5. abuso

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¡Corre! - la figura ensangrentada de mi hermana, gritaba a mis espaldas, por más que quería ayudarla la oscuridad hacia que perdiera mi camino, solo era guiada por el sentimiento de miedo

- Las mujeres de nuestra familia nunca tienen un final feliz... por eso valora cada minuto de tu vida aria...-

Me pareció escuchar la voz de mi madre y me dirigí al lugar donde provenía, su voz salía de una puerta entre abierta, me fijé por la pequeña abertura y la vi siendo golpeada por mi padre.

::::.

-haaaa!!!- la peli negra se levantó asustada y empapada en lágrimas, sus pesadillas eran contantes desde que llego a la mansión, el motivo... ni ella lo conocía.

Estiro su mano a la mesa de noche para tomar el vaso con agua, pero no estaba. Suspiro cansado, desde su llegada muchas de las sirvientas tomaban sus cosas y las escondían, el motivo "su prometido" Yui le había explicado que Laito no era un santo como ella pensó, la manera amable en el que el la trataba era solo para aparentar frente a sus hermanos ya que cuando estaban en el instituto ni siquiera determinaba a la oji gris.

Tomo su bata y salió de la habitación rumbo a la cocina, sentía la garganta seca, por los pasillos miro hacia la ventana viendo el cielo nublado y las gotas caer delicadamente en las ventanas, recordó aquellos tiempos en que se escabullía con su hermana y jugaban bajo la lluvia, la sensación del fango bajo sus pies y las gotas sobre su rostro eran tan placentera... lastimosamente por más que deseara, nada le devolvería ese momento, una vez que pierdes algo no se te será devuelto, esas palabras le dijo su padre el día del entierro. Al llegar a la cocina tomo el vaso con agua y siguió admirando la lluvia, tan fría y a la vez cálida.

- ¿Aria? – del susto soltó el vaso, provocando que se hiciera añicos en el suelo- disculpa, te asuste...

- Kanato, no esperaba que alguien estuviese despierto, disculpa por baso...- el peli lila se acercó a ella y la miro atentamente, mientras le obsequiaba una psicópata sonrisa cosa que incomodaba a la chica. - sucede algo.

- Nada, mira teddy creo que incomodamos a aria- dijo haciéndose el ofendido

- Para nada- dijo ella mientras intentaba recoger los fragmentos de cristal en el suelo, pero fue detenida por las palabras del

- No lo hagas, los sirvientes lo limpiaran... por cierto porque estas despierta-

- Pesadillas...

- Teddy y yo tenemos la cura para las pesadillas verdad... desaparecer...-

Con cada paso que daba kanato la peli negra retrocedía dos, la distancia entre ellos se acortaba, aria sabía lo que él quería ya que la mirada sugestiva de kanato solo se dirigía a su pálido y descubierto cuello.

-kanato, para por favor-

-desde que llegaste, supe que serias una hermosa muñeca... como tu madre-

Entro en shock al escuchar esas palabras como sabia de su madre, tenia miedo y aumento el doble al sentir las frías manos su cuello quitándole lentamente la respiración, buscaba algo para quitárselo de encima pero no encontraba nada, lentamente se resignaba a su fin, pero...

-kanato

-he?... se suponía que estarías con Margot, verdad teddy- el peli lila hablaba, pero sin soltar a la chica, cosa que molestaba al castaño.

-la soltaras- negó- kanato-kun, quieres que teddy desaparezca de nuevo?

- tsk... ella seré mi muñeca, tarde o temprano- dijo eso antes de salir. El desinteresado prometido de la chica se le acercó y le tendió la mano para ayudarla a levantarse, cosa que ella rechazo, desconfiaba. Después de ver la cara de enojo del castaño tomo su mano para levantarse, sentía que una amenaza mayor acababa de iniciar

- te gusta meterte en líos, verdad- la chica lo miro desentendida, nada de eso había sido su culpa, solo había bajado por algo de beber y kanato la ataco- sabes, interrumpiste mi encuentro con marg-chan

- lo lamento- le respondió de malas ganas cosa que le causo gracia a Laito, no quería quedarse un segundo más con él y salió rumbo a su habitación donde se encerró sabía que eso no le ayudaría, pero le daba cierta seguridad.

su "seguridad" se fue al caño al sentir un contra peso al otro extremo de la cama, rogo por que no fuera kanato, per palideció al escuchar la lasciva risita de Laito. El acuerdo de su compromiso, era que no la podía tocar hasta el día de la boda, a la cual aún faltaban 2 semanas.

- Nee... aria... sabes quiero que me recompenses por salvarte la vida

- ¿Qué!? Yo no te pedí ayuda, ¡porque no vas y sigues con marg-ch!!!- no pudo continuar por un par de labios travieso, que se adentraron con maestría en su boca.

por un momento sintió paz, pero a la vez terror, Yui le había contado que Laito Sakamaki no era un santo, su manera de demostrar "amor" podía ser tan peligrosas ya que en varias ocasiones pudo ser violada por él. Al sentir la lengua de latió jugar con la suya vio la ocasión para zafarse... lo mordió...

- Nfu nfu jajajaja! ¡Ninguna mujer se había atrevido a esto! -la tomo de las manos aprisionándola arriba de su cabeza, y con su cuerpo la inmovilizo, se arrepintió de morderlo. - sabes... a partir de hoy serás mi presa favorita...- olfateo su cuello- no creo que me pueda contener...

Los labios de Laito pasaron por toda piel al descubierto mientras con una mano pasaba por debajo de su camisón rompiendo sus prendas íntimas tocando cada punto sensible, se sentía sucia, humillada, quería zafarse derramaba lágrimas, cosa que provocaba una gran sonrisa a su acompañante... quería morir, en ese instante. Obligada empezó a lamer aquel pedazo de carne que pedía por atención, de un empujón el castaño metió todo el miembro en la boca de la chica, para correrse dentro de ella.

- Te falta más practica aria-chan, pero vas por...

- Mátame... - hablo ella en lágrimas, se sentía muerta por dentro, sucia, humillada, ni con un baño se quitaría lo que paso hace unos minutos- por favor... matadme

- Lo lamento, pero eso nunca lo haré, ¡eres mi juguete favorito Aria-chan! Cuento los días para la boda- salió de la habitación dejando a la chica cubierta en lágrimas y en semen...

sabia que sus palabras eran mentira, pero que podría hacer solo esperar como su vida se apagaba lentamente, en las manos de aquella persona que debía "amar"

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