.-Veintisiete de Febrero del 2004, viernes-
Desperté a las cinco de la mañana, Hice rápidamente mis aseos y Silvia despertó unos minutos después que yo. Desayunamos y nos vestimos rápidamente. Me puse la misma remera y una falda, eran más cómodas para viajar.
Como ayer, subimos al tren.
Con Silvia hablamos y me sorprendió ver, lo que vi.Ahí estaba el chico de los ojos cafés.
Si, estaba sentado exactamente enfrente de donde estábamos Silvia y yo, no pude evitar sentir un vacío en mi interior, no pude evitar sentir cosquillas en la panza, no pude evitar sentir sentirme una estúpida.
Es más, actuaba como una. Tomé asiento, y lo miré lo más disimuladamente posible, estaba escribiendo en una pequeña libreta color marrón claro, que tenía como un broche para cerrarla. Se parecía a un diario... Pero, ¿Qué hacía el ahí? ¿Qué hacía en el mismo tren que viajaba yo?Desvié mi mirada ya que me sentía como una completa idiota. Una chica fea, estúpida, que no tenía ni el coraje de preguntarle: Oh, ¿Cuál es tu nombre? Para guardarlo en mi memoria para siempre, pero era una cobarde, creo que si lo hago, se asustaría.
Tenía la falda más bonita, mi mejor remera y el pelo lo tenía recogido. Me lo desaté, para que no viera las imperfecciones de mi cara... Me lo peiné un poco, estaba demasiado nerviosa.
Como no se iba a fijar en mí, me despreocupé por mi apariencia y busqué mis auriculares, intentando evitar mirar a ese chico que me tenía loca. Sentí una mirada clavada en mí, por lo tanto alcé la vista y...
Él, me estaba mirando.
Nuestras miradas se encontraron y se conectaron en sólo unos minutos. Lanzó un suspiro, ahí fui consciente de la situación y me sonrojé a más no poder, y cerré mis ojos, el mismo error otra vez.
Los abrí para verlo, algo así como de reojo, tenía la vista desviada, miraba hacia el suelo y se sobaba la cabeza.
Respiré, me sentía tan frágil, sentía que estaba temblando, me sentía en un mal estado que no podía explicar con ciertas palabras. Yo lo miraba, y cuando él me miraba me hacía la desentendida y así sucesivamente. ¿Qué mierda era lo que pasaba?Porque, ¿Porque sentía esas cosas inexplicables? Eran sólo, miradas, simplemente eso. No tenía sueño después de ese pequeño momento hablé con Silvia un largo rato, sentía que el miraba, nos miraba a ambas. Lo miré, mientras escuchaba la vos de Silvia, me vio y rápidamente sacó su diario, haciéndose el que no me había visto. Me sentí completamente una estúpida, era obvio que no lo había hecho. Sólo estaba perseguida, a quien más iba a mirar, si era yo a quien tenía enfrente... Miré a Silvia desconcertada.
–¿Acaso estas escuchándome? –Preguntó con cierto enojo –Deja de distraerte tonta... Deja de mirarlo –Susurró–
Volteé a verlo, y vi que tenía levantada la vista, mirándome. Y lo miré... Tenía una sonrisa, la que había visto ese mismo día que lo conocí... No pude evitar sonrojarme y mirar a Silvia.
–Lo siento –Susurró con una sonrisa–
–Está bien cariño –Sonreí cálidamente–Seguí escuchando a Silvia, con todos sus delirios y esas cosas. Al rato, me puse a escribir en mi diario.
"El que nuestras miradas se crucen, me puso los pelos de punta. Fue una experiencia increíble. Y volver a ver sus ojos cafés, era como la luz que iluminaba mi mundo.
Creo que podría matar por esos ojos. Y su sonrisa tan blanca, la que parecía pequeñas perlas en un profundo océano. Bueno, no era la mejor poeta, pero sentía que desde lo profundo del corazón me salían los pensamientos, me salían las palabras podría expresar todo.
Creo que fueron los 10 segundos más hermosos de mi vida.
Aun así, los sentimientos que había en ellas eran completamente inexplicables, tenía, algo especial, algo que ni todas las palabras del mundo podrían explicarlo. Una magia, una sensación increíble recorría por mi cuerpo cuando lo miraba.
Sentía que éramos sólo nosotros dos, no había nadie más, y ahora, puedo decir, que tenía la esperanza de verlo en mi próximo viaje. Pero si no te vuelvo a ver, chico morocho claro de ojos cafés y tierna sonrisa...Quiero que sepas cuanto te quiero, y que no te olvidaré."
Terminé de escribir y guardé el diario. Ahora sí, sentía que podía dormir en paz.

ESTÁS LEYENDO
El Tren de los Silencios #InsideAwards2017
Teen FictionFlorencia Hernández, una chica de unos 22 años, viaja en un tren para volver a su lugar natal. En ese tren, irá escribiendo un diario sobre lo que va pasando, en el cual, irá apareciendo la historia del amor de su vida, quien conoció allí, y que sin...