Evan
Todas las mañanas observaba a Prudence entrar al salón de clase, resulto que íbamos juntos a literatura. Procuraba sentarse hasta atrás y evitar a todo el mundo, algunos chicos la veían para después compartir una mirada de complicidad, ella atraía la atención de todos sin esforzarse en ello, es más no parecía importarle o siquiera darse cuenta de ello.
Todos los chicos deseaban acercarse a ella, pero ninguno tenía las agallas, los pocos que habían intentado fracasaban miserablemente.
—La clase de biología ha sido un martirio. —Se quejó Ian mientras se acercaba a mi
—Con esa actitud no aprobaras el curso. —Añadió Nathan
Prudence paso en ese momento por delante de nosotros, ellos notaron que la seguí con la mirada.
- Prudence Pearson, sí que es extraña. - Molly, la hermana de Nathan, se integró a la conversación, lo cual era muy raro pues siempre mantenía su distancia, incluso Nathan no hablaba con ella o de ella si no era necesario. Supuse que Molly no podía evitar criticar a Prudence igual que la mayoria de las chicas de la escuela, a casi ninguna le agradaba Prudence.
— ¿Qué?
—Dicen que Jake Cooper la invito a salir y lo rechazo, ninguna chica lo ha rechazado, ¿Lo han visto? Es guapísimo.
— ¿Hablas del tipo que parece salido de una "boy band"? Jamás entenderé por que las chicas lo encuentran atractivo. —Dijo Nathan poniendo los ojos en blanco
—En fin, solo quería decirte que iré de compras con mis amigas saliendo de clase, tendrás que irte solo a casa, adiós.
Cada uno se dirigió a su aula. El resto del día paso sin mayor sorpresa hasta que al salir de clases vi a Prudence sentada sola afuera de la escuela. Me armé de valor y me senté junto a ella. Ella me sonrió y permanecimos en silencio. De su celular comenzó sonar la canción "Dear Prudence" ella contesto la llamada, hasta donde supe era de su madre y en cuanto colgó le pregunté:
— ¿Eres fan de the beatles?
—Sí, de hecho, a ellos les debo mi nombre. Por cierto, soy Prudence mucho gusto. — dijo extendiéndome la mano
—Evan, mucho gusto.
Nos dimos un apretón de manos y nos miramos a los ojos por lo que pareció un largo rato y así fue como supe que era la chica que me cambiaría la vida.
Seguía observándola, a veces la veía fumar un cigarrillo, otras veces escribía en un cuaderno, siempre hermosa y cautivante, de vez en cuando me descubría y me dirigía una sonrisa o saludaba de lejos, nos habíamos acercado un poco más.
*****
A la mañana siguiente fui a la escuela con un extraño sentimiento de alegría que no supe bien a que se debía hasta que vi a Prudence sentada en el salón de clases.
Decidí sentarme a su lado, ella me saludo con una sonrisa y me pregunte si ella también quiera verme.
La clase comenzó, pero no puse mucha atención, estaba más concentrado en Prudence y la manera en que acomodaba su cabello detrás de su oreja, en sus ojos azules cuando miraban distraídos a través de la ventana...
— Sr. Separad, ¿Podría repetir lo que he dicho?— Preguntó el profesor
— lo siento profesor no estaba poniendo atención.— Admití avergonzado
— Eso supuse, así que tendrá inasistencia el día de hoy.
— Pero...
— Sin peros, Sr. Shepard.
En ese momento sonó el timbre indicando que la clase había acabado
— Espero contar con su atención la siguiente clase, Sr. Shepard. La tarea es comenzar a leer una de las novelas en la lista que les he dado.
A la hora del almuerzo vi a Prudence, estaba escribiendo en un cuaderno... cielos que hermosa es... todos los chicos en la escuela la observan, pero ella no se da cuenta de su magnetismo, de la forma en que atrae la atención de todos a su alrededor.
Me acerque a ella, de inmediato cerro el cuaderno y me sonríe.
— ¿Puedo sentarme?
— Por supuesto, Evan.
Me senté a su lado sin saber muy bien que decir, por suerte ella comenzó la conversación.
— ¿El profesor Brown siempre está de mal humor? ¿ O fue solo hoy?
— Es un tipo un poco estricto, pero ya llegaras a conocer a las personas de aquí.-Dije tratando de restarle importancia al sermón que me había dado el Sr. Brown en clase.
— Si eso espero. Y ¿Que novela leerás para la clase del sr. Brown?—Preguntó Prudence amablemente.
— Pues no he visto la lista ¿Tú ya elegiste una?—Pregunté tratando de continuar la conversación.
— Cualquiera está bien mientras no sea algo romántico, tanta cursilería me enferma.—Dijo mientras ponía cara de asco.
— Tienes toda la razón.—Le dije, pensando para mis adentros qué habría sucedido para que Prudence pensara de tal manera.
El timbre sonó nuevamente, el almuerzo había acabado y no había hablado de nada importante con Prudence, seguramente creyó que soy un estúpido.
Las clases terminaron casi sin que me diera cuenta, me dirigí a mi casa sin mucho ánimo mis padres me esperaban para comer.
Mientras comía mi celular sonó. Mi corazón se aceleró cuando vi que era la solicitud de amistad de Prudence en Facebook, sonreí al ver su foto de perfil, es tan hermosa
— ¿Que es tan divertido, Evan?— Dijo mi padre con la voz que usa siempre que está enojado.
—Es bonita ¿Es tu novia? — pregunto mi hermano menor
—No, Thomas, es solo una amiga.— Dije tratando de terminar con sus incomodas preguntas.
—Pues hablaras con tu amiga cuando termines de comer. — intervino mi padre
— ¿Se dan besos?— Insistió Thomas.
— Cállate Thomas. —Ese niño sabe ser molesto.
— ¿Porque no nos habías dicho que tienes novia? — Preguntó mi madre
— Ya les dije que es solo una amiga, acaba de mudarse a la ciudad ¿de acuerdo?— En ese momento sentía una mezcla de vergüenza y enojo. Ellos debieron notarlo pues dejaron de hacer preguntas.
El resto de la tarde me dediqué a hacer tarea, vi la lista de libros: orgullo y prejuicio, cumbres borrascosas, viaje al centro de la tierra, divina comedia. Decidí comenzar a leer crimen y castigo, sentado cómodamente con Martha, mi labrador, a mis pies.
En ese momento Prudence me envió un mensaje
" Hola Evan, ¿Qué haces? "
" Hola Prudence acabo de comenzar a leer crimen y castigo ¿tu qué haces?"
" Bueno ahora estoy en mi cuarto escuchando música"
La conversación continua por horas y horas hasta la madrugada, hablamos de lo que nos gustaba y de lo que nos disgustaba, me contó sobre su anterior escuela, de Martha y de muchas otras cosas. Después de eso platicábamos casi cada noche y mientras más la conocía más me gustaba.
Cada mañana me despertaba entusiasmado con la idea de verla y cada noche espera nuestras largas charlas.
Prudence había invadido mi mente, se volvió parte de mí en tan solo un par de semanas. Como un terremoto llego a sacudir mi vida de una forma inevitable e irreversible. Como un tornado arraso con la persona que fui antes de ella y no había forma de volver atrás.
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Dear Prudence
Teen Fiction"¿hay alguien que quiera oír mi historia, todo sobre la chica que vino para quedarse? Ella es la clase de chica que quieres tanto que lo lamentas, y aun así no te arrepientes ni un solo día..." ...