CAPÍTULO 8 - Padres

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Tres cuartos de hora más tarde y el álbum entero de Ed Sheeran llegué a casa. Nada más entré por la puerta e Irina me dio una escoba.

- ¿Qué haces, tía? ¿Qué pasa? ¿Cual es la emergencia? ¿Por qué me das la escoba? - pregunté mientras ella se movía arriba y abajo de la casa moviendo cosas.

- Tres palabras: vienen. mis. padres - dijo pausando por un segundo. Y volvió a lo que estaba haciendo: limpiar la cocina. 

- ¿QUÉ? - pregunté - ¿Cuánto tardan? ¿Por qué vienen? ¿A qué vienen? 

- Ahora les debe faltar poco más de media hora - dijo mirándose el reloj nerviosamente - vienen a verme, visita sorpresa. Me han llamado desde el aeropuerto. Han ido a dejar las maletas al hotel y vienen para acá. Y deja de hacer preguntas y ponte a limpiar. Bianca está haciendo el baño.

- Dios mío, no nos va a dar tiempo - respondí, y me miró con una zeja alzada - vale, vale. Ya me pongo a ello.

 La madre de Irina era muy estricta con el orden y con la limpieza. Si se enteraba de que su hija vivía en una pocilga se la llevarían a rastras de vuelta a casa. Sí, era muy exagerado. Cuando hablaba con sus padres por Skype una vez a la semana teníamos que limpiar exhaustivamente, porque ella se empeñaba en ver que todo estaba en orden. Según Irina esta era la única regla que le había puesto para venir a vivir fuera: que fuera ordenada y limpia, y sus compañeras también. A mis padres, personalmente eso les daba igual, ahora vivía en mi própia casa, y su lema era “ya te apañarás”. Y a los de Bianca más de lo mismo. Pero tampoco nos quejábamos demasiado, porque eso nos obligaba a mantener la casa presentable.

 Me quité la chaqueta y el bolso y los colgué en el perchero de la entrada, me arremangué la camiseta y me puse manos a la obra. Bianca acabó con los baños y nos ayudó con el salón, que no era para nada grande, pero tenía una de mierda que no era normal. A ver, no es que seamos unas cerdas, pero tampoco somos de esas personas que se quitan los zapatos al entrar en casa...o de las que no dejan latas en la mesilla de la televisión...

 Cuando habíamos dejado el salón más limpio que nunca, Bianca y yo nos sentamos en el sofá para descansar.

 - ¿Qué hacéis? ¿Y vuestras habitaciones? Venga, ¡a limpiarlas! - dijo Irina con los brazos cruzados.

- ¡Sí, hombre! Mi habitación está como a mí me da la gana - replicó Bianca.

- No me repliques y limpia tu habitación, que está hecha un asco - le contestó la otra. 

- ¿Cuándo te has convertido en tu madre, Irina? - le dije medio riendo. 

 Y justo como si la hubiésemos invocado, sonó el timbre. Irina nos miró con miedo, nerviosismo y estrés, se alisó el vestido, se recogió el pelo en una coleta y fue a abrir la puerta. Dos sonrisas equivalentes a las del gato de Chesire aparecieron, seguidas de sus padres. 

 - ¡Hola, cariñoooooo! ¡Te hemos echado muchísimo de menos! - dijo su padre primero, a la vez que la abrazaba.

- ¡Hola, mi amor! Dios mío, ¡estás preciosa! Ven aquí - siguió su madre, uniéndose al abrazo. 

- ¡Papá, mamá! ¡Qué bien que estéis aquí! Ha sido una sorpresa muy agradable - dijo ella. Mentirosa.

 Ella les hizo pasar y se sentaron en el sofá después de habernos saludado a Bianca y a mí. Su padre no tanto, pero su madre había estado escaneando mentalmente todo el salón “disimuladamente” desde que había entrado por la puerta. Por un momento pensé que iba a decir algo, pero no lo hizo, y suspiré de alivio interiormente. Seguramente las otras dos también lo hicieron. 

London Adventures - Fanfic Harry Styles (& One Direction) Versión en CastellanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora