7. Finalmente Ricky's

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Desperté gracias a los jodidos gritos de Harry desde el piso de abajo, y sí, un departamento de dos pisos, ¿podéis creerlo?

—Levantate que hoy eres mi sirvienta—escuché a alguien gritar desde abajo.

Coloqué la almohada sobre mi cabeza intentando recobrar mi dulce sueño de bebé.

Maldito Harry, yo misma me encargaría de cobrarme esto. Cuando por fin logré apenas conciliar el sueño de nuevo, sentí caer un cuerpo pesado sobre mí.

—Levantate, pequeña Thirlwall; tenemos que pasar por Ricky's antes de ir al colegio— dijo Harry brincando sobre mí, literalmente brindando sobre mí, como un jodido niño de kinder.

—Jesús, Harry, estás pesado, ¿qué rayos te dan de comer?— repliqué intentando calibrar mi humor.

—Ricky's todos los días— se encogió de hombros.

¿Qué rayos? Si este chico decía la verdad sobre que iba a Ricky's todos los días entonces en serio estaba en graves problemas de salud.

—¿Estás jodiéndome?— murmuré, atónita.

—No.

—Ya deberías pensarte una visita al nutricionista, Harry. Como sigas así morirás antes de los treinta.

Me miró con una expresión de horror.

—Te prometo que haré más comida en casa.

—Espera un segundo, ¿tú?, ¿cocina? Tampoco es para que hagas explotar el edificio— comenté riendo.

—No te burles, aprenderé... algún día —afirmó esperanzado.

—Eso espero, fanfarrón. Ahora quítate de encima, tengo que alistarme— ordené empujándole para que se apartara.

Harry se levantó y bajó las escaleras, dirigiéndose a quién sabe dónde rayos.

Me levanté de la cama para ir al baño. Al llegar al lavabo cepillé mis dientes y lavé mi cara. Tomé un corto baño y me vestí.

Até mi largo cabello color avellana en una alta cola y me coloqué mis grandes gafas, las cuales Harry odiaba. No sabía la razón por la que lo hacía. En lo que iba de año me había roto 3 pares de lentes porque, según él, me quedaban horribles. Aún así seguía llevándolos, no me atrevía a cambiarlos por unos de contacto.

Tomé el bolso luego de introducir los cuadernos allí y bajé las escaleras.

El día sería duro, apenas despertaba y ya mi humor estaba para el coño. Al llegar a abajo noté que Harry no llevaba camisa.

—Vísteme— ordenó extendiéndo sus brazos de lado a lado.

—Creo que estás lo suficientemente grande como para que te vistas tú solito— repliqué, dándole la espalda y dirigiéndome a la puerta.

—Que me vistas, pequeña— insistió.

Me giré, mirándolo con incredulidad.

—¿Eh? explícame por qué tendría que hacerlo. Y ya deja de decirme pequeña, odio que me llames así— declaré poniendo mis ojos en blanco.

—Eres mi sirvienta, ¿recuerdas?, pequeña— me retó.

Esto se estaba poniendo fuerte.

Busqué la camisa y se la coloqué de mala gana, obteniendo un quejido de su parte.

—Deberías ser más delicada— sugirió volcando sus ojos.

—Deberías ser menos infantil, pero ya ves, no siempre tenemos lo que queremos.

—Ya, vamos a Ricky's— bufó, tomando su chaqueta y las llaves del auto.

Every girl needs a boy bf.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora