11. Cueste lo que cueste.

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Harry apenas me permitía tomar pequeñas bocanadas de aire, ya que cada vez que intentaba separarme de sus labios él volvía a unirlos a los míos. Luego de que finalmente nos separamos, el chico me dedicó una fuerte mirada directamente a mis ojos.

—Esto es un buen beso, no como tú con el cabrón ese—puntualizó, apuntando a Matt algo cabreado.

Me toqué los labios tratando de pensar coherentemente lo que acababa de pasar entre nosotros, y lo que acababa de decirme con respecto a Matt.

Me dirigió una última mirada y se adentró a la casa algo confundido. Ya hablaría con él más tarde.

Me giré para buscar a Jenna y me percaté de que mi querida amiga estaba besándose con mi hermano nuevamente, ésta sí que era un noche fuera de control.

Estaba mareada y muy confundida.

Maldita sea, había besado a Harry.

Me adentré a la casa, ya que intentar separar a mi hermano de Jenna sería intentar lo imposible. Me dirigí hasta mi habitación intentando desahogar mi frustrada y compleja mente, necesitaba pensar lo que había hecho. Realmente lo había jodido todo.

Al terminar de subir las escaleras y encontrarme finalmente en el pasillo en busca de mi habitación, escuché unos sonidos algo extraños sobre el de la música que tenían abajo. Apresuré el paso hasta la puerta de donde provenían los ruidos, coloqué mi oreja en ella y la sorpresa no fue muy grata, ya que escuché...¿gemidos?

¿Qué demonios?, abrí la puerta sin importarme una jodida hostia sobre quiénes estaban allí haciendo quién sabe qué rayos.

Y vaya sorpresa la que me había llevado. Aquellos eran James y la chica del Instituto a quienes todos —incluyéndo a James— llamaban “nerd".

Joder, esto sí que era épico, y vaya que era una noche bastante movida para todos. Sin embargo aquella escena me dió un asco tremendo, pero sin importarme una jodida mierda les grité para que salieran de mi cuarto.

Demonios, los adolescentes y el alcohol definitivamente no eran una buena combinación.

—Ni una palabra de esto a nadie, Thirlwall, ¿está claro?— ordenó James ya con el pantalón puesto y la camisa colgada en su hombro.

—No prometo nada, Sprouse— declaré para luego soltar una sonora carcajada.

James me dedicó una mirada asesina y salió de mi habitación, con la chica siguiéndole el paso.

Me adentré en mi habitación y quité las sábanas de mi cama. Joder, estaba más que claro que no dormaría ahí.

¿Y qué era eso al rincón de mi cama?, esperen...¿un condón? Deben de estar jodiéndome.

Luego de una pequeña ardua jornada de “limpieza" en mi cuarto, me eché sobre la cama ahora limpia. Recobré el aliento y me levanté para ir al baño que estaba dentro de mi propia habitación, me cepillé los dientes y até mi cabello en una alta cola. Lavé mi cara y me coloqué un poco de baby lips que Kendall y Jenna insistían tanto en que usara.

Le dediqué una última mirada al espejo antes de percatarme de que había alguien detrás de mí. Dí un respingo por la sorpresa y me dirigí hacia él.

—¿Harry?— musité frunciendo el ceño confundida—, pero ¿qué haces aquí?— pregunté al no obtener respuesta de su parte.

No pude objetar nada más, ya que el chico me tomó rápidamente de la cintura, colocándome entre él y la pared.

Maldición, ¿quiere alguien explicarme de qué se trata todo esto?, ¿qué tienen con las jodidas paredes que siempre la usan en mi contra?

—He querido hacer esto toda la noche— susurró en mi rostro pasando su dedo por mi mejilla.

Every girl needs a boy bf.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora