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Un cumpleaños que nadie quiere

Era una mañana lluviosa como cualquier día, pero para mi no lo era, presentía que iba pasar algo malo, ahora mismo estaba en clase de la señora Cassandra ella me da literatura y poesía ahora mismo estaba relatando una poesía de un famoso poeta que no me acuerdo como se llamaba, la profesora Cassandra era una señora simpatica y con una gran paciencia, de repente sonó el timbre y todos rápidamente recogieron sus cosas .

- Mañana entregarme el trabajo de literatura .-dijo Cassandra.

-Laila. - llamó mi atención.

- Eh, si.

- Toma te regaló este libro, me gustó mucho para ti .- me entregó el libro.

- Gracias, pero, no hacía falta que me regalarme un libro .

- Es tú cumpleaños ¿ No ?

- Si hoy es mi cumpleaños, muchas gracias. - le agredeci por el regalo.

- De nada. Que lo disfrutes.

Cuando salí de la clase metí mi libro dentro de mi cartera, camine hacia mi siguiente clase, al parecer el nuevo profesor de química se le pilló violando a una chica de cabellos teñidos a morado, lo pilló mi madre y mi madre a veces era bastante no se protectora de mujeres , cuando entre estaba ahí el sabio y mirada intimador de profesor, el Señor Alberti. El señor Alberti  era de una familia que era todos profesores, me caía la mar de bien el profesor ya que a mi nunca me castigaba ni me decía cosas malas.

- Hola buenos días Profesor Alberti. - salude ya que llegue la primera.

- Buenos días Señorita Beckett. - me saludó con una sonrisa enseñando los dientes blancos porcelana.

Me senté en mi sitio y vi como la gente se iba sentando en sus respetables lugares. Empezó la clase.

Después de dos horas...

Estaba comiendo con las demás personas, no quería nombrarlas, ya que al parecer no se acordaban de nada, Hoy es mi cumpleaños, creo que mi existencia no vale para volver a ser vista. Las mire y ellas notaron que las estaba viendo mal.

- ¿ Que pasa Laila ?, ¿ porque nos miras con esa cara ? das miedo. - dijo Nuria temerosa.

- Porque os habéis olvidado que dia es hoy. - dije malhumorada.

Todas me miraron raramente y yo me levanté recogí mis cosas y salí de la cafetería, mis lágrimas empezaron a fluir, sin querer me choque con alguien pero no le di importancia. Me metí al baño de las chicas. Empecé a llorar con más ganas, siempre pasaba esto en mis días de cumpleaños nadie le importa mi cumpleaños.

Un cumpleaños que nadie quiere.

Note que alguien iba entrar, entre en un cubículo del baño. Me sentía fatal. No sabía que hacer ¿ Irme a casa o quedarme hasta que termine las horas de clase ?

- Laila estas ahí.- Era Sonia. - Tengo algo para ti.

Salí del cubículo y la mire a los ojos, luego desvíe la mirada hasta lo que tenía en las manos abrazandolo contra su pecho.

- Laila esto es para ti, lo hice con mucho amor por tu por ser una gran amiga. - Me lo extendió y yo se lo cogí.

- No te olvidaste de mi cumpleaños. Gracias Sonia, tu eres la mejor amiga.

- Yo soy la que tengo que agradecerte por estar ahí cuando lo necesito.

Salí con ella del instituto, la acompañe hasta su casa que estaba cerca, después de ir a su casa, me fui a la mía que cuando llegue sabía lo que pasaba, no había nada para mi, le reñi a mi madre por olvidarse de algo importante. Ahora ella se arrepiente, mis diecisiete cumpleaños ya no existía por el momento. Abrí el regalo de Sonia, donde vi in precioso Diario, el mío se había estropeado así que decidí comprarme uno y se lo comenté a Sonia, sonrei.

Lo tiene en todo en cuenta, es la mejor.