Capitulo 21

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Abighail

Sus ojos están cerrados y solo veo que respira agitadamente, me acerco a él y de pronto, siento que halan mi cabello con fuerza y nos adentramos cada vez más al bosque, me ata a un árbol y coge fuertemente mi cara.

-No dejare que escapes, mi ama no podrá salir de tu estúpido cuerpo sino completamos el ritual-.

¿QUE? ¿Que acaba de decirme?.

-Te debes de preguntar que pasa, asi que te contare una historia-

Era de noche y la ciudad ardía en llamas, Morgan por fin había podido completar su magia, tras de robarle a Merlín su vida, su magia y destruir la gema que la tenía presa de todo su poder. Al salir de el castillo del Rey Arturo, sonrió orgullosa de lo que había hecho.

-Por fin, todo este poder- mirando sus manos con orgullo- es solo mio, ahora no hay nadie quien pueda detenerme.- Empezó a reírse fuertemente y solo eso se escuchaba, de un momento a otro la pauso al ver a la guerrera Elizabeth, quien estaba herida y junto con su armadura y su espada, hacía resplandecer lo poco que quedaba de       .

-Crees, que con llegar aquí ¿Vais a detenerme?- sonrió macabramente al ver a la hechicera Meldh junto a Elisabeth, la aprendiz de Merlín.

-La verdad no lo se si podamos detenerte, incluso tengo miedo de lastimar a una anciana- rió sarcásticamente y mira asintiendo con su cabeza.

Meldh presintió que se despedía, que era hora para lo que la entrenaron, su corazón no quería hacerlo, pero no podía ir en contra de los principios, tan sólo debía tragarse todos sus sentimientos y hacer lo que se le había pedido por el  hechicero Merlín, que la profecía se cumpliera. Las lágrimas que empezaron a acumularse en sus ojos, hacia nublar su vista, apretó su varita con sus puños, su dolor se acumulaba de solo pensar que perdería a su amiga, la persona con la que compartió muchos momentos y que le había salvado la vida.

Se preparó todo este tiempo para este momento, en el que debía realizar el hechizo que practico dia y noche, tan solo debía recitar, esperar a que su amiga atravesará con su espada a Morgan y así su espíritu quedará impregnada en el cuerpo de la guerrera.

La batalla había comenzado, el sonido de las espadas retumbaban en todo el lugar y la pelea se había vuelto más extensa y Elisabeth estaba agotada, sangrando por las heridas de la anterior batalla, no había conseguido tocar a  Morgan y esta había esquivado todos sus golpes ya que sabía el tipo de hechizo que Meldh estaba realizando y al intentar lanzarle un hechizo de muerte, descuido su cuerpo y Elisabeth logró atravesarlo, en ese entonces Morgan comenzaba a disolverse y adentrarse en el cuerpo de Elizabeth. Su cuerpo estaba tan débil que  no pudo más y cayó al frío suelo.

Meldh corrió a auxiliar a su amiga, la sostuvo en sus brazos y sus lágrimas no dejaban de caer, empezó a recordar todo lo vivido con ella, las veces en que la alentaba a realizar perfectamente el hechizo y que no olvidará ninguna palabra de este.

- ¿Recuerdas... el baúl que está... en mi habitación? - empezaba a hablar entrecortadamente.

-S-si, si, me acuerdo- sollozaba y cerraba sus ojos.

-Hay una carta... por favor entregásela a él... siento pena y lastima, no pude decirle que le quería- las lágrimas comenzaban a salir. -también... aquel espejo, encierra su espíritu ahí... te lo pido.-cerró sus ojos y respiraba apresuradamente.

De repente Meldh había recordado el libro de hechizos de Merlín y ayudó a poner de pie a  Elisabeth guiandola así a  una habitación del castillo, cuando la dejó sobre la cama comenzó a correr con angustia por los pasillos oscuros, sin impedir que lagrimas salieran, hasta que dio con la habitación de Merlín, tomó el libro y empezó a buscar los hechizos que podrían salvar a su amiga...  Encerrar el alma y en la página siguiente reencarnación...   al leer estas palabras sonrió y corrió con todas sus fuerzas a la habitación y encontrándose con el cuerpo agonizante de su amiga. 

La Leyenda de La Bruja BlancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora