17.

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Jesús.

-¿Enserio?-se ríe dando un sorbo de su batido.-¿Estás insinuando que soy Maya?-frunce el ceño.-¿Lo dices enserio?

-Bueno, coincidís en muchas cosas.

-A lo mejor es por eso por lo que te gusto.-argumenta y me muerdo el labio. Puede que tenga razón.-Es más, si quieres, un día la llamas y la conozco, de veras que tengo muchas ganas.

-Después de este viaje me mandara á a la mierda.-susurro y Trix sonríe de lado.-No querrá ni saludarme.

-Supongo que podréis quedar como amigos.

-No la conoces, me costó la vida tenerla conmigo, si la dejo después de todo me tomará como un loco.-le digo sincero.-Me va a odiar.

-Te lo has buscado tú solito.

-Pero entiéndeme.-le pido.-Maya es preciosa, todo el mundo lo sabe.

-¿La quieres por ser guapa?-se asombra interrumpiéndome.

-No, la quiero por lo que me hacía sentir, pero es que tú me haces sentir lo mismo y es un lío.

-Pues yo en eso no te puedo ayudar, simplemente...-susurra girándose pata sonreírme.-Simplemente ya encontrarás la respuesta.

-¿Segura?-susurro y asiente para tenderme su batido.-¿Ya no quieres?

-El chocolate me gusta pero también me hincha.-me informa con aún débil sonrisa.-Tómatelo tu, algo me dice que la fresa no es que te encante.

-Gracias.-me río dándole un sorbo y viendo un monumento precioso delante de mí.-Me encantaría tanto vivir aquí.

-¿Por las italianas?-se burla y niego con la cabeza sincero.

-Por lo bonito que es todo.-digo y se echa a reír.-¿Qué?

-Eres muy raro.-comenta.-Me hace gracia.

-A mí tu cara.-le digo haciendo que sonría sarcástica.

-Si no me la ves.-me pilla y ruedo los ojos sintiéndome bien con ella.-Anda, vayamos a comer a ese restaurante, tiene buena pinta.

*****

Maya.

-¿Qué has echo que?-me altero mientras mi madre acabo de ponerme la purpurina.-Sam, ¿tú sabes lo que significa eso?

-Es que...-susurra.-Ha surgido Maya, se ha acercado y me he lanzado, es mi novio, y en ese momento pensaba que era solo...Sam.

-Incomprendidas, salís en cinco.-nos informa el de seguridad y suspiro antes de salir detrás de él.

-Hablamos luego.-le digo y ella acaba asintiendo.

Cuando salimos al escenario todo esta oscuro, por lo que nos acabamos de colocar los disfraces y mandan a las miles de personas callar.

Se encienden las luces poco a poco y en cuento nos ven todos empeoran a gritar. Sin duda, es nuestro mejor disfraz.

-¡Ciao a tutti!-grito haciendo que todos nos miren con ilusión

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-¡Ciao a tutti!-grito haciendo que todos nos miren con ilusión.-Noi siamo Incomprendidas.

-¡E noi cantaremo  una nuova canzone!-grita Sam sonriendo  débilmente.-¡En la piel!

La canción que escribimos hace unos meses, suena en primicia en Milán y lo que siento al cantarla es algo mágico, algo que compartimos mi hermana y yo con tanta ilusión.

Nada más acabar recibimos aplausos y gritos que nos hacen reír y nos despedimos alegremente para darle paso a nuestros gemelos.

-Sois geniales.-me asegura Jesús con una sonrisa.-Las mejores.

-Bueno, no lo creo.-sonrío.-Pero corre, tus fans te reclaman.

Los veo cantar como lo he echo siempre, escuchando sus increíbles voces y enamorándome lentamente de ellas.

No puedo evitar reírme cuando le echan un moco verde por encima y veo sus caras de asco. Son unos pijos que no saben cómo dejar de hacer cosas como esas.

Cuando acaban me doy la vuelta y camino siguiendo a Sam hasta el camerino, donde la veo deshacerse de toda la pintura que llega por encima.

-En cuanto lleguemos a España tienes  que dejarlo.

-¿Por qué?-duda y ruedo los ojos.

-Si tú no fueras incomprendida te hubiera puesto los cuernos, ya has visto lo poco que le importas.

-Pero me quiere porque soy yo, soy yo en las dos personas, si fuera otra no se habría fijado.-se excusa.

-Te lo estoy diciendo para que no sufras.

-Siempre estas igual Maya.-me dice y frunzo el ceño.-Que tú tengas el corazón frío y no sepas querer no es mi culpa.

-¿Qué?-me sorprendo ante sus palabras.-Samantha, sabes que lo hago por ti.

-¡No, no es verdad!-se enfada y trago saliva.-¡Si quiero a Dani no lo voy a dejar, yo sé lo que hago!-grita y la advierto con la miríada pata que se calle.-¡Por ser perfecta no tienes por qué tener la razón!

-Sam...

-¡Ni Sam ni mierdas Maya, a ti siempre te han importado una mierda las personas!-vuelve a gritar y siento un nudo en la garganta.-¿Por qué iban a hacerlo ahora?

-Porque no se trata de las personas, si no de ti.-susurro saliendo y dando un portazo. No puedo seguir ahí.

Camino por los pasillos hasta dar con unas escaleras y me siento ahí para llorar tranquila.
Nunca han llegado a saber ni la mitad de todo lo que he llegado a sentir, pero no porque no hubiese tenido la oportunidad sino porque no sirvo para decir éstas cosas. No sirvo para admitir lo que siento a la cara porque soy incapaz de mirar a los ojos sin perderme en ellos, incapaz de decir que no cuando se lo merece, de decir 'basta' cuando ya ha jugado lo suficiente conmigo. Incapaz de alejarme ni dos centímetros de sus labios, ni de dejar de entrelazar su mano con la mía...
Pero estaba más que dispuesta a darle todo de mi, a dejar de ser feliz si para ello conseguía hacerle sonreír, dispuesta a perderme siempre que fuese con él, a quererle, a abrazarle en las noches más oscuras de su vida, a besarle hasta las tantas de la madrugada porque eso era lo único que me apetecía, cubrirle a besos de buena mañana, reseguir su piel con la yema de mis dedos, acariciar su labio inferior para luego morderlo. Que sería capaz de dejar tocarme por él todas las noches, como si fuese tan delicada como los acordes de su guitarra. O volvería a dejar que me cantase al oído nuestra canción sin saber que lo que más me gustaba era el sonido de la melodía de su voz y no la letra en sí. Y sabe de sobra que dejaría mi mundo si me lo pidiera, me iría con él sin pensarlo dos veces porque sabe  que desde su cuello el mundo se ve mucho mejor y que me encantan las vistas, que vayan a París si quieren, que no encontrarán mejores vistas que las suyas.

Quizá todo lo que creía antes, lo que pensaba de Jesús, lo que sentía, no es absolutamente nada. Porque como dice Sam, soy fría y no tengo sentimientos.
Y aunque yo no lo sienta así, aunque yo también quiera y sufra, siempre he echo caso a lo que decía mi hermana, siempre la he considerado mi modelo a seguir, por los que supongo que tendrá razón.
Soy una persona sin sentimientos.

Incomprendidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora