forma de no.

Soltó una carcajada.

-Sí, supongo que tienes razón. Las chicas de ahí son todas unas superficiales, y salen con un nuevo chico cada día. Nada respetables, no creo que tengas el perfil después de todo, lo siento- dijo con cara de un poco avergonzado.

De acuerdo, eso me cayó como balde de agua fría. Por primera vez me sentía culpable sobre mi adicción a...bueno, ya saben. 

-Ajá...sí, digo, bueno tampoco creo que sean tan malas -dije volteando a otro lado incómoda y sin saber que decir.

-¿Sabes? Me caes bien Pamela -me dijo sincero sonriéndome.

ALGUIEN PELLÍZQUEME, POR FAVOR.

-¿En verdad? Digo, tú también. -le dije nerviosa.

-Claro, ¿por qué te diría mentiras? -dijo frunciendo el ceño pero riendo.

-No, no, por nada pero...bueno...

-Pame -llegó Melissa, la chica con la que había venido -creo que deberíamos irnos, la verdad es que estoy empezando a sentirme un poco mal.

-¿Qué te pasa? -le pregunté un poco asustada.

-Nada, es sólo que tengo un mareo constante, necesito descansar, ¿podemos irnos por favor?

-Claro, no te preocupes, vámonos. Gillian, lo siento debo irme -le dije con cara preocupada.

-Sí, sí tu no te preocupes, lleva a tu amiga a su casa, eso es más importante -tan lindo como siempre - Nos vemos luego en los pasillos..Pamela. -y me sonrió.

¡CLARO MI AMOR!

Sólo sonreí y asentí, y lo dejé atrás para dirigirme al auto junto con Melissa. 

Mi primer encuentro oficial con Gillian. Fue extraño, pero estando a su lado no sentía deseo, sino una especie de calma que hasta ahora no había sentido.

¡Qué raro! ¿No?


Atrapada en una NinfómanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora