Capitulo 13

5K 398 59
                                    

Parado frente a la puerta de su habitación, respiro hondo, hinchando su pecho bajo el uniforme de gala que llevaba puesto para aquella ocasión especial en la que se encontraba. Con los ojos cerrados, alzo los brazos y coloco sobre su cabeza la boina verde que representaba con su insignia, la unidad a la que pertenecía en las fuerzas especiales. Está, junto con la de los hombros y pecho, revelaban una carrera bastante exitosa en el ejército, así como su rango dentro de la jerarquía militar, y aun así, nada de eso parecía importante en esos momentos, cuando estaba a punto de casarse con la mujer que amaba.

Los golpecitos suaves a la puerta que mantenía cerrada frente a él, le hicieron abrir los ojos mientras terminaba de colocar la boina. Estaba claro que no era su hermano o Tate, dando por saco. Al abrir la puerta, se encontró con unos ojos muy parecidos a los suyos, y una dulce sonrisa en el rostro de su madre.

--¿Necesitas ayuda?

Pregunto la mujer que le dio la vida y que ese día, como en todos los días importantes a lo largo de la misma, estaba ahí con él. Su hermano, y su madre, eran dos de las personas más importantes para él. Y estaba inmensamente agradecido que pudieran estar presentes una fecha tan señalada, y anticipada, como esa ceremonia a toda prisa que se habían montado para olvidarse de ese fiasco en el juzgado.

--Creo que no.

Murmuro, mirando hacia abajo a los pulcramente brillantes zapatos, los pantalones planchados y la chaqueta perfectamente colocada y abotonada. Su uniforme estaba listo, y el también.

--Estas guapísimo, hijo.

--Gracias mama.

Su madre le dio unos sutiles tironcitos y aliso la chaqueta con cuidado, con las palmas de sus manos. El ligero temblor que sintió a través de las telas, le aviso de los nervios que tenia la mujer por lo que estaba a punto de ocurrir en la planta bajo de aquella casa en la que había vivido durante unos cuantos años.

--Perfecto.

Parado en la puerta, cerró sus ojos y respiro hondo una vez más. Estaba oficialmente casado, pero en ese momento iban a intercambiar votos nupciales, y aunque no tenían nada preparado, en realidad tampoco era necesario, puesto que las palabras siempre llegaban con solo mirar a Itziar a los ojos.

Su madre le dio un palmada en la espalda, empujándolo hacia delante con una gran sonrisa en la cara.

--Vamos ¿Piensas hacer esperar a la novia?

--Ni en un millón de años.

Contesto, ofreciéndole el codo a su madre para que lo acompañara en el paseo más corto e importante de su vida. Cuando Paula enlazo su brazo con el suyo y se apoyo sutilmente en el, emprendió el camino que lo llevaría a ese punto en el que iba a casarse frente a una pequeña parte de la gente que los quería.

--Hace cinco años, cuando estabas malhumorado en aquella habitación de hospital, te dije que era demasiado pronto, que erais demasiado jóvenes para afrontar un compromiso, y me demostrasteis que me equivocaba. No sabes cuánto me alegro que lo hicierais, hijo, porque no tengo ninguna duda de que Itziar es la mujer perfecta para ti.

"Ahora vas a ser padre de una pequeña princesa, que vas a tener que cuidar y educar. Así que no puedes dejarlas solas ¿Me oyes? Tienes que estar presente en cada momento, en cada día de su vida, para que cuando llegue a la edad adulta, ella sea capaz de enfrentarse a todo y todos, porque os tiene a los dos a su lado."

--No voy a dejarlas, mama. Nunca.

Ella le dio una cálida sonrisa, palmeando suavemente su brazo, dio el primer paso hacia los escalones. En ese momento, el se percato que su madre también estaba preocupada por él. Pero ¿Qué madre no lo hacía?

Mi Soldado; Esperando a...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora