Prudence
Recorrí la ciudad con Tyler, había habido cambios durante el corto tiempo que me fui. Nos pusimos al día sobre las cosas que habían pasado en la escuela, con su familia, pegunto como me iba en la ciudad, hablamos sobre la universidad y sobre Evan. Al escuchar sobre Evan, el rostro de Tyler se volvió triste. Me dijo que me había extrañado y recordamos las cosas que solíamos hacer juntos.
— ¿Recuerdas que veníamos a este lugar a jugar cuando éramos niños? — Tyler preguntó, mientras esperaba mi respuesta mi mordía su labio nerviosamente.
—Lo recuerdo, así como recuerdo que fue aquí donde aprendimos a fumar.— Dije tratando de no pensar en los otros recuerdos.
—Sí, le robe la cajetilla a mi padre.— Tyler se veía triste cada vez que pensaba en su padre.
En ese tiempo teníamos 13 años, el padre de Tyler era un hombre violento, sola golpearlo a en y a su madre, un día decidimos robar la cajetilla de su padre y encendimos unos cuantos, al principio mis pulmones ardían y comencé a toser, después de un tiempo me acostumbré.
El padre se Tyler nos descubrió y se molestó bastante, al día siguiente Tyler apareció lleno de moretones en sus brazos, la única que en verdad había pasado era yo.
— ¿Recuerdas este lugar? Aquí fue donde nos dimos nuestro primer beso.— Y entonces Tyler se las arregló para traer los recuerdos que yo trataba de evitar.
Señalo un espacio bajo un árbol, eso sucedió a los doce, pocos meses antes de mis problemas familiares, hablábamos de algunas cosas sin importancia, entonces se acercó y me beso, nunca antes había besado a un chico, fue una sensación extraña, en los siguientes días no mencionamos lo sucedido, tampoco lo platique con nadie pues no tenía una amiga y aun si lo hubiera hecho se habrían escandalizado, pues Tyler era conocido por ser problemático.
Me quede en silencio y el busco otro tema de conversación cuando noto que me incomodaba.
*****
Durante mi primera semana mi padre me llevo a conocer el campus y todo lo demás, me prometió un auto para cuando entrara a la universidad, cosa que molesto a Amanda, ella ni siquiera me quería cerca de Henry Jr. Durante las dos semanas siguientes se limitó a dirigirme miradas llenas de odio e inventar cualquier excusa para reclamar la atención de mi padre.
La segunda semana fue igual y así transcurrió el tiempo.
Estaba a unos días de regresar a casa de mi madre, había considerado mis opciones, si asistía a la universidad no viviría con mi padre, podía notar que a Amanda le molestaba mi presencia era cuestión de tiempo para que le dijera a mi padre que no me quería ahí y el retirara su oferta.
—Así que, ¿Ya tomaste tu decisión?
—Algo así. Escucha, creo que lo mejor será que no me quede aquí.
Me levanté y salí al jardín, encendí un cigarrillo. Mi padre salió tras de mí.
—¿Desde cuándo fumas?
—Desde los trece.
—¿Sabes? Yo también fumaba cuando era joven, lo deje cuando naciste.
—Piensas que debo dejarlo.
Él se quedó en silencio, me dirigió una mirada condescendiente. Trataba de reconectar conmigo, pero todo esto de la relación padre hija había quedado lejos.
El debería saber cómo me sentía con todo lo que había pasado, ahora se sentía que era tarde. Decidió entonces soltar la pregunta.
—¿Por qué me ofreciste que viniera a vivir contigo?— Pregunté con la intención de saber de descifrar sus verdaderos sentimientos.
El me miro sin comprender muy bien de lo que hablaba, su respuesta fue la que ya había repetido tantas veces, sin embargo, no la creía.
—Porque eres mi hija y quiero lo mejor para ti.—Por supuesto que esa sería su respuesta, pero distaba de la realidad.
Pensé en ese momento en todas las veces desde el divorcio que esperé una llamada, un mensaje, algo que me hiciera saber que aún le importaba y no lo obtuve.
—Te olvidaste de mi por cerca de un año y después marcas por teléfono para preguntar como estoy, para ofrecerme que viva contigo y decir que te importo, me ofreces tu dinero. Quiero saber por qué. ¿Por qué no marcaste antes? ¿Por qué no te preocupaste por mí en un año?— mire en dirección a Amanda—Creo saber porque, y he tomado mi decisión, no viviré contigo.
Salí de casa con una dirección en mente Durante el tiempo en esta ciudad la única persona con la hable fue Tyler. El me entendía y sabía todo de mí.
—Así que te vas en una semana.— Dijo Tyler tratando de disimular su disgusto
—Así es.
—Pero, volverás ¿cierto?— La esperanza en sus ojos me asustó un poco.
—Yo... aun no lo sé. Tengo que pensarlo, considerar mis opciones.— Mi cabeza daba vueltas, todo había sido muy confuso últimamente.
—Piensas ir a la misma universidad que tu novio ¿Como se llama? ¿Evan?
Me quede en silencio.
—Dime algo ¿Lo amas?
No supe que contestar, me di cuenta de que no sabía lo que sentía por Evan, todo era tan confuso, no quería ir a la misma universidad que Evan, pero tampoco quería vivir con mi padre, Amanda y su hijo, sabía que si decidía no ir con Evan todo acababa y quizá en ese preciso instante lo que quería era alejarme de Evan.
La primera vez que traté de huir de casa él fue quien me hizo quedarme y sentir que pertenecía a un lugar, la segunda vez todo fue distinto, no lo vi en mi futuro y me di cuenta lo distintos que éramos, cuando le pedí escapar conmigo lo dudo y quizá no debíamos estar juntos.
Mientras pensaba en todo esto Tyler tomo mi rostro entre sus manos y me beso, no esperaba que eso pasara, así como no espera corresponder a su beso. Alejo sus labios de los míos y cuando lo hizo lo atraje nuevamente a mí. Se apartó con una sonrisa en su rostro y me dijo:
—Volverás, lo sé.— Dijo apenas en un susurro.
***
Evan
Dos semanas después de que Prudence se fue deje de recibir correos de ella. Nunca contesto a ninguna llamada, ningún mensaje, no sabía nada de ella, cuando por fin lo hizo fue solo para decirme que volvía en dos días, me emocionaba volver a verla y aún tenía la esperanza de que decidiera venir conmigo, de que tuviéramos un futuro juntos.
Nathan llego a mi casa, habíamos planeado aplicar para la universidad de medicina, aunque no era lo que quería debía hacerlo, me sentía presionado, era lo que todos esperaban de mí y debía hacerlo.
Cuando acabamos, Ian y Nathan decidieron ir a comer a algún lugar.
—¿Has sabido algo de Prudence?
—No, sé que ha hablado con su hermana, pero no entiendo porque no ha respondido a mis llamadas.— Conteste con verdadera preocupación.
—Ya te lo he dicho, debe estar muy ocupada planeando su futuro. —Dijo Nathan.
—O quizá se ha enfadado de ti. —Agrego Ian.
—Gracias por tu apoyo, amigo.—Dije mientras dirigía una mirada envenenada a Ian
—¿Que? Si Prudence te deja por fin podrás acercarte a Annie Millar.
—¿Quieres dejar de hablar de Annie Millar?— dije bastante enfadado
—¿Por qué? Es bastante atractiva y le gustas desde hace tiempo.
—Por supuesto que no...—Protesté
En ese momento recibí un mensaje de Prudence, decía que volvería en día días.
—Prudence vuelve, acaba de enviarme un mensaje.
—Genial.—Dice Ian. — Sigo pensando que debes salir con Annie.
Nathan puso los ojos en blanco, a mí las palabras de Ian no pudieron importarme menos, vería a Prudence de nuevo y era todo lo que necesitaba.
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Dear Prudence
Novela Juvenil"¿hay alguien que quiera oír mi historia, todo sobre la chica que vino para quedarse? Ella es la clase de chica que quieres tanto que lo lamentas, y aun así no te arrepientes ni un solo día..." ...