Evan.
"Debí haber sabido que con una chica como tú me enemoraría de cada cosa que haces"
The Beatles-I've Should Have Known BetterMientras más tiempo pasaba con Prudence mas me gustaba, era como si no pudiera tener suficiente de ella. Había llegado amar cada pequeño detalle, la manera en que se muerde el labio cuando está nerviosa, la forma en que acomoda siempre su cabello detrás de su oreja, su voz cada que canta una canción cuando cree que nadie la escucha, un día la escuche cantar, en cuanto se dio cuenta de mi presencia dejo de hacerlo.
—Deberías hacer eso más a menudo.— Mientras hablaba una sonrisa se dibujaba en mi rostro.
—¿Qué?— Dijo realmente sorprendida al notar mi presencia.
—Cantar. Creo que tienes una voz hermosa. Todos deberían escucharla.— En cuanto dije estas palabras Prudence puso sus ojos en blanco y sonrió.
—Prefiero escribir, es una gran terapia. Mejor que toda esa basura psicológica. ¿ Te he contado alguna vez sobre las terapias?
—No realmente
—Son horribles. Imagínate una hora sentada frente a un completo idiota que quiere que le cuentes todo sobre tu vida.— Su rostro reflejaba lo mucho que despreciaba esas terapias.
—¿Por qué te mandaron a terapia?— Quise saber.
—Cuando mi madre descubrió que mi padre la había engañado fuimos a terapia familiar, pero unos años después se volvió insostenible y mi madre me dijo que se divorciarían. Mi madre creyó que su divorcio tenía algo que ver con mis "problemas con la autoridad" y decidió que debería retomar la terapia.— Explico con un tono un tanto sarcástico.
—Mis padres también me llevaron a terapia a los ocho años.— Confesé.
—¿En serio? ¿ Por qué?
— Porque no hacia las cosas que un niño normal hace.— Admití un poco avergonzado.
—Yo tampoco soy normal, las personas se alejan de mí en cuanto lo notan. En mi anterior escuela tenía muy pocos amigos nadie quería hablar conmigo. — No podía imaginar que alguien no quisiera estar cerca de Prudence.
—La mayoría de la escuela piensa que mis amigos y yo somos raros.— Dije pensando en todas las veces que recibimos burlas durante el año pasado.
—¿Quiénes son ellos para decir quien es raro y quién no? ¿Cómo saben lo que es normal? ¿Porque temer a lo diferente? Las personas que juran ser normales son las peores, de esas sí que debes alejarte. ¡Al diablo con ellos!
—¡Al diablo con ellos!— Dije haciendo coro a las palabras de Prudence.*****
Prudence.Julie entro a mi habitación vio todas las cosas rotas sobre el piso y preguntó:
—¿Qué ha pasado, Prudence?
—Fui a casa de papá, Amanda estaba ahí. — Trate de luchar contra las lagrimas que amenazaban con salir.
—Lo sé, papá me dijo que se mudarían juntos.— Dijo mi hermana con un rostro un poco culpables.
—No tenía idea, ¿Por qué no me dijo nada? ¿Por qué no me dijiste nada, Julie? No debí haber ido.— En ese momento agarre cualquier otra cosa y la arroje contra el piso,
—Prudence, lo siento yo no creí que hablara en serio, no pensé que sucedería tan pronto.
—Sólo déjame sola ¿Quieres? — Dije mientras buscaba un lugar en el cual sentarme y poner un poco de orden en mi cabeza.
Escribí un poco en mi diario y decidí dormir.
Al día siguiente fui a la escuela con muy poco ánimo, odiaba la escuela y odiaba a cada persona que se me acercara. Entre al salón me senté y comencé a escribir, la profesora entro al salón, pero no me importo seguí escribiendo.
—Prudence ¿Se puede saber que estas escribiendo?— Preguntó la profesora.
—No es asunto suyo.— Todo el salón me miraba con asombro.
—Sal del salón ahora mismo.— La profesora comenzaba a gritar.
—Con mucho gusto.— Dije mientras guardaba mis cosas en mi mochila.
—Antes dame ese cuaderno.— Exigió la mujer acercándose a mi asiento.
—No.— Grite casi arrebatando el cuaderno de sus manos que se aproximaban rápidamente.
—Dámelo ahora.— Insistió en voz aún más fuerte.
— Váyase al demonio.— Las palabras salieron de mi boca sin siquiera pensarlo, pero no me importó lo que sucediera.
Mis compañeros miraban incrédulos, la maestra me mando a la dirección, dijeron que mi comportamiento era inaceptable y mi promedio era muy bajo, decidió expulsarme.
Mi madre no recibió bien la noticia, me castigo y después me dijo:
—Sé que el divorcio no es fácil para ustedes pero es lo mejor para todos
—Me da igual su divorcio, no actuó así por eso.— Mi madre buscaba verme a los ojos yo sólo dirigí la mirada a cualquier otro lado.
—Entonces ¿Por qué?
—Porque odio esta ciudad, odio a las malditas personas y odio a esta maldita familia.— Dije finalmente a gritos.
Semanas más tarde mi madre anuncio que nos mudábamos, le dije que eso era estúpido y ella me dijo que sería bueno para nosotros.
—No estoy de acuerdo, mamá.— Sabía que de nada serviría decirlo, aun así lo hice.
—Pensé que odiabas esta ciudad.— Me echo en cara.
— Mudarnos no soluciona nada.— Una vez más hablé sabiendo que no sería escuchada.
—Es lo mejor para las tres.— Insistió mi madre
—¿Cómo es esto mejor?
—Si nos vamos ya no veremos a papá ¿verdad?— Intervino Julie
— De cualquier forma no quiere vernos, Julia.— Dije amargamente.
A pesar de las quejas de Julie, terminamos mudándonos hicimos un viaje largo, llegamos a nuestra nueva casa, nos instalamos y al día siguiente empecé la escuela.
No supe de mi padre desde que nos mudamos, me preguntaba si el siquiera nos extrañaba.
ESTÁS LEYENDO
Dear Prudence
Jugendliteratur"¿hay alguien que quiera oír mi historia, todo sobre la chica que vino para quedarse? Ella es la clase de chica que quieres tanto que lo lamentas, y aun así no te arrepientes ni un solo día..." ...