Desfasadas en el tiempo, así viven ellas, ambas ubicadas en distancias erradas, a veces la primavera es gris en donde una acostumbra a observar colores claros, otras veces la primavera tiene todos sus colores en donde la otra no ve mas que un gris monocromático; a veces sonríen porque tienen que hacerlo, otras veces lo hacen porque el chiste de sus vidas llega a extremos; a veces tan solo... respiran.
Una se pregunta si quizá sería diferente estando juntas, quizá la soledad no sepa tan insípida si la otra rellena los recovecos vacíos, pero quizá no tiene que ser así, quizá la magia de sus mundos disfuncionales solo funcione estando como están: grises, rotas, desfasadas en el tiempo.
No buscan respuestas porque conocen la verdad de sus días, no buscan cuestiones porque cada minuto es un: ¿por qué existo?. Y no se trata de típicos cuestionamientos de existencialismo, con ellas no hay ignorancia, ellas son estudiantes de una patética vida, de sus errores cansinos, y de sus culpas propias, son responsables de sus decisiones y lo saben, son responsables de las consecuencias y lo saben, ellas no creen que el mundo está en contra de ellas, ellas creen que el mundo simplemente no es para ellas.
Quizá sea la época, quizá nacieron para poesía y no para ciencia; quizá sean las palabras, quizá existen para letras y no para números; quizá sea la esencia, quizá vivan solo para conocerse, compartir soledades y respirar.
Porque así son ellas, tan disfuncionales, tan erradas, tan monocromáticas.
