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JORDYN POV'S

Entré al Starbucks y me senté en una mesa al fondo, esperando a Matt. No había mucha gente, solo un par de chicas de unos grados más bajos de mi instituto, una chica rubia que parecía impaciente esperando a alguien, y dos chicos tomando algo amistosamente en una mesa algo alejada.
Suspiré, y abrí el periódico mientras leía algunas de las principales noticias.

Al ver a Matt entrar por la puerta, me cubrí un poco con el periódico riendo, le jugaría una pequeña broma a mi novio.

Siguió caminando y fue con una resplandeciente sonrisa detrás de la rubia que nombré, y le cubrió los ojos. Le murmuró unas cosas al oído y se sentó en una silla frente a ella.

Fruncí el ceño,
¿Qué sucedía ahí?

MATT POV'S

Llegué al Starbucks rápidamente, no me quedaba muy lejos de casa. Me guardé el teléfono en el bolsillo ya que cuando hablé con Lucy se quedó sin batería y se apagó instantáneamente. Ví su cabello rubio y ondulado, caminé hacia ella con una sonrisa y le tapé los ojos.

—¿Quién soy? —intenté distorsionar mi voz, pero terminó en un intento totalmente fallido.

Sus manos tocaron las mías y sonrió rápidamente, para morderse el labio pensativa.

—Hola chico aplicado.

Sonreí, y luego de soltarla me senté frente a ella. El lugar estaba casi vacío, una pareja en la esquina, unas chicas de la escuela en la barra, una chica —creo, no podía ver su cara—leyendo un periódico, y dos chicos discutiendo entre murmullos.

—¿Qué tal estás? —pregunté una vez que nos trajeron lo que habíamos ordenado.

—Muy bien. —sonrió—. Ésto está totalmente delicioso. —comentó observando un pequeño cupcake de frambuesa.

Sonreí, y me tomé unos minutos para que mi mente pudiera detallarla. Cabello rubio y ondulado, ojos verdes totalmente hermosos y llamativos, sus pequeños labios que le daban una ternura imborrable, llamándome a querer probarlos.

Tomé aire, algo me decía que estaba mal, y otro algo que estaba bien. Pero... Solo estaba tomando algo con ella, ¿qué podría salir mal? Un café no le hacía mal a nadie, o eso creía.

—Matthew, no me tomes a mal, pero quiero decirte algo.

Asentí, alentándola a seguir. Le sonreí, y con una mirada le pedí permiso para tomar sus manos sobre la mesa. Tomé su sonrisa como un sí, así que sujeté sus manos aún sonriendo.

—Algún día voy a quitarte los ojos.

Carcajeé, y se acomodó en su lugar algo nerviosa y sonrojada, que ternura.

Proseguimos hablando de temas sin sentido, de gustos, y todas esas cosas. Centrándonos más que nada en ella.
Tenía una hermana de 27 que trabajaba como psicóloga en un centro de rehabilitación, psiquiátrico.
Ella tenía 17 años, quería estudiar medicina, al igual que toda su familia menos su hermana. Amaba el chocolate, escuchaba todo tipo de música, tenía una debilidad por los perros grandes y peludos y también por los conejos.

—Y tú, cuéntame, ¿hubo alguna chica mágica en tu vida? —me miró con picardía reí, mientras le daba un sorbo la café.

—Yo, sinceramente no me tomaba las relaciones en serio. —hablé torpemente, pero con una sonrisa para darle un poco de credibilidad—. Pero creo que ahora eso cambió.

El color subió a sus mejillas, y miró a otro lado, tratando de ocultarlo y dejando que su cabello le tapara la mitad de su cara.

Le corrí aquellos rebeldes mechones, y por unos segundos me perdí en sus ojos. Realmente eran bellísimos, te daban muchísimo para pensar. Noté el nerviosismo en su mirada, e intenté calmarla con una cálida y reconfortante sonrisa.

—Eres preciosa.

Tosí torpemente al darme cuenta que le había dicho lo que pensaba, carraspeé y miré a mi izquierda, encontrándome con Tyler. ¿Qué demonios hacía ese imbécil ahí?

Frunció el ceño, pero supuse que como estaba de espaldas no me veía. No era difícil descifrar que era él, ya que su nombre estaba escrito en la auténtica campera del instituto.

—¿Matt?

Volví a centrar mi vista y le sonreí.

—¿Sí, bebé?

Se mordió el labio torpemente, y tragó duro, como si quisiera decir algo que le costaba mucho.

—Nada, déjalo. ¿Te parece que mañana vayamos a...?

Su frase quedó en el aire; no me aguanté.
Necesitaba probar sus labios y lo hice, el sabor a frambuesa se conjuntó en medio beso, y la sentí sonreír correspondiéndome aquel beso. Acaricié su mejilla, vaya, realmente besaba bien.
Mordí su labio inferior y sonreí, al igual que ella, para luego separarnos.

En ese momento alguien pasó caminando por atrás mío, e inútilmente, me golpeó el brazo al pasar. Me di vuelta dispuesto a preguntarle que si no veía por dónde caminaba, pero me encontré con unos ojos rojos inyectados en sangre, al extremo punto de haber llorado, unas mejillas sonrosadas súper conocidas por mi, al igual que aquellos labios destruidos, tal como ella solía hacer cuando estaba nerviosa; quitarse la piel del labio. Sus manos temblaban, y llevaba un periódico en sus manos.

¿Ella era la chica del periódico?

—Perdón. —murmuró con torpeza, dedicándome una mirada totalmente fría y horrible. Dejó caer algunas lágrimas y se fue casi corriendo.

Un Tyler corrió detrás de ella con la vista enfocada en mí y con una gran mueca de furia. ¿Por qué demonios se iba detrás de MÍ chica? Definitivamente no iba a dejar que ese imbécil... ¿Qué estaba diciendo? Era mi culpa, ¿no?

Tragué duro, y miré a Lucy de nuevo.

—Eso fue extraño. —murmuró—. ¿La conocías?

Negué rápidamente, y volví a tragar duro.

¿Qué demonios estaba haciendo?

WhatsApp, MSB [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora