Samantha
–Di algo.–susurro esperando una terrible reacción por parte de Dani. Pero no dice nada, simplemente mira al suelo sin emitir ningún sonido que pueda interpretar.–Por favor...
–Me gustaba tu incomprendida y me enamore de ti.–susurra.–Ósea, que me he enamorado de la misma persona dos veces, creyendo que es una de ellas era distinta.–alza la vista para clavar sus oscuros ojos en los míos.–¿Crees que podría reaccionar mal ante algo así?–me muestra una sonrisa radiante.–Esto demuestra que me encantas...más de lo que me imaginada.
Ahogo un suspiro de alivio y me acerco para abrazarlo. Al contraído de Jesús y Maya, Dani y yo somos de hablar las cosas con tranquilidad y no chillarnos cosas de las que luego nos arrepentimos. Solemos entendernos muy bien y eso hace que nuestra relación vaya a mejor cada día.
Y de repente, lo sabes, por un beso o una caricia, por alguien que te cambia la vida, ese alguien que le da sentido a todo lo que antes no lo tenía. Esa persona que te alegra las mañanas con sus buenos días, y hace de las noches el mejor momento del día. Esa persona que con su risa te da la vida. Y si, desde ese momento lo sabes, sueñas con que sean sus besos los que te despiertan y tú le susurres bajito que se espere unos minutos, unos minutos que dedicáis a quereros a base de besos, a caricias erizando la piel a su paso, a susurrarnos bajito lo mucho que me encanta ser suya y él mío. Unos minutos en los que me dedicaría a mirarle para recordar su perfecta nariz, sus ojos color café que quitan el sueño a cualquiera, esas largas pestañas en las que más de una estaría dispuesta a perderse, esa sonrisa que morderías día si y día también, y le miras queriendo recordar la forma de sus labios cuando ríe por si se va, porque sabes que lo peor no será que se vaya sino que será olvidarle y no recordar cómo era esa sonrisa en la que te perdías y esa risa que para ese entonces parecía que te daba la vida, y si, desde ahí lo sabes, eso es amor, es quererse con todo y contra todo, hasta rabiar, y es, también, saber que durará tanto como lo cuides, y os juro que estoy dispuesta a cuidar a Dani con todo mi ser.
–Te quiero.–susurra antes de darme un beso que alargo con gusto.
[...]
Maya
Decidme cualquier lugar bonito en el mundo, porque estoy segura que estar a su lado lo supera. Dudo que haya lugar más bonito que encontrarse apoyada en su pecho mientras con tu dedo recorres lo que queda de su torso y a su vez, él acaricia lentamente mi espalda, con esas manos que me han sostenido tantas veces.
Lo escucho como respira pausadamente, y sé que ahora lo está haciendo por mi, alzo la mirada y ahí la tenéis, esa jodida sonrisa, esa por la que me estoy volviendo loca. Cierro los ojos al instante y sé que sonríe sabiendo que lo miro.
Y ahí, apoyada en su pecho, mirando su pelo revuelto, la chapa que le regalé colgando de su cuello, el auricular en su oreja, esas largas pestañas de las que te colgarías cada noche si pudieras, justo ahí, sabes que aún subiéndote a la torre más alta y mirando el paisaje tan precioso que podría haber, sabes que no hay lugar más bonito que esconderse en su clavícula sabiendo que no hay miedo y no existe nadie sobre la faz de la tierra que te haga sentir como en casa que estando con él.–¿Estas dormida?–susurra de repente y su voz entrecortada me puede.
–Si.–contesto y aunque no abra los ojos se que sonríe.
No sabéis lo feliz que soy en estos momentos, de vuelta a la normalidad con todo, con él. He de admitir que por un momento pensé que de verdad se acabaría todo ahí, pero supongo que el amo a veces puede con todo y este es uno de esos casos.
–¿Y ahora qué?–susurra acariciando mi espalda.–¿Que vas a hacer?
–No sé.–me encojo de hombros abriendo los ojos poco a poco.–No quiero desvelar mi identidad de momento, pero se de algo que si quiero hacer.
–¿Si?–me sonríe de lado acariciando mi mejilla.–¿El que?
–Esto.–susurro incorporándome y dándole un rápido beso que, segundos después, el el devuelve alargándolo todo lo que puede.
–No más secretos.–susurra contra mi cuello segundos después.–Por favor.
–No más secretos.–le prometo fundiéndome en otro beso que nos hace temblar a los dos.
Y jamás pensé que después de toda una vida en Dinamarca, España fuera mi hogar, y creo que no lo es, porque hace tiempo que me he dado cuenta de que los hogares no son casas, si no personas, y Jesús es mi hogar, mi refugio. Y sé que por muchas peleas que tengamos, por muchas estupideces que hagamos y por la distancia que habrá de por medio alguna vez, siempre volveré a él, porque si, uno siempre vuelve a casa.
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A ver, he estado pensándome mucho en que hacer con esta novela, porque me he quedado sin ideas y sin ganas de seguirla. Por un momento pensé en borrarla o cancelarla, pero luego se me ocurrió una forma de acabarla y aquí está.
Siento no haberla alargado más, pero mi cabeza ahora mismo está en bachiller y en los otros borradores (prometedores espero) que estoy escribiendo. Quiero daros las gracias a las que me han seguido leyendo aunque tardara una vida en publicar, y también quiero pediros perdón por dejaros así.
Bueno, pronto tendréis noticias mías y una novela con la que estoy disfrutando mucho escribiéndola para leer!!!
Os quiiiero.
