"Y cuando este lejos escribiré a casa todos los días, y te mandaré todo mi amor"
The Beatles-All my loving
"Atesora estas palabra, conserva mi corazón por siempre. P.D: Te amo"
The Beatles-P.S: I love you
Prudence.
Llegué a casa de mi padre un viernes por la mañana. Mi padre me recibió con un abrazo, me mostró el cuarto en el que dormiría. Amanda tenia al bebe en sus brazos y nos miraba desde lejos con un gesto de disgusto. Ahora que estaba aquí no sabía si había sido una buena idea regresar.
No intercambie muchas palabras con ninguno de los dos, simplemente deje mis cosas en mi habitación y salí a caminar.
Estar de vuelta aquí me trajo tantos recuerdos, me produjo una extraña sensación, muchos de los lugares a los que solía venir de niña habían cambiado en este poco tiempo, eso me causo un dolor, pues sabía que nada volvería a ser igual.
Fui al parque en el que solía jugar, era muy parecido al que visitaba con Evan, me pregunté si dentro de mi había buscado un lugar que me hiciera recordar mi infancia.
En ese momento oí una voz llamándome.
—¿Prudence?
— ¡Tyler! Hola.
—Yo pensé que no volvería a verte.—Tyler estaba realmente emocionado, al igual que yo, pues habiamos sido confidentes por muchos años.
—Sí, bueno, las cosas no fueron fáciles con el divorcio, creí que jamás volvería.—Verlo ahí, frente a mí me hizo pensar que fue bueno que decidiera cambiar de idea y regresar aquí.
—Tienes suerte de que tus padres estén divorciados, es mejor que verlos discutir todos los días. ¿ Que has hecho de tu vida? ¿Conociste alguien interesante?—Sin duda había mucho de que platicar.
—No hice muchos amigos, aunque no es muy diferente, aquí tampoco tenía amigos.—Me sentí un poco culpable por no mencionar a Evan, pero quizá no era un buen momento para pensar en él.
—Sabes que sí, Prudence. Siempre puedes contar conmigo—Tyler dijo esas palabras y me abrazó, se sintió como cuando eramos niños jugando y corriendo por todos lados, tan cerca uno de otro siempre.
—Gracias. — Dije en un susurro.
—Oye recuerdas cuando éramos niños. Solíamos venir aquí cada sábado.—Dijo tyler señalando un columpió frente a nosotros.
—Recuerdo que jugábamos videojuegos todas las tardes.—Mencioné.
—Sabes, aún tengo algunos videojuegos, podríamos reunirnos para jugar algún día.—Dijo él, lleno de esperanza.
Ambos estábamos felices y reímos al recordar todo lo que vivimos juntos.
***
Tyler
Esa mañana comenzó como cualquier otra, y con "como cualquier otra" me refiero a problemas familiares. Mi casa siempre era un infierno, mi padre no podía estar cerca de mi madre sin que hubiera un caos, así que salí dejando atrás una escena con la que me había familiarizado a lo largo de los años (mi padre gritando insultos a mi madre, mi madre llorando). Cuando creces cerca de eso llega un punto en el que sabes que no hay nada que hacer, ya conoces el final de la historia, nunca cambiara: mi madre lo perdonaría todo y fingiría que nada ha pasado. Cerré la puerta de golpe y caminé hasta que mis piernas exigieron descanso.
Me senté en una banca de algún parque y saqué un cigarrillo. De pronto se encontraba ante mí, con sus inconfundibles ojos azules, su melena rubia, su actitud desenfadada: Prudence. Era más hermosa de lo que la recordaba, y hablando de recuerdos, llegaron a mi mente todos los momentos que compartimos cuando éramos niños.
—¿Prudence?—Me acerque con un poco de duda.
—¡Tyler! Hola.—Su voz sonó tan feliz como cuando teníamos 10 años.
—Yo pensé que no volvería a verte.—Dije recordando la última vez que la vi.
Ella estaba sentada en un rincón de la escuela, como era su costumbre, me miro y me sonrió. No hablamos, solo nos vimos el uno al otro, no la vi por varios días, me dijeron que habían decidido expulsarla, que su madre había conseguido un trabajo en otra ciudad y se había ido, había tantos rumores sobre la desaparición de Prudence, se decía que no conocía límites, que no respetaba la autoridad y quizá hasta algo ilícito habría hecho, incluso decían que yo había sido mala influencia. Yo sólo me burlaba, ambos sabíamos que nada de eso era cierto.
—Sí, bueno, las cosas no fueron fáciles con el divorcio, creí que jamás volvería.—Dijo Prudence con una sonrisa no muy feliz.
—Tienes suerte de que tus padres estén divorciados, es mejor que verlos discutir todos los días. ¿ Que has hecho de tu vida?¿¿¿Conociste alguien interesante? — Pregunte con la esperanza de que no hubiera conseguido algún novio en aquel lugar.
—No hice muchos amigos, aunque no es muy diferente, aquí tampoco tenía amigos.—Su respuesta fue un alivio para mí, me daba esperanza.
—Sabes que sí, Prudence. Siempre puedes contar conmigo—Me acerque a abrazarla, se sentía tan bien tenerla cerca.
—Gracias. —Dijo apenas en un susurro. Nos soltamos después de un rato.
—Oye recuerdas cuando éramos niños. Solíamos venir aquí cada sábado.—Dije señalando un columpio frente a nosotros.
—Recuerdo que jugábamos videojuegos todas las tardes.—Dijo con una gran sonrisa.
—Sabes, aún tengo algunos videojuegos, podríamos reunirnos para jugar algún día.—Mencione esperando volver a verla.
***
Evan
El día que Prudence se fue a vivir con su padre, fue un día triste, sentía como si ella no fuera a volver, a pesar de que solo era por un mes, sentía como si se alejara definitivamente de mi vida. A pesar de eso trate de mostrarle apoyo y comprensión, quería verla feliz, su sueño era ser escritora y si alejarse de mi la acercaba a su sueño estaba dispuesto a aceptarlo, podríamos vernos los fines de semana y hacer que esto funcionara.
Aunque verla partir fue difícil, tuve que ser fuerte por el resto del mes, no quería demostrarle lo mucho que me afectaba no tenerla cerca y hacerla sentir culpable, al fin de cuentas la volvería a ver y todo esta pasaría.
Durante una semana me estuvo mandando mensajes contándome todo acerca de la universidad y todo lo que había vivido en aquella ciudad. Intente creer que todo estaría bien, aunque algo me decía que todo estaba por cambiar.
Todas las noches esperaba tener noticias de ella, tantas veces tuve la sensación de que todo estaba por terminar, me llenaba de miedo pensar que Prudence pudiera olvidarme, de pronto dejo de contestar mis mensajes.
—Tal vez solo este ocupada con los asuntos de la universidad y tu deberías hacer lo mismo, ¿Has pensado que estudiaras?—Dijo el siempre responsable Nathan.
—Calla, Nathan, comienzas a sonar como mi padre.—Dije desesperado.
—Eso significa que aún no has tomado una decisión.—Nathan ya sabía la respuesta, ¿Para qué preguntaba?
—Significa que quiero seguir con la música y mi padre quiere que sea doctor.—Respondí frustrado.Dentro de mí sabía que terminaría haciendo lo que mi padre quería que hiciera.
—Piénsalo esta semana, el tiempo se termina.— Dijo Nathan.
Y con esa sentencia caí en la cuenta de que tarde o temprano Prudence se separaría de mí y debía hacer algo para evitarlo.
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Dear Prudence
Teen Fiction"¿hay alguien que quiera oír mi historia, todo sobre la chica que vino para quedarse? Ella es la clase de chica que quieres tanto que lo lamentas, y aun así no te arrepientes ni un solo día..." ...