· Matame·

6. Salvacion

Miedo, asco, pavor era lo que sentía; la sensación de las sogas en sus muñecas y tobillos le traía horribles recuerdos. En esos momentos rogaba mil veces que hubiese sido Laito el que estuviera frente a ella en vez de esa banda de chicas y chicos con teléfonos apuntando hacia ella.

Se preguntarán como llego a ese lugar, como había terminado así. nuevamente el causante era su prometido Laito Sakamaki cuando anuncio, que aria Genyo sería su futura esposa frente a toda la escuela, causando molestia a las chicas con las cual él solía acostarse.

- Déjenme por favor- hablo dificultosamente, no quería llorar frente a esas personas

- Eso te enseñara a no meterte con nuestro hombre... perra- una chica muy voluptuosa se puso frente de ella con un cuchillo deslizándolo en su rostro- sabes si arruino esa hermosa carita o acabo contigo yo estaré para consolarlo- la pelinegra palideció, el rostro de la chica parresia no mentir, no dudaría en matarla

- ¡Ya basta por favor! - grito no quería morir así, de esa forma tan humillante

- Bitch-chan...- la ya conocida voz apareció atrás del grupo de gente, sin quitar su típico rostro se acercó a la peliverde, sin quitar el contacto visual con la oji gris, muchos chicos salieron corriendo, pero fueron detenidos por kanato y Ayato que se encontraban en las puertas impidiendo la salida y la entrada de cualquiera persona. - sabes bitch-chan- el tomo de la cintura pegando sus cuerpos acerco sus labios a la oreja- Aria-chan es de mi propiedad...- kanato y Ayato se adentraron en la habitación poniéndole seguro a la puerta- y me molesta que toquen lo que es mío, ella es mi prometida tu solo eres una simple ramera, que no es buena ni para un polvo.

- Lait...-no pudo articular palabra ya que su cabeza había rodado a varios metros de su cuerpo, los presentes impactados por la fuente de sangre que salió intentaron huir, pero fueron detenidos por Ayato y kanato.

Aria en la esquina observaba la escena con pavor, los recuerdos de su madre y hermana pasaron por su mente sentía la necesidad de correr no sentía seguridad, la figura empapada de sangre de su prometido se acercó a ella para intentar desatarla, pero por acto reflejo intento retroceder, era notorio el miedo que sentía hacia él.

- Que pasa aria-chan ¿me temes? - lentamente asintió, cosa que le provocó cierta gracia. Como pudo la cargo y se tele transporto a la mansión, sus hermanos se encargarían de los humanos en el instituto.

La dejo en la cama aun atada de pies y manos, su débil cuerpo no dejaba de temblar, tenía que buscar la manera de salir de ahí mientras Laito se duchaba. Intento fallidamente rodar hasta el final de la cama para poder salir dando saltos o algo por el estilo, pero el impacto de su mejilla en el suelo le arruino las esperanzas. En la puerta del baño el castaño la miraba divertido de verdad que nunca se cansaría de ella.

- Aria-chan ya deja de jugar

- No estoy jugando quiero Salí de aquí- dijo intentando reponerse, pero nuevamente fue cargada, pero esta vez no fue rumbo a la cama el castaño tenia notorias intenciones de bañarla- ¡bájame! ¡No detente! ¡Ha!!

- Upss nfu nfu- rio al verla temblar por lo helada que estaba el agua- confía en mi si?- saco una daga frente a ella, pensó lo peor cerro sus ojos esperando su fin, pero solo sintió como sus pies y manos eran liberados de la soga

- Gracias- intento levantarse de la tina, pero fue arrastrada al agua nuevamente- ¡déjame ir! - al ver la manera de pelear de la chica tomo sus manos arriba de la cabeza.

- No hasta que estés limpia, tienes un asqueroso olor a sangre sucia, déjame quitártelo- la daga se deslizo por los botones de su camisa y falda dejándola solo en ropa interior que también fue rota, intento forcejear para zafarse, pero la fuerza de un vampiro vs un humano era muy mínima.

- Que me piensas hacer, ¡que más quieres de mí! - el castaño la soltó y se dio la espalda a dirección del estante donde estaban todos los implementos de aseo

- Te dije que te bañaría, no hace nada que no quieras... aria-chan-

Se sentó a su espalda e inicio a lavarle el cabello, a medida que pasaban los minutos el agua se fue teniendo de sangre ajena, ella había dejado de forcejear después de unos minutos los masajes en su cuero cabelludo y luego su espalda habían logrado un estado de relajación máxima. después de unos minutos las manos del castaño pararon en su espalda y salió de la tina.

- que paso? - pregunto la oji gris, al sentir las manos alejarse, él se acercó a su rostro y la beso, sorprendiéndola. ¿Qué demonios había sido eso? Era un beso cálido lleno de sentimientos

- continua tú, te esperare afuera-

sin esperar respuesta salió del baño, se sentía extraño alado de ella, sus ojos grises su cabello negro su fina y delicada figura su blanca piel, era oficial... Laito Sakamaki se estaba enamorando.