20 de octubre
Estaba con mi padre, me estaba ayudando a empaquetar algunas cosas para llevar a mi nuevo hogar, mi hermana había bajado algunas cajas al coche, mi madre se lo pensó dos veces de no ayudarme y hacer de que nunca había tenido una segunda hija, mi padre no hacía eso, mi padre me quería aunque me marcharse, sabía que me faltaba un año para ir a la universidad, pero yo empezaría trabajando dentro de nada con Walter, ya que el me propuso trabajar con el en un hotel de su padre, el quería ser independiente, crear algo por si mismo, Patrick el hermano de Walter me dijo que el ahorraba un montón y que por eso le vi con un coche de segunda mano, le gustaba lo barato, lo bueno y lo bonito. Termine de empaquetar las cosas y bajar con alguna cosa, oí un claxon de un coche, cuando termine de bajar las escaleras y salí por la puerta vi a Walter con un coche distinto este era un porsche camioneta gris, esos valían mucho y los había distintos, me quedé alucinada con el coche.
- ¡ Hola Laila ! - saludo Walter mientras salía del coche.
- Hola Walter.
- ¿ Tienes todo para la casa ?
- Si, sólo falta una caja más que la trae mi padre. Mira ahí viene. - exclame animada.
- Hola soy el Sr. Beckett encantado de conocerte Walter. - saludo mi padre algo serio.
- Muy buenas Sr. Beckett. - le sonrió a mi padre.
Cuando ya cargamos todo fui a por mi casaca verde manzana, la tome y después mi mochila pequeña de cuero, fui a despedirme de mi hermana.
- Adiós hermana vendré a visitar cuando pueda. - me despedí.
- Has eso y también que no se te olvide mi boda que quiero que saques las mejores fotos del mundo y que estudies para tus sueños. Adiós mi pequeña hermana. - dijo abrazandome y rompiendo a llorar. - se que no te cuidado mucho pero te aseguró que seré madura, buena madre y que atendere a una petición que necesites.
Me marché, salí de la casa y monte en el coche de Walter, y se puso en marcha en pocos segundos, mi padre nos seguía con su coche. Creo que no echaré de menos a mi casa, en donde me criaron.
Cuando llegamos a la casa estacionamos el coche enfrente de la casa, mi padre se queda mirando detenidamente y queda maravillado por la cual había elegido bien, después meter las cajas en sus respectivos lugares sólo faltaba que camión de las mudanzas viniese con los muebles que pedimos en una tienda de muebles.
Cuando vino el camión de mudanzas Laila marchó a enseñarles donde iba cada cosa. Yo me quedé con el padre de Laila descargando las cajas de los coches, iba dejando las cajas en el suelo de mientras.
- Te pido con gratitud y amabilidad que cuides a mi princesita, ella es muy especial para mi. Pero su madre nunca pensaba en tener dos hijas, siempre pensaba que con una bastaba y así lo ha echo durante estos diecisiete años. Yo siempre me encargaba en cuidarla por las noches y desde ahora miro que encuentre alguien especial para que le haga salir de esas cuatro paredes. - El hombre miro a la nada por unos momentos y luego fijó su mirada en mi.
- Sr. yo simplemente quería que alguien se quedase conmigo en una casa en vez de estar a solas sin nadie. - le dijo Walter al padre de Laila.- Yo quiero entablar mejor nuestra amistad. Pero tranquilo Sr.Beckett la cuidaré.
- Jajajaja.- rió el hombre. - Chico se que te gusta mi hija no finjas que sólo quieres ser su amigo.
Me quedé sin la razón podía ser cierto eso, cuando entró al coche antes con un brillo en sus ojos, mi corazón iba a cien por hora, no sabía que me pasaba pero yo fingi muy bien la situación, a veces creo que los padres saben lo que nos pasa.
ESTÁS LEYENDO
Soy Invisible ©
Teen FictionLibro-Diario Soy Invisible Laila Beckett es una chica que nadie la ve ósea exactamente que ella es la invisible del instituto, lo que sucede que desde muy pequeña a sucedido esto y ahora quiere conseguir quitarse de encima esa invisibilidad. Se crea...