London Adventures - Fanfic Harry Styles (& One Direction) Versión en Castellano

CAPÍTULO 12 - De vuelta a la realidad

- ¿Y este? - dije señalando otro tatuaje más.

- La G es de Gemma, mi hermana, y al otro lado tengo la A, de Anne, mi madre - contestó, y se rió.

- ¿De qué te ríes? - le dije.

- De ti. Eres única, de verdad - contestó, y volvió a reír.

- ¿Pero por qué? - volví a preguntar, sonrojada por su comentario.

- Me desnudas fogosamente para preguntarme qué significan mis tatuajes - dijo, y rió aún más fuerte.

- ¡Oh! ¡Pero qué mal pensado, señor Styles! ¿Qué pensabas que iba a hacer? - le pregunté, jugetona.

- Pues...no sé...lo que habría hecho cualquier otra chica en esta situación... - contestó, bajando la cabeza algo avergonzado.

- Yo no soy cualquier chica - le contesté.

- Lo sé - dijo, poniéndose serio de repente.

Se levantó y me cogió de la mano. Aún caían gotitas, pero ya no llovía ni mucho menos lo mismo que hacía un rato. Recogimos las mantas y nos dirigimos a la furgoneta.

Al entrar tuvimos que esquivar un mar de extremidades enredadas. Estaban todos tirados de cualquier manera, durmiendo plácidamente y alguno hasta roncando. Nos habían dejado un espacio. Un espacio realmente pequeño. Aunque claro, teniendo en cuenta el tamaño de la furgoneta...era lo que había, y gracias.

Nos acurrucamos juntitos, apretaditos (esto...porque había poco espacio, claro). Harry había dejado la camisa en el fregadero del coche, porque estaba empapada, y sucia de haberla dejado en el suelo fangoso. Yo tampoco es que estuviera precisamente seca, pero a él le dio igual. Y si no le dio igual no dijo nada. Me abracé a él y me dormí en seguida. Casi no me enteré cuando me dio un beso de buenas noches. Pero ¿quién se perdería un goodnight kiss de Harry Styles? Yo no.

Cuando me desperté era temprano. Muy temprano. De hecho estaba saliendo el sol. Pero me estaba clavando el pie de alguien en la espalda, y no podía dormir más con ese calor insoportable y ese olor a...humanidad.

Miré a Harry. Estaba guapísimo. Nunca entenderé por qué las chicas por la mañana parecemos cavernícolas y los chicos parecen sacados de un anuncio de calzoncillos de Calvin Klein. Sonreí inconscientemente. No me creía que ese chico estuviera durmiendo junto a mí, y aún me abrazaba. Era demasiado irreal.

Me hubiera gustado quedarme ahí mirándolo todo el día, pero de verdad que ese pie en la espalda me estaba matando. Me incorporé todo lo que pude, quité el brazo de Harry de mi cadera lentamente para no despertarlo y seguí el pie hasta su dueño. Era Louis, que dormía espatarrado, ocupando mucho espacio, y la pobre Bianca estaba arrinconada, hecha una bolita. Pero tenían la mano enlazada, y eso me hizo sonreír. ¡Qué monos!

A su lado estaban Zayn y Liam. Zayn tenía un brazo por encima de Liam, que estaba boca arriba, así como abrazándolo. Ahogué una risa. No quería despertarles. Ojalá supiera dónde estaba mi móvil para hacerles una foto.

Junto a Liam estaba Niall, que dormía con Irina en posición de cucharita. Otra parejita monosa.

Como pude llegué a la puerta y antes de salir cogí la bolsa de la comida, que era la única que no había sido usada de almohada. ¡AIRE FRESCO! Esa furgo iba a necesitar claramente un ambientador de esos de pino. Miré al cielo. Los nubarrones ya no estaban, y el sol se asomaba por el horizonte, dejando paso a un cielo azul impecable. Me estiré bien para desencarcarar los músculos y fui a inspeccionar las maderas de lo que había sido la hoguera la noche anterior.

Como era de esperar estaban húmedas, así que eso no iba a prender ni con gasolina, y tenía hambre. Pensé. ¿Con qué podría hacer el desayuno? Abrí la bolsa y revolví todo lo que había en ella. Manzanas, Plátanos, Kiwis, una pera y...¿medio melocotón? ¡Puaj! ¿Quién había puesto eso ahí? Estaba todo pringoso. Lo envolví con un papel y lo dejé por ahí para tirarlo luego. Con lo que había de fruta me daba para una macedonia abundante (aunque algo sosa) y todavía quedaba pan y cosas para untarle, así que me puse a pelar y cortar fruta y meterla dentro de la olla vieja de Louis. En poco rato tenía ya poco más de media olla llena, lo revolví y ¡listo! Me disponía a meterme en la boca la primera cucharada de macedonia cuando una voz grave me sorprendió por detrás.