Capitulo 21

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Al llegar a casa y dejar las compras realizadas sobre la encimera de la cocina, se asomo al salón donde había dejado a Alexander y Liv cuando salió y sonrió al ver una imagen que llevaba contemplando todo un mes y que le producía una sobre carga de ternura demasiado fuerte. Durante los días que paso en el hospital, recuperándose del parto y aprendiendo un poco como cuidar de Liv, Alex hizo visitas exprés a casa para ducharse, cambiarse de ropa, recoger el BMW que era donde estaba la sillita de Liv y poco más. No llevo nada para entretenerse, porque tenía a su hija para pasar el rato. Mientras la pequeña no se estaba alimentando o bañando, Alex la mantenía con él en todo momento. Daba igual si estaba durmiendo. Eso y el descanso que le ofrecía saber que ambas estaban bien, activo el estado de híper alerta en el que siempre caía al regreso de una misión. Vigilante ante cualquier sonido que proviniera del pasillo, su Soldado se mantuvo alerta y en tensión en todo momento, asegurándose con sus instintos y entrenamiento que nada malo pudiera alcanzarlas a ninguna de las dos. El trato de Alex con las enfermeras fue un poco peliagudo, pues no era fácil trabajar alrededor de un padre tan sobreprotector. Las pruebas medicas que se le realizaban a los recién nacidos, fueron un poco complicadas puesto que Alex no era capaz de soltar a Liv. Tenía el pleno convencimiento que Liv era un modo seguro de calmarse y mientras la tenía en brazos, la tensión que le provocaba ese estado de alerta se calmaba un poco, aunque no demasiado.

El no rotundo que su soldado soltó a una de las enfermeras cuando esta se ofreció a llevársela al nido para que ellos pudieran descansar unas pocas horas, aun le causaba gracia. El tono tajante, la mirada de "intenta tocar a mi hija si te atreves, guapa" y la postura que adquirió, fue demasiado para ella y simplemente estallo en carcajadas. Era inevitable. Era como un niño con un juguete nuevo. Posesivo y protector. Nadie que no fuese familia o amigos, iba a acercarse a la pequeña Liv. Y eso estaba bien. Le daba un plus de seguridad cuando ella dormía o iba al baño a ducharse. Aun así, procuro no ser un estorbo para ella cuando las enfermeras les mostraron como bañar y cuidar del ombligo de la pequeña. El estuvo atento a cada movimiento que hacia la enfermera, pero se contuvo un poco por el bien de ellas.

Ahora, un mes después del nacimiento de su hija, su chico había logrado calmarse un poco por el simple hecho de estar en casa. Lejos de todos esos ruidos, Alexander fue capaz de regresar a una normalidad relativa, en compañía de ellas dos. Aun así, ese mes después del parto y el regreso de Alex, ella seguía recordando la imagen que fue capaz de capturar una de las primeras noches de su estancia en el hospital maternal. Ocupando la butaca que había al lado de su cama, Alex descansaba sobre el reclinable mueble. Usando el amplio pecho de su papa, Liv descansaba cómodamente rodeada por los protectores brazos de Alex. Recién nacida, Liv era un pequeño paquetito envuelta en una fina mantita rosa. La fragilidad de un bebe acostado sobre la rudeza de un cuerpo entrenado, era una imagen un tanto impactante. Eso le hacía pensar que su hija siempre estaría protegida, puesto que tenía un padre como Alex a su lado.

Pero de vuelta al presente, miro la imagen ante ella y sonrió cuando la pequeña se removió un poquito sobre el pecho desnudo de Alex. Ocupando la totalidad del sofá con su inmenso cuerpo, su soldado dormía plácidamente colocando previamente a Liv en el lado derecho, asegurándose así que el respaldo del sofá evitara que la pequeña se pudiera caer. Dudaba seriamente que él permitiera algo así, incluso en mitad de un sueño, pero era enternecedor verlos. Ninguno de los dos registro su proximidad cuando se inclino sobre ellos y beso sus cabezas con suavidad, aprovechando ese momento para destapar ligeramente a la pequeña, con el único objetivo de que la pobre no se asara como un pollito, ante el calor corporal que desprendía su papa.

Aprovechando el poder que ejercía Alex, sobre su hija, para preparar la comida, dejo que Liv y su soldado durmieran durante un rato más. Su pequeña se alimentaba a demanda. Comía lo que quería y pedía tantas veces como le daba la gana, pero eso se apaciguaba de manera drástica cuando estaba con Alexander. Una vez que el hombre la cogía en brazos o se la colocaba sobre el pecho, Liv se apagaba como una luz y a no ser que la despertara, la pequeña aguantaba demasiado tiempo sin demandar alimento. Dado que eso no era bueno del todo para ella, procuraba molestarla un poco tras un tiempo determinado en el cual no había ingerido nada de leche. Aun así, ella crecía normalmente. Tenía cachetes adorables que amaba besar y empezaba a tener mollitas por todos lados. El peso estaba bien en cada revisión que había tenido, así que no se preocupaba demasiado por ello.

Mi Soldado; Esperando a...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora