14.

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Toda esa semana fue de exámenes parciales y yo estaba muy ocupada, ya que, bueno, no soy una de las personas más listas e inteligentes de este planeta. Aunque, a decir verdad, no era eso lo que me preocupaba, sino que no podía toparme a Gillian y si lo veía era de lejos y ocupado hablando con sus amigos, porque él, bueno, no es el típico chico líder del equipo que es estúpido y patán; al contrario, mantiene un muy buen promedio y es súper lindo.

—Creo que deberías prestar más atención a lo que estás escribiendo -dijo Melissa.

Volteé a verla con confusión y el ceño fruncido.

—Tu nombre -dijo riendo— lo escribiste en el espacio donde va el nombre de la materia, ¿ves? -me pregunta apuntando la hoja de papel.

—Sí, ya veo -contesté sin apenas contestar, como si no me importara —¿sabes?, no me estoy sintiendo con ánimos de terminar esta cosa, iré a tomar un poco de aire fresco -tomé mis libros y mi mochila y salí a pasear por la plaza trasera, por donde las canchas.

Me senté en las gradas pero sin pensar en algo en realidad, sólo estaba allí, sentada; mirando fijamente al de mantenimiento que hacía su trabajo en las canchas y el campo de fútbol. 

Pasaba por mi mente que tenía mucho que estudiar, que Adrián por fin parecía que me había dejado en paz, y sobre todo pensaba en Gillian y me preocupaba pensar en que sólo me haya hablado ese día, y no fuera a recordarme. 

¿Notan algo extraño? ¡Exacto! No estaba pensando en sexo, y es que era eso lo raro, Gillian no me provocaba pensamientos obscenos, ya no más, como si desde ese día me hubiese borrado todo mal pensamiento con su actitud y sus palabras. Obvio el deseo que sentía por el no se había apagado del todo, sino que no era sólo deseo lo que sentía por él, era... otra cosa, pero aún era muy pronto para saberlo a ciencia cierta.

Atrapada en una NinfómanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora