14. ¿Perdonar?

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No sabía, en serio no tenía idea de qué había hecho en mi malvada vida para merecer esto; en la cafetería, en las clases, los pasillos, la biblioteca y ahora en mi casa. Lo desconcertante del caso es la razón por la cual estaba aquí, es decir, al juzgar por la expresión y desespero de mi madre de seguro ha sido ella quien le ha invitado, pero, ¿por qué hacerlo?

—Harry— saluda mi hermano levantándose de la mesa, con el ceño ligeramente fruncido y se dan la famosa palmada en la espalda, hombres.

—Dylan— responde Harry correspondiendo a su saludo.

El plato, Paige, mira el plato. Oh, que brillante y perfecto plato, ha de ser muy costoso, aunque por otra parte mi madre pudo haber hecho una de sus tantas artimañas y conseguirlo a un precio más accesible.

¿Y ahora qué?, el vaso, oh, sí, ni hablar del vaso, con su forma tan singular y... ¿a quién trato de engañar?, no me importa el jodido vaso en lo más mínimo.

Miro a todos lados, en busca de algo qué hacer, no quiero encontrarme con la acusadora y poco gentil mirada que Harry ha estado dedicándome el resto de esta jodida semana.

¿Qué rayos anda mal con él?, no quiere hablarme, me mira de la peor forma en que nunca lo ha hecho y una noche antes de irme, ¿se aparece en mi casa?, no sé de qué va esto y tampoco tengo idea de por qué mi madre lo ha invitado.

—Paige— me llama una muy conocida voz. Sé que es Harry.

—Hum— murmuro en respuesta.

Suspira y se sienta justo al lado de mi hermano. Mamá me mira enarcando una ceja y me hace señas para que la acompañe, pero me hago la que no ha entendido el gesto.

Mi madre se dirige hasta mí y se inclina un poco para decirme algo.

—Paige, cariño. ¿Quieres venir un momento?— murmura.

Cierro mis ojos fuertemente y enseguida los abro. Vacilo y me quedo sentada un rato más, esperando a que ella tire la toalla y olvide lo que sea que quiera decirme, pero es algo imposible.

—Mamá, puede ser en otro...

—Ahora— ordena firmemente.

Asiento y me dejo llevar por ella, ya que ha rodeado fuertemente mi muñeca con su mano. Una vez en la cocina, finalmente me suelta.

—¿Quieres decirme qué rayos te pasa con Harry?— espeta algo enfadada, pero, ¿por qué le molesta tanto?

—No es nada, mamá, yo solo...

—Tú nada, Paige, ¿acaso me ves cara de tonta?, he dejado pasar varios días esperando a que te de la gana de decirme qué rayos pasa y nada. Traigo a Harry a casa para cenar porque sé que son muy unidos y apenas se saludan, ¿quieres explicarme que ha sido eso?— pregunta enfadada, a decir verdad, muy enfadada.

—Hemos peleado, es todo. Ya se arreglará— me encojo de hombros y muerdo mi labio inferior.

—Eso espero, últimamente estás muy borde— dice y me dedica una mirada de enfado—. La lasaña está servida, venga, que se enfría— invita, saliendo de la cocina.

¿Qué ha sido eso?, es decir, mi madre jamás había respaldado a Harry de esta forma antes de hoy, eso ha sido muy raro de su parte, pero vale, al parecer todos hemos tenido un mal día.

Me dirijo a la mesa mirando el suelo y me uno con los demás, tomo el tenedor y apenas pico la cena, de pronto se me ha ido el hambre.

—Lo siento, se me ha pasado el hambre. Será después— me levanto y coloco el plato en la encimera, paso mis manos por mi cabello y deseo que esto fuera más fácil, desearía no estar en esto justo ahora.

Every girl needs a boy bf.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora