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Maratón 5/5

Me costó muchísimo escribir el capítulo, disculpen la tardanza y no haber terminado el maratón a tiempo.
Les debo otro maratón, espero que disfruten el capítulo❤️

—¡Ayúdame! —chillé y la pude observar cubriéndose la cabeza con el acolchado de la cama en la que ella estaba acostada.

Faltaba una hora para que viniera la familia de Matt, no tendría mi apoyo moral en la mesa ya que Maddison se encontraba enferma y no se movería de su habitación, o mejor dicho, mi habitación.

Recién salía de bañarme y le había insistido unas diez veces a mi amiga para que me ayudara a elegir ropa. Más de la mitad de mi armario yacía sobre todos los muebles que había en mi habitación y aún no había elegido ninguno ni separado algo. No había absolutamente ninguna elección.

Bufé totalmente frustrada y me crucé de brazos para dejar caer mi cuerpo sobre mi amiga en un solo resoplido.

—Ponte ésto. —me lanzó una prenda de ropa y fruncí el ceño estirándola para poder ver que era.

—¡Es mi remera de pijama, idiota!

Le dediqué una mirada reprobatoria y busqué de nuevo entre toda la ropa. Paré en seco al ver cómo mi amiga se ponía de pie y me tendía una fina tela negra.

Me tomé unos segundos para inspeccionarla y, realmente se veía horrible.
Las ojeras le llegaban a los pies, sumándole la palidez que se había adueñado de su fino rostro. Sus ojos estaban un poco rojos como si hubiese llorado, aunque sí la observabas despeinada y con su pijama ya te dabas cuenta que estaba enferma.

—¿Qué, acaso viste un fantasma?

Se cruzó de brazos aún con la prenda de vestir entre sus brazos.

—De hecho... —hablé despacio y la miré aguantando una pequeña carcajada.

—¡Muérete White! —gruñó para luego lanzarme lo que imaginé como un vestido y meterse en la cama.

[...]

—Yo voyyy. —sonreí caminando entre saltos hacia la puerta que minutos atrás habían tocado. La abrí lentamente y sonreí ampliamente al ver a la mamá de Matthew, tan hermosa como siempre.

Me dedicó una sonrisa, me hice a un lado para que pudieran pasar luego de recibir el saludo de Allison y su padre. Le prometí a mamá que me tragaría todo el orgullo y sería una niña buena, así que tenía que estar calmada y tranquila.

Matt sujetó mi cintura sacándome fuera de la casa y haciéndome cerrar la puerta conmigo ya que yo estaba sosteniendo el pomo.

—¿Qué haces? —sonreí al sentir sus manos en mi cintura apegándome más a su cuerpo, luego sentí muchos besos por toda mi cara, y finalmente uno pequeño en mi hombro.

Una sonrisa resplandeciente estaba impregnada en su rostro, pasé mis manos por su cuello ya que no me quedaba otra alternativa, y tampoco me disgustaba en lo absoluto hacerlo, comencé a jugar con su cabello mordiendo levemente mi labio inferior.

—Estás hermosa. —murmuró y dejó un pequeño beso en mi nariz.

Hice pucheros, al tiempo que sentía como una de sus manos acariciaba mi mejilla suavemente.

Apenas ese tacto, ese roce, me producía innumerables tipos de sensaciones en el cuerpo. Debía acostumbrarme a sentir ese tipo de cosas con ese chico. Me volvía totalmente loca.

—¿Vas a besarme o me tengo que quedar con las ganas? —solté divertida y él, lanzó una risita traviesa.

Yo lo decía en serio, quería besarlo.
Besarlo sin que el tiempo pudiera detenernos, o separarnos.

—Quédate con las ganas.

Me sacó la lengua divertido, me sujetó una mano mientras que con la otra me rodeaba la cintura y nos dirigimos dentro de la casa.

Estábamos sentados en la mesa en el siguiente orden: En la esquina mi papá, a su derecha mi mamá, al lado de mamá estaba Jenna, y a su lado estaba Anthony. A la izquierda de mi papá estaba Allison seguida de Chloe, después Matt y luego yo.
Quedaban dos asientos vacíos, el de Maddie, y el de James.
James llegaría un poco tarde, ya que debía hacer unas cosas importantes según el, y Maddie estaba enferma, durmiendo o mirando películas en Netflix seguramente.

La cena proseguirá dentro de todo normal, preguntas de la escuela, del futuro, y cosas de esas.

La comida de mamá no dejaba de recibir halagos, la cocina era su fuerte y siempre lo sería. Cocinaba totalmente delicioso y jamás nos cansábamos de probar sus nuevos "inventos" o de sus "mezcolanzas", como las llamaba yo.

[...]

Escuché las maderas de los escalones por lo que volteé rápidamente hacia mi derecha, al igual que hizo Matthew al verme frunciendo el entrecejo, nuestros padres estaban hablando animadamente por lo que se ve que no habían oído nada.

—Buenas noches. —apenas musitó una Maddison totalmente demacrada que siguió su camino hacia la cocina.
Minutos después, estaba apoyada sobre el marco de la puerta, tratando de tragar una pastilla que había cortado en millones de pedazos con un vaso de vidrio que contenía agua en su mano.

Yo hacía lo mismo, no podía tragarme una pastilla entera.

Volví a girar mi rostro al oír la puerta y ver a la hermana de mi novio totalmente arreglada de pies a cabeza. Fruncí el ceño y miré a Matt quien dejó el tenedor a medio camino de su boca y arrugó la nariz aún con la boca abierta.

Todos observábamos hacia allí, todos estábamos confundidos.

¿Ella no iba a salir con su novio?

Mi hermano apareció detrás de ella, tomándola por la cintura y dejándole un beso en su hombro, que yacía desnudo a causa del bellísimo vestido color piel que traía.

—Perdón por llegar tarde. —James carraspeó un poco y le sonrió a la chica para luego unir sus manos—. Ella es mi novia, Melissa. Salimos hace medio año, pero como no vive aquí no tuve la oportunidad de presentárselas.

Se oyó un fuerte estruendo y muchos cristales de vidrios cayendo al suelo.
Y seguido de ésto, una Maddie subiendo las escaleras a tropezones.

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