Era arriesgado y lo sabía muy bien. Su propio cuerpo le avisaba del peligro que correría una vez se expusiera lo necesario para poder atacar la puerta que, seguramente, ocultaba a los hombres a los que habían ido a buscar. Sin embargo, pese a ello, no podía dejarlo allí por más tiempo. Era necesario sacarlos de aquella habitación y ponerlos a salvo.
Tomando una profunda respiración, permitió que el fusil de asalto colgara libremente de la correar que llevaba sobre el hombre, para poder cambiar al arma más pequeña que llevaba en una funda atada al muslo. Alzando la pistola, la alzo hasta alcanzar la posición optima para efectuar un disparo certero. Afianzo el arma entre sus manos, apretando los dedos entorno al mortífero complemento que portaba, miro por encima de su hombro, hizo un leve gesto y apunto al hombre que guardaba aquella puerta. Disparo. La bala hizo una trayectoria perfecta, saliendo de la boca del cañón, atravesó el aire con velocidad hasta incrustase con eficacia en la frente del hombre apostado a la izquierda de la puerta. Una segunda bala, llegando por su lado derecho, hizo una trayectoria parecida, hasta acabar con el segundo tipo. No era una estrategia muy pensada, y eso se notaba al haber efectuado disparos en una casa llena de enemigos, pero era crucial que sacasen de allí a sus hombres, y no iba a escatimar en recurso y medidas para lograrlo.
Alejándose de la poca cobertura que les había otorgado la pared, caminaron hacia la puerta e intentaron escuchar.
--No oigo nada.
Susurro hacia sus compañeros, antes de agarrar el pomo y girarlo muy despacio, usando una pequeña linterna para verificar que no hubiese cuerdas o cables, de una posible bomba, conectados a la puerta, la abrió de par en par y suspiro con alivio al ver a sus compañeros. Estaban atados de pies y manos, y mantenían una mordaza y una venda sobre sus ojos. Tenían algunas heridas por el rostro, uno de ellos lucia una herida de bala, pero parecía bastante superficial, así que no era preocupante. Aun así, la urgencia de evacuarlos trono dentro de su cabeza, hasta dejarlo sordo.
Guardando el arma en la cartuchera del muslo, se acerco a Kellan y usando su cuchillo, corto las ataduras de su compañero. Después le quito la venda de los ojos y la mordaza. Observando los ojos ligeramente desenfocados, entrono los ojos y cuando intento encontrarse con la mirada de su compañero.
--¿Kellan?
--Ah... Si... ¿Qué... que pasa?
Esa no era una respuesta normal para un hombre que no había sido herido, y que tenía un entrenamiento estricto para ser capaz de afrontar ese tipo de situaciones. Algo raro pasaba con el hombre.
Con ambas manos en la cara de su compañero, giro su rostro de un lado a otro para exponer su cuello, preocupado por la despreocupación del soldado y la extraña relajación de sus músculos.
Tirando del hacia delante, soltó una senda maldición cuando capto el moratón en la base de su nuca. Era circular, con un punto rojo en medio.
--¿Qué pasa?
--Lo han drogado.
Mascullo, mirando por encima de su hombro. Su compañero reviso a los otros hombres, dándole una mirada funesta que le dijo claramente que todos estaban en la misma condición que el bocazas del grupo. Estaba claro que no podían contar con ellos para protegerse a sí mismo con un arma entre las manos. En esos momentos, eran rehenes un tanto inútiles, que dudaba seriamente que pudieran poner un pie delante de otro y caminar sin tropezar con el polvo que cubría el suelo.
Así que básicamente, en esa situación, estaban jodidos.
--¿Habéis traído vuestras cantimploras?
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Mi Soldado; Esperando a...
RomanceEsto es una mini temporada, que cuenta la historia de algo que, creo que la gran mayoría quería, y es la llegada del sueño y deseo de Alexander e Itziar. No se de cuantos capítulos constara, pero espero que lo disfrutéis.