11.

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Llegamos al hotel, él pidió la habitación, pero yo no hablaba, sólo lo seguía.

Entramos al cuarto, y él se sentó en la cama.

—¿Y bien amor? ¿Que posición quieres hacer primero?

—¿Y bien amor? ¿Que posición quieres hacer primero?

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— Adrián, cállate, esto es serio.

—Okay, ya perdón, te escucho, amor. -Juro que se me revolvía el estómago cada vez que me decía ''amor'', pero por fin se había puesto serio y estaba dispuesto a escucharme.

—Okay. Entonces, estamos aquí para hablar sobre esto extraño que está pasando entre nosotros.

—¿Extraño? ¿De qué hablas? - me preguntó desconcertado.

— Ya déjame hablar, maldita sea.

Pasó un momento y decidí hablar de nuevo.

—Sí, extraño. Extraño porque yo no te quiero, ni siquiera me gustas, me metí contigo sólo porque tenía ganas de jugar contigo, de humillarte en mis juegos, pero nada más. Ni siquiera me gustas, y no quiero alejarte de mi prima, porque tu creas que yo te quiero conmigo, porque no es así. Si tu algún día quieres separarte de ella, pues hazlo, pero no seré yo su reemplazo. ¡Olvídalo!

—¿Estás jugando verdad? Ay amor, que cosas dices.

—¡Por un carajo, deja de decirme así! No soy tu amor, nunca lo fui ni lo seré, te aborrezco, no me gustas, me das asco y me asfixias. No quiero nada contigo, ya no quiero seguir haciéndote el favorcito sólo porque te comportas como un imbécil al cuál le tengo lástima - decir esto, créanlo o no, me hizo sentir una perra, pero debía decirlo así, para que al menos hubiera más probabilidad de que funcionara, aparte, recuerden lo que pasó la última vez que le dije algo para no herirlo, casi me secuestra y me lleva a vivir con él — Esto parará aquí, y no habrá manera de que cambie de decisión.

Vi lágrimas en sus ojos, pero había enojo y tristeza en ellos. Se levantó de la cama y me miraba.

— Pamela, tú no me puedes hacer esto. Estás confundida solamente, lo que no quieres es sentirte culpable por que yo deje a tu prima, pero descuida, tú no tienes la culpa, yo no la amo - y se limpiaba las lágrimas. —Por favor, no me dejes - me rogaba.

—Adrián, lo siento, pero todo lo que te dije es verdad, yo no quiero nada contigo, y más te vale que entiendas, porque algo entre tu y yo nunca pasará.

—No puedo creer que me hayas hecho esto -lloraba mientras se volvía a sentar en la cama con la cabeza gacha — Yo te amo.

—Lo siento, pero esto no puede ser -le dije.

—Entonces, ¿este es el fin?

—La verdad es que nunca hubo un principio en realidad, esto es así.

—Entiendo -dijo sin levantar la mirada — Sólo, ¿puedo pedirte un último favor?

Suspiré.

— Claro -le dije sin muchas ganas.

— Déjame tenerte una última vez.

— Imposible -le dije decidida.

— Por favor, o no voy a dejarte ir.

Debía hacerlo, era dejar que me follara una última vez o que me estuviera acosando todo el maldito tiempo, así que tuve que acceder.

— Está bien, pero que quede claro que es la última vez. ¿Entendido?

Asintió.

Me desnudé y me acosté en la cama, él hizo lo mismo y me tomó de la cintura.

—Lo disfrutaré muchísimo -me dijo con lágrimas en los ojos.

Me miró por completo, se subió arriba de mi y me dejó inhabilitada de los brazos, pues el los sostenía con sus manos.

Me miró por completo, se subió arriba de mi y me dejó inhabilitada de los brazos, pues el los sostenía con sus manos

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Me lamía el cuello y los senos, los mordía y devoraba mis senos de una manera desesperada. Cuando hubo acabado de besarme, agarró su pene y me penetró la boca. Yo se la chupaba y el gemía mucho, la metía y la sacaba como un loco.

Me soltó los brazos y me tomó de las caderas para meterme su pequeño pene, entraba y salía con mucha facilidad y gemía y gritaba como una bestia.

Me volteó para darme de perrito, y me nalgueaba y me masajeaba las nalgas, me lamía la espalda y me jalaba el cabello. Sacaba su pene y me lamía la vagina, entonces volvía a introducirlo, hasta que se vino dentro de mí, otra vez.


Se quedó recostado, aún desnudo, viendo hacia el techo, mientras yo me paré y fui a cambiarme.

—Así termina entonces - le dije mientras el seguía llorando viendo hacia el techo — Adiós, te veré luego como si nada hubiera pasado.

—Adiós -me dijo indiferente en la misma posición de antes.

Agarré mi bolsa y crucé el umbral de la puerta dejándolo atrás.

Por fin este martirio ha terminado.

Atrapada en una NinfómanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora