19. Genes y arañas

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|Genes y arañas|

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|Genes y arañas|

—Concentración —habló— siente el poder en tu mente, y el tacto en tus manos.

—Llevo media hora intentando sentirlo —abrí los ojos— pero no ocurre nada

—Amelia concéntrate, imagina a tu alrededor la forma y el color. Siente cómo se expande hacia tus lados.

En los días que llevaba entrenando aquí lo único que habían hecho era hacerme estudios, muestras de sangre e incluso un examen psicológico. No fue hasta hace dos semanas en donde comenzó lo divertido; la primera lección era detener cosas con la mente, me lanzaban primero objetos que tenía que detener y luego cuchillas y eso fue fácil.

Después, descubrimos que creando el escudo puede literalmente hacer cenizas cualquier objeto que pasara a través de él y pude hacerlo después de varios días de práctica.

El más reciente fue la posibilidad de expandir el escudo para que no me proteja solo a mí sino a quien yo desee, eso era más complicado. El profesor repetía que tenía que sentir el escudo dentro de mi, que tenía que comprenderlo y familiarizarme con él, pero por más que intentaba ¡no podía hacerlo! Jake se había ofrecido como voluntario y sinceramente temía por su vida.

—Lo siento, es que no logro tener esa sensación no siento nada.

Está bien, comenzaba a desesperarme.

—¿Qué si no lo logro? Puede que alguien esté en peligro y yo sea la única que pueda ayudar con esto y ¡no pueda hacerlo!

—Eres una chica lista, has logrado completar las lecciones anteriores ¿qué tiene esto de diferente? Vamos, inténtalo una vez más y tomaremos un descanso.

Tomé un gran suspiro con los ojos cerrados intentando poner mi mente en blanco, abrí los ojos y me concentré en él. Podía sentirlo, esa sensación de poder que se libraba de mi interior expandiéndose hacia donde Jake se hallaba.

La prueba se trataba de proteger la mente y cuerpo de Jake, el profesor intentaría entrar a su cabeza y el escudo evitaría eso.

—¡Muy bien Amelia!

Miré al profesor emocionada, causando la desconcentración y sentí cómo todo regresaba a mí de golpe. Mire a Fénix con una gran sonrisa y no pude evitar abrazarlo.

—Deberíamos repetirlo.

—Si, fue lindo que protegieras mi cabeza, nunca nadie había hecho eso por mí —actuó enternecido.

La Nueva Vengadora: AmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora