20. Aceptar los cambios.

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Las tijeras danzando frente a mí me hacían sentir un escalofrío espantoso. Jenna se había encargado de joder a las estilistas para dejarme “en perfectas condiciones", ya que, según ella, si quería que quedara bien entonces debía de estar al pendiente de todo lo que ellas ya sabían hacer.

Estaba de espaldas al espejo puesto que las chicas decían que todo tenía que ser una sorpresa. Y no era mentira cuando decían aquello, ya que la estilista no sólo utilizó tijeras, también me percaté de que habían estado haciendo una mezcla en una pequeña taza, la cual esparcian en mi cabello.

¿Ya había mencionado que habían “delineado" mis cejas? pues sí, y debo decir que duele un infierno, había estado alrededor de 30 minutos pasando un hielo envuelto en un pañuelo por todas mis cejas. ¿Quién mierda había inventado la maldita cera? sea quien sea lo haría pagar por ello.

Unos minutos más tarde ya habían retirado la pintura de mi cabello, no tenía ni la más mínima idea de qué rayos le habían hecho, amaba el color caramelo de mi cabello y si ese par de enfermas lo habían cambiado totalmente, se llevarían una buena patada de la puta madre.

—¿En qué tanto piensas, Paige?— inquirió mi hermana, apoyando sus brazos a cada lado de su diminuta cintura.

Su pregunta me había tomado por sorpresa, ¿en qué pensaba? aparte del dolor que me habían propiciado las bandas depilatorias de cera...Harry, pensaba en Harry, ¿qué iba a pensar de mí al verme?. Yo no era de esas personas a las que les importara siquiera lo que la gente tuviera que decir de ellos, más sin embargo sentía la necesidad punzante en mi estómago por ver su reacción. Pero no podía estar pensando en eso desde ahora, «una cosa a la vez, Paige», pensé.

—Planeo mi mejor venganza— bromeé—, no crean que saldrán ilesas de esta mierda— advertí, mirando al par de chicas frente a mí.

Ellas se rieron entre dientes y continuaron con su plan “jodan a Paige" un rato más.

Habían pasado al menos tres horas desde que me había sentado en esa maldita silla, ya me dolía el culo de estar sentada tanto tiempo. Habían arreglado las uñas de mis manos y pies, logré, por lo menos, que aceptaran colocarme un esmalte color negro en las mismas, eran mis uñas y estaba en todo mi derecho de exigir un color.

La mujer de cabello rojo escandaloso me dedicó una mirada de satisfacción, al parecer había logrado lo que quería, Jenna y  Kendall se unieron a ella y sonrieron ampliamente entre sí.

—¿Lista?— preguntó la chica, apoyando sus manos en el espaldar de la silla.

La miré vacilante. En mi vida había tenido peleas con mi hermano, había jugado a la lucha libre con Harry, Dylan me había enseñado un par de lecciones de defensa personal y ya tenía bastante experiencia en el campo, no era una principiante. Pero apesar de toda esa preparación de mierda, nada me había preparado para esto, para lo que muchas chicas querrían: tomar la silla que ahora mismo ocupaba y cambiar su apariencia. Y créanme cuando digo que nada me había preparado lo suficiente para aquello.

Asenti débilmente en su dirección y cerré mis ojos con fuerza. La chica hizo girar la silla en un movimiento brusco, mucho más rápido de lo que esperaba. Acepté finalmente abrir mis ojos, llevándome, para variar, otra gran sorpresa.

No podría estar más confundida con la imagen que tenía frente a mí, mi cabello caía en cascada hasta un poco más arriba de mi cintura, seguía teniendo el mismo color caramelo de siempre, sólo que en, un poco más abajo de la mitad de éste, estaba pintado de un suave color amarillo, lo habían pintado estilo difuminado, liso hasta la mitad y justo donde comenzaba el color, habían comenzado unas lindas ondas. Parpadée un par de veces, incrédula del cambio que acababa de obtener. Miré mis manos y éstas tenían el color negro que había pedido, estaban limadas y perfectamente arregladas. Luego observé mis cejas, las cuales tenían una delineado perfecto.

Every girl needs a boy bf.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora