- Tíckets, por favor - dijo la azafata de la puerta de embarque, con mala hostia.
Le entregué el papel, que ya tenía el borde un poco arrugado de sostenerlo tan fuerte los últimos minutos antes de que dieran el último aviso para embarcar. Al devolvérmelo me miró con asco, y estuve a punto de preguntarle si había probado a desayunar All-Bran, pero me di cuenta que es la cara que les ponía a todos los pasajeros, así que hice caso omiso y me reuní con mis amigas, que ya estaban en el puente porque habían ido por la otra fila. Las miré y suspiré. Nos cogimos de las manos las tres, así en plan dramático, y causando enfado entre los pasajeros que venían detrás y no podían pasarnos porque ocupábamos todo el ancho del pasillo, anduvimos hacia la puerta del avión.
Encontrar los asientos no fue difícil, básicamente porque cinco buenorros que cantaban de maravilla nos habían comprado asientos en primera clase. Se les había ido la olla. Siempre me había sentido mal cuando alguien me pagaba algo, y esto ya era demasiado. Cinco nucas iban a recibir sus correspondientes collejas en unas...¡¿11 HORAS?! Bfff...la GLAMOUR que me había comprado en el dutty free no iba a dar para tanto.
Destorbando el paso de los pasajeros otra vez (la situación lo requería) nos paramos en medio del pasillo para flipar un rato con nuestros asientos.
- Vamos, si sólo le falta una cama - dije, pero entonces Irina se tumbó en el asiento, lo tiró para atrás, apretó un botón y salió un reposapies - oh - fue lo único que conseguí decir.
- ¡Esto es vida! - gritó Bianca desde un asiento contíguo a ese. Había cuatro al rededor de una mesita, realmente era impresionante.
Me senté en mi asiento, aún descolocada, y observé un hombre vestido de ejecutivo que estaba en clase turista y nos miraba como diciendo "¿por qué unas niñatas están en primera clase y yo estoy aquí entre estos dos chimpancés?". Porque el pobre estaba encogido entre dos hombretones que, pese a ser enormes, tenían pinta de no saber contar hasta diez sin dejarse algún número. En el momento en que coincidimos miradas aparté la mía y me concentré en mis amigas, aunque sentía aún sus ojos, juzgantes, puestos en mi.
- Tía, ¡que hay wi-fi! - dijo Bianca emocionadísima.
Le sonreí mientras sacaba mis auriculares del bolso. Necesitaba un momento de desconexión, porque iba a volverme loca en cualquier momento. Esto era demasiado, me iba a L.A. a ver a mi...¿qué era Harry para mi? ¿Y qué era yo para él? Como no había dormido por el nerviosismo y porque cada vez que cerraba los ojos me acordaba de algo que no había puesto en la maleta y me levantaba a ponerlo, me dormí en seguida. Hay que reconocer que el asiento también tuvo su mérito en ello.
Cuando desperté tenía mucho frío, y las otras dos dormían también espatarradas en sus respectivos asientos-cama. Cogí una mantita de debajo del asiento, me quité los auriculares, que se habían incrustado tanto en el interior de mi oreja que temía que no fueran a salir nunca más, y miré, primero por la ventanilla - era de noche - y luego a mi alrededor.
El hombre que antes me miraba ya no estaba, aunque su chaqueta y una manta revuelta indicaba que no se había ido muy lejos. ¿Aunque dónde iba a ir? Estábamos en un avión. Saqué la revista del bolso y leí un rato, pero cuando me la sabía ya de memoria necesitaba algo con qué llenar mi mente, o el nerviosismo volvía. ¿Dónde iríamos una vez en el aeropuerto? Los muy idiotas no nos habían cogido el teléfono desde que había llegado el ramo de flores con los billetes, y la carta que los acompañaba, después de explicar que eran su regalo de "fin de exámenes" para nosotras, acababa con un misterioso "Coged el avión y dejaros llevar". Todo esto me ponía extremamente de los nervios. Siempre he sido una persona que necesita tener el control sobre todo y asegurarse de que iba a ir bien y a mi gusto, pero desde que conocimos a los chicos, no había tenido el control de nada respecto a ellos. Me encantan las sorpresas, pero soy tremendamente impaciente, así que siempre intento por todos los medios averiguar de qué se tratan. No soy paciente para el suspense; incluso por navidades mi madre tenía que buscar siempre un escondite diferente para los regalos, porque en cuanto se acercaban las fiestas yo empezaba mi búsqueda del tesoro. Y los encontraba. Se ponía frenética. No saber absolutamente nada de nada me estaba matando.
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London Adventures - Fanfic Harry Styles (& One Direction) Versión en Castellano
De Todo¿Qué pasaría si pasases de ser una directioner normal y corriente a ser la novia de Harry Styles?