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CHLOE POV'S

—Matt. —lo moví un poco intentando que despertara, pero no contestó—. Matt, tienes que ir a casa a descansar un poco.

El apenas se removió en la silla del hospital y abrió primero un ojo y luego otro. Pero se reincorporó instantáneamente abriendo los ojos en par.

—¿Despertó?

Negué, y volvió a caer rendido en la silla resoplando.

—Mi mamá me dijo que te diga que vayas a casa a descansar un poco, no luces muy bien.

—Estoy bien, no necesito descansar, esperaré a que despierte y cuando lo haga iré a verla y luego me iré a casa.

Le dediqué una mirada reprobatoria, hacía dos semanas que no se movía de la maldita silla, hacía dos semanas que mi hermana no se despertaba y hacía dos semanas desde que yo intentaba no llorar por más que todos lo hagan.

Es que, ella despertaría. No nos dejaría, nunca lo haría. ¿No?

Me rendí, sabiendo que no me haría caso y dejé a todo mi peso posicionarse sobre la gran pared blanca.

¿Por qué siempre tiene que haber algo mal?

Sentí mis ojos picar, y pestañeé varias veces mirando hacia arriba intentando alejar las lágrimas, pero no funcionó. No les impedí salir ni tampoco las limpié, solo deje que cayeran.

Sentí unos brazos rodearme con fuerza, y el olor dulzón del perfume de ella. Sonreí débilmente, dejando la mitad de mi peso ahora sobre ella quien me alzó y me dio palmaditas en la espalda tratando de callar mi llanto.

—Necesito hablar contigo. —murmuró, y asentí dejándome arrastrar hasta la otra punta del pasillo donde nadie podía vernos.

Por primera vez la vi, y pude notar que estaba igual o peor que yo, sus ojos rojos e irritados, su piel pálida con los pómulos algo rojizos y los labios paspados. Un rodete mal hecho, y su característico pantalón de joggin.

Me sonrió débilmente y tomó mis manos dejando caer algunas lágrimas al vacío.

—Maddie se fue. —susurró y fruncí el ceño, limpiándole con mi pulgar debajo de sus ojos—. Ella se sentía tan culpable, tan mal, tan inútil que se fue. No soportaba lidiar con la culpa, ella se ha ido.

—¿Cómo? ¿A dónde se fue?

—Se fue, no sé a dónde. Desapareció, se esfumó de la faz de la tierra en segundos.

Fruncí el entrecejo, abrazando a Ally, y me dediqué a pensar en qué demonios estaba pasando aquí. Le acaricié el pelo, calmando un poco su llanto pero me separé de ella al escuchar unos pasos apresurados por el pasillo. James venía corriendo hacia nosotras, con una sonrisa pero con lágrimas a la vez.

—Despertó. —murmuró, y nos abrazó a ambas.

Yo sabía que lo haría.

El sentimiento de felicidad invadió mi cuerpo en cuestión de segundos y comencé a dar saltitos mientras sacudía a mi amiga de los hombros repitiendo sucesivamente que mi hermana se había despertado.

Fuimos los tres corriendo a la habitación, pero una enfermera puso su brazo frente a nosotros impidiéndonos el paso.

—¿Y tú qué? —la miré mal e intenté pasar pero no me lo permitió—. Soy familiar, mueve tu trasero de la puerta.

—Lo siento, solo mayores de edad.

—Soy su hermana.

—Y yo una enfermera.

WhatsApp, MSB [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora