Atrapada en una Ninfómana

10.

Han pasado dos meses desde ese incidente, pero por más que pensaba no podía encontrar una solución que no causara consecuencias fuertes.

Creo que estaba frita.

Por fortuna el imbécil esposo de mi prima estaba haciéndolo todo con cuidado y nadie había notado nada más que nuevas sonrisas constantes en su cara, pero eso no parecía algo anormal.

Con la cabeza echa un nudo, comía en la cafetería picando el plato en un trozo de sandía y luego en un trozo de melón, sin prestar realmente atención a lo que estaba haciendo.

De pronto entró una llamada a mi celular, la cual hizo que me despertara de mi ensoñación, aunque me hubiese gustado quedarme en ella por un tiempo más después de darme cuenta quien era. Era la cuarta vez que me hablaba en el día.

—Hola Adrián.
—Hola amorcito, ¿cómo amanecieron esas tetitas ricas el día de hoy?
—Bien.
—Te he estado hablado durante toda la mañana, ¿estás bien?
—Estoy bien, pero necesitamos vernos.

Suelta una carcajada.

—Estoy en el trabajo ahorita amor, pero, estoy dispuesto a salirme por ir a probar otra vez ese culo riquísimo que desde aquella noche sueño con coger otra vez. ¿También extrañas mi polla verdad?

—Adrián, necesitamos hablar de algo importante.

—¡Oh! Voy a ser papá –JODER, NO LO VUELVAS A DECIR - tendremos un hijo. Seré papá otra vez.

—No, no es eso. Ya cállate. Te espero en la universidad.

—Claro ricura, llegó por ti en 40 minutos.

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43 minutos después.

Se aproxima una camioneta y baja los vidrios.

—Hola guapa -me dice el esposo de mi prima.

—Hola - le digo y me subo a la camioneta.

Se acerca y me besa en el muslo.

—¿A qué hotel nos dirigimos preciosa?

Le lancé una mirada asesina.

Por más que no quisiera aceptarlo, no podíamos tratar un asunto tan delicado en un centro comercial o en un parque así que, por más estúpido que parezca, accedí. 

—Al Grand City -me limité a decir.

—Al Grand City será -dijo él.

Prendí la música y no hablamos durante todo el trayecto.