Porque sus arterias contienen sangre negra y sus venas contienen vida muerta, las magulladuras de su piel multicolor se desdibujan con mosaicos de horror, es vida después de todo, una vida muerta ¿ilógico tal vez? ella ni siquiera quiere saberlo, ¿para qué? una mente con números, letras, lienzos, garabatos, gritos y susurros, también puede desvariar, ni que fuese el fin del mundo ¿quizá solo dará algo de qué hablar? la carne se pudre, es un hecho universal, la mente se enzarza, es simple, simple y nada más.
Inteligentes con letreros en la frente y pobres miserables con hormigueros regados en la periferia.
Sistemas, sistemas, cuanto aman sus sistemas.
Y son obviedades...
Obviedades, el mundo se entreteje en obviedades, una vez alguien le dijo "soy simple para la vida, soy simple para todo" ¿entonces qué? no sabe si sea más triste esa realidad de sentirse menos, o la obviedad de esa verdad, la verdad de los inicios, los tiempos medios y el final, el sístole no es suficiente para darle intensidad al compás de un corazón, el diástole no libera arritmias, ni un son ni ton, ¿es qué quieren qué uno vomite arcoiris hasta por los huesos? se entienda o no, ella susurra que sabrá comprenderlo quien tenga que comprenderlo, y quien no lo haga —bueno— las aceras continúan sucias, empolvadas y esperando pasos distraídos, ella piensa que no importa si continúan con su somnolencia en la vida, que al fin y al cabo, uno ni siquiera está mejor ¿qué más da? la realidad desvaída e hilvanada con cordones raídos, no es más que eso: una simple y patética realidad.