30. Es el fin

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|Es el fin|

Estaban todos a bordo del quinjet con Tony a los controles de la nave tratando de conectar alguna comunicación y la chica no decía una sola palabra, mientras que los otros tres se encontraban en la parte de atrás en diferentes zonas.

—Siento lo de tus padres —susurró aunque sabía que la posibilidad de una respuesta era casi nula.

Sabía que seguía enojado con ella, pero lo estaba aún más con Rogers y hacía un esfuerzo sobrehumano por no matar a Barnes en ese mismo instante.

—Lo importante ahora es que lleguemos a tiempo.

—Tony siento lo de... —intentó disculparse por lo que había hecho antes.

—Calla y ve atrás. Necesitas descansar— y se puso los auriculares dejando en claro que no quería hablar.

Amelia suspiró pesadamente antes de levantarse y dirigir una última mirada a Tony quién la ignoraba completamente, después de la preocupación que mostró minutos atrás creyó que podría escucharla, pero se equivocó. Se unió a los ignorados de atrás a quienes en el momento Tony Stark también les guardaba un gran rencor.

—Creo que al único al que querría hablarle ahora es a T'Challa.

—Bienvenida al club.

Ella rodó los ojos, no quería pertenecer a ese club. Tony, a su pesar y alegría, era lo único que tenía. Se sentó en una de las bancas de los costados de la nave junto a Barnes sosteniendo una gasa que tapaba las heridas que tenía en la cabeza, nunca le había dirigido una sola palabra desde que fue acusado de detonar una bomba donde apenas salió viva.

—Siento que estés peleada con Stark —habló en un tono seco y suave a la vez, Bucky volvía a ser él mismo.

Amelia suspiró y se encogió de hombros.

—Tiene sus razones supongo, James es su hermano.

—Pero tomaste una decisión madura, lo de James ha sido solo mala suerte.

—Como sea, puede no volver a caminar y eso me está matando.

—Yo no dejaría que eso me afecte

—Mataste a los padres de mi padre, no creo que algo te afecte de esta manera —le cortó de repente y pudo notar cómo Tony había escuchado aquella parte.

—Estaba siendo controlado —su voz se tensó un poco.

—Ahora lo sé —suspiró— no somos tan diferentes, ¿sabes? A los dos nos han lavado el cerebro.

—No es una cosa que me gusta tener en común con otra personas —respondió entre dientes.

—A mi tampoco —se encogió de hombros— y ahora te comprendo, pero Tony no es de las personas que superan y perdonan.

Ambos se quedaron en silencio un par de minutos. Bucky se encontraba nervioso, y no tenía idea del por qué, tal vez era la concurrente idea de que podrían tomar el control de su memoria una vez más y acabar con todos a su alrededor, una vez más. Enseguida vio el brazo de aquella chica, tenía una cicatriz del tamaño de su pulgar y la forma le había llamado la atención, era curioso cómo aquella niña acaba de enfrentar por su cuenta a una docena de súper soldados y no presentaba ningún rasguño, o al menos alguno importante, más que esa insignificante cicatriz que por lo visto llevaba años ahí.

La Nueva Vengadora: AmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora