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Acabé de lavar los platos rápidamente y me sequé las manos que habían quedado con algunos restos de espuma mientras corría escaleras arriba ya que el pequeño Adam estaba llorando.
Lo podía oír a través de una especie de parlante que compró Maddison. Se dejaba uno en su cuarto y otro en donde esté yo —cuando estaba a mi cuidado— y a través de éste podía oír todo lo que sucedía en su habitación que no eran más que sus pequeños llantos.

—¿Qué tienes pequeño? —lo acuné en mis brazos y apagué el parlante mientras bajaba lentamente las escaleras cantándole entre murmullos.

Tyler estaba cuidando de la pequeña Leyla, eso era un poco peligroso pero confiaba en mí amigo. Ambos juntos podrían desatar una guerra interminable e incluso podrían hacer explotar la casa, pero le hice prometer a mi mejor amigo que no harían estupideces ni nada que sea peligroso.

Oí un gran chillido proveniente del cuarto de juegos, que para mí suerte estaba en la habitación de al lado en el piso de abajo.
Me encontré a Leyla sacudiendo su ropa con sus manos y a Tyler confuso.

—¿Por qué gritas? —preguntó mi amigo alterado y yo reí al ver su impaciencia en el rostro.

—¡HAY UNA ARAÑA! —señaló a la pared aún gritando.

—¿Y LA QUIERES DEJAR SORDA O QUÉ? —le gritó ahora Tyler, para luego sacarse el zapato y estrellarlo contra la pared, dejando una gran mancha de lo que antes era una araña.

—¡Yo no voy a limpiar eso! —me crucé de brazos observándolos divertida.

Tyler me regaló una linda sonrisa y tomó a Adam entre sus brazos, meciéndolo para que no llorara.

Leyla hizo una mueca y miró con desagrado al bebé. Mi pequeña no soportaba que Adam recibiera más atención que ella, por lo que vivía haciendo bobadas y estupideces tratando de llamar nuestra atención.
Estaba realmente celosa del pequeño, pero aun así era dulce con él, y se divertía haciéndolo reír.

Oí el timbre y fruncí el entrecejo, confundida. Caminé hacia la puerta y observé la mirilla en donde pude ver a Lucy, hacía tiempo no la veía y no esperaba verla por aquí.

Claro, no esperaba ver a la mujer con la que Matt me había engañado afuera de mi casa luego de varios años.

—Mira, hay otra araña, busca un frasco y la tienes como mascota. —oí decir a Tyler y negué sonriendo.

Abrí la puerta con una mueca de confusión y Lucy me miró nerviosa pero a la vez con dulzura.

—Jordyn, eh... Tanto tiempo. —me dio un pequeño beso en la mejilla y yo imité su acción con un poco de disgusto.

—¿Qué se te ofrece? —pregunté, tratando de sonar lo más tranquila y serena posible.

Realmente ganas de echarla a patadas me sobraban, pero estaba intentando ser razonable y parecer dentro de todo normal.

—Tyler me pidió que viniera... —murmuró mirando al suelo, gruñí apretando los dientes y me asomé dentro de la casa.

—¡TYLER! —grité, y en segundos él apareció a mi lado—. Te buscan.

—¡Heeey, Luucy! —le dio un beso en los labios y los miré mal, cruzada de brazos.

La invitó a pasar y bufé rendida, ambos se sentaron en un sofá de la sala y yo me senté en uno enfrente de ellos junto a Leyla que miró a la mujer feo y se sentó sobre mis piernas.

—Jord. —me llamó mi amigo y elevé la vista hacia ellos ya que estaba observando a mi pequeña mientras acariciaba su suave cabello—. Tenemos algo que decirte.

WhatsApp, MSB [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora