Maldigo el día en que Caelen me obligó a escribir esto. Más tarde, os diré quién es este personaje asqueroso que ha hecho que os cuente mi historia, todavía no es el momento de saber de él, no le voy a dar tanto protagonismo, a pesar de que se muere de ganas.
Así que querido lector a partir de ahora vas a conocer la historia de Lola Martínez. Precioso el nombre ¿verdad?, nótese la ironía. Odio a mis progenitores por ponerme Lola. No es que estén muertos ni nada del otro mundo, simplemente es que yo no les llamo "padres" porque no los considero como tales.
Mi querido progenitor depositó, en una noche loca de su juventud, su espermatozoide en el óvulo de mi progenitora y de ahí salí yo. No era una hija deseada así que a lo largo de mis casi veinte años me lo han estado recordando. Ellos trabajan prácticamente las veinticuatro horas del día así que me las he tenido que apañar en crecer por mí misma y con la ayuda de mi niñera, la señora Dolores, que era muy maja la verdad pero murió de vieja, es normal, tenía ya sus años cuando entró en mi casa a cuidarme.
Me estoy desviando. ¿Cómo soy yo? Pues nada fuera de lo normal, ojos marrones, pelo castaño y estatura media. No es que destaque por mi físico, simplemente soy una humana más. Fui hija única hasta los ocho años, porque ahí llegó mi hermano Will, el hijo mimado de mi progenitora. ¿Veis que injusticia? Mi hermano tiene un nombre inglés (porque mi madre, voy a hacer el intento de llamarle así, es inglesa) y yo no, yo tenía que tener un nombre español como mi señor progenitor. Ahí se nota el amor que nos tienen a uno y a otro. La cuestión es que ese crío creció a mi lado y al de la señora Dolores y ahora tiene ya sus doce años y es todo un hombrecito. ¿Y por qué os cuento esto? Ah sí, porque es necesario para entender por qué me fui de España, porque sí, a pesar de tener una madre inglesa, vivíamos en nuestra casa de España.
No tenía amigos, típico ¿eh? ¿Cómo iba a tenerlos si lo único que querían era acercarse a mí por el dinero y poder que tenían los dos señores que se hacían llamar mis padres? Yo no quería su dinero, ¿así es como pensaban comprar mi felicidad y mis años de abandono? ¿Con tarjetas de crédito que no conocen ningún límite? Bueno, no voy a mentir y diré que sí que me he aprovechado un poco de ellas.
En realidad, os he engañado, sí tengo amigos, bueno solo tengo una amiga pero la muy cabrona (voy a insultarla porque se lo merece) decidió irse a estudiar a Londres durante un año. La conocí en el instituto y nos hicimos bastante inseparables, pero como decidió abandonarme por un año entero me lo pasaba bastante bien haciéndole creer que estaba enfadada con ella.
La cuestión es que cuando tu vida ha sido prácticamente inexistente porque no tienes amigos, ni padres que te quieran, pues no tiene mucho sentido seguir con ella ¿no? Dicen que estaba celosa de mi hermano, que quería llamar la atención, que era una pataleta, etc. pero no fue nada de eso, simplemente me cansé de todo. Todo dejó de tener sentido para mí, dejé de comer, de dormir y de hablar. De un día para otro, dejé de ser persona. ¿Resultado? Acabé visitando a un puñetero psicólogo (no es que me apasionen). Durante un año exactamente, perdía dos tardes de mi semana en ese consultorio sin resultado alguno.
En la sala de espera conocí a un chico, se llamaba Dani y era bastante simpático además de guapo, no os voy a mentir, la verdad. Ya os hablaré más tarde de mi pequeña y peculiar amistad con él, pero por ahora iré simplemente al final. Dani tenía una depresión bastante importante y acabó con su vida ocho meses después de haberle conocido. Me dejó una nota diciendo que nada tenía sentido en su vida y que por lo menos yo viviera lo que él no había vivido. Así de sencillo. Una nota para que viviera, sin más.
¿Pero qué sentido tenía vivir? Seguía estando igual de mal que cuando entré en la consulta del psicólogo. No me ayudaba para nada, solo pasábamos el tiempo, a veces incluso sin dirigirnos la palabra, también he de decir que yo no estaba muy por la labor de hablar. La cuestión era sacarles el dinero a mis padres y a mí no me importaba. Un día en casa, reflexioné sobre lo que había dicho Dani y tomé la decisión de que si él se había rendido, yo también lo iba a hacer, no tenía nada que perder. Así que cogí un bote de pastillas de algo (todavía sigo sin saber de qué fueron) y me las tragué sin dudarlo ni un segundo. Quería acabar con todo. Lo siguiente que recuerdo fue estar en un hospital y el médico diciéndome que había intentado suicidarme.
¿Cambió algo? No. Todo siguió igual en casa. Iba a la universidad como un robot y volvía a casa y como mucho conseguía hablar con mi amiga Elisa (la que se fue a Londres) y poco más. Hasta que una mañana una carta cambió mi vida indirectamente.
Esa carta le concedía a mi hermano una beca para irse a estudiar a un colegio de una ciudad en Escocia. Will jugaba al fútbol aquí en España y he de reconocer que era bastante bueno, incluso estaba como aspirante para entrar en una categoría inferior de uno de esos equipos importantes que hay en mi país. La beca era para ir a estudiar allí y a la vez ser jugador del equipo local. Se pasó una semana entera detrás de mí para que yo aceptara. ¿Y por qué yo? Porque mis padres dijeron que sí a la primera, a ellos les daba igual que estuviéramos en casa como que no, pero pusieron la condición de que yo tendría que irme con él. Dijeron que sería bueno para mi depresión y que un cambio de aires no me vendría mal. Me negué, por supuesto.
En el fondo quiero a Will, así que tuve que decirle que sí. ¿Por qué? Pues no lo sé. Tal vez irme de España hacía que me sintiera mejor. Mis padres hablaron con el psicólogo y les dijo que era lo mejor, que tenía que empezar de nuevo tras la muerte de Dani y mi depresión. Yo pienso que también quería perderme de vista y aprovechó la oportunidad. Me obligó a seguir con la terapia con un psicólogo de allí, hijo de un amigo suyo, ¿os acordáis de Caelen? Pues ese es el hijo del amigo suyo.
¿Y a dónde nos íbamos exactamente os preguntareis? Pues a Inverness, que según Wikipedia, está situada en la desembocadura del río Ness, en el Fiordo de Moray. Vamos, que me mandaron al frío y al lado del lago donde se cree que hay un monstruo llamado Ness, famoso en la cultura popular. ¡Genial! Todo estaba arreglado allí, mis padres habían comprado una casa, porque un apartamento decían que no era suficiente para su futuro hijo el futbolista.
¿Y quién se ocuparía de la casa? Pues yo, porque mi hermano era y sigue siendo un vago. Él iría al colegio y después al club de fútbol y yo seguiría con mi carrera allí, bueno no exactamente mi carrera, pero era el equivalente allí, así que conseguí que me convalidaran los dos cursos que ya tenía en España y me matriculé para tercer año en "historia y literatura" sobre todo, literatura inglesa, mi preferida.
En el avión leí la carta de Dani una vez más. Siempre la llevaba conmigo, como si eso me recordara que tenía que seguir viviendo por él.
"Querida Lola:
Has sido mi única compañera en estos días tan oscuros. Sé que soy egoísta por irme de esta manera. Sé que me estarás odiando y que pensarás en qué va a ser de tu vida ahora. Yo te lo voy a decir. No cometas los mismos errores que yo, vive y sé feliz, como dicen en el Rey León.
Ahora en serio, déjale ver al mundo esa magnífica sonrisa que tienes pero sobre todo VIVE LA VIDA AL MÁXIMO. Vive por los dos. Yo me he ido de este mundo porque no tenía ya las fuerzas suficientes para continuar, pero tú sí las tienes, escondidas bajo todas tus capas de tristeza y decepción, pero sé que aún queda algo de chispa en ti.
Conocerte ha sido lo mejor que me ha pasado. Te lo prometo. Cuando creas que todo va mal, lee esta carta y piensa en lo cobarde que fui dejando el mundo de esta forma tan estúpida. Piensa en que tú no debes seguir nunca mi ejemplo.
Sal, conoce a gente y déjate querer.
Tienes mucho que mostrarle al mundo.
Te quiero, ahora y siempre.
Dani"
Iba a intentarlo por él, por el único que supo ver algo de luz entre tanta oscuridad. Una vida nueva estaba a punto de empezar en el momento en el que el avión despegó y anunció mi próximo destino... Inverness.
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Hola, he decidido volver a subir la primera parte de la historia con algunos cambios y correcciones. Espero que os guste.
Espero que seais sinceros y me digais que os parece. Comentad.
Allá vamos con la historia de Lola....
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Próximo destino: Inverness (Saga: A New Life #1)
RomanceA veces necesitas un cambio de rumbo para descubrir la verdadera felicidad. Un cambio de aires es lo que devolverá a Lola las ganas de vivir. ¿Quién le iba a decir a ella que irse un año a Inverness iba a cambiar tanto su vida? Y por casualidades d...