Incapaz

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Los ojos de Idhrenniel examinaban todo el lujo con el que se llevaba a cabo aquella celebración. Los vestidos tan elegantes, el delicioso banquete que cubría una mesa que recorría el salón entero. Su mirada siguió los muros de oro, las grandes esculturas de porcelana, hasta que encontró a su futuro esposo ahí, tomando de la mano a la guerrera que había visto antes, sintió una punzada en el pecho.

El Rey siguió su mirada hasta encontrar la misma escena que Idhrenniel observaba, la princesa no pudo evitar sentir el cuerpo del Rey tensarse a su lado y comenzó a sentirse nerviosa

–Mi Rey, ¿podría presentarme con los asistentes? Me gustaría comenzar a familiarizarme con las personas y las costumbres que me supongo serán muy diferentes de las que hay en Alfheim.

El Rey asintió aunque aún si mover la mirada en dirección a Thor, hasta que de pronto ocurrió lo impensable, Loki se acercó hasta ellos y parecía hacer a Thor entrar en razón. Idhrenniel los observaba y una ligera sonrisa le alcanzo en la comisura de los labios en agradecimiento.

Un sirviente se acercó a ella con una copa de vino, la cual acepto ansiosa, la bebió toda de un solo sorbo y los recuerdos de hacia unas cuantas horas se escapaban hasta su mente. Escuchaba las presentaciones banales que hacia el Rey junto con las otras personas, sonreía ocasionalmente, inclinaba la cabeza como una princesa debía hacerlo al saludar. Pero podía sentir aquella ansiedad de las personas por tocarla, su mirada tan obvia sobre sus orejas tan características. Se sintió abrumada entre todas aquellas miradas, el vestido parecía querer atraparla y absorberla.

Tomó otra copa de vino y la tomó con más calma, aunque tomarla de aquella manera la hizo sentirse mareada de pronto. Buscó con la mirada algún lugar en el que pudiese esconderse hasta que pasaran todas aquellas sensaciones que le carcomían por dentro.

"Sí es que llegan a pasar"

Se dijo a sí misma.

En su búsqueda encontró unas enormes puertas hechas de vidrio que daban hacia un bellísimo balcón. Se disculpó con el Rey y con las miradas a su alrededor.

–Necesito tomar un poco de aire, creo que me he pasado de la cuenta con el vino

–Muy bien princesa, no tarde mucho que estamos a punto de anunciar su compromiso.

Idhrenniel asintió y les dio la espalda con cuidado, se alejó intentando no hacer notar su paso rápido, aquél paso que esperaba se convirtiera en vuelo para poder salir de ahí. Aunque también esperaba que sus pasos pudiesen volver en el tiempo, volver al lugar al que pertenecía y advertirles a todos la catástrofe que estaba a punto de suceder.

De sacudirse a sí misma y decirse que comenzara a tomar enserio las lecciones que su padre había querido enseñarle para poder controlar sus poderes.

¡Que diferente hubiese sido todo si ella hubiese tenido la habilidad de controlar aquello que nacía en ella con tanta fuerza!

La impotencia la hizo llorar en cuanto sus pies tocaron el suelo del balcón. Se sentó en un rincón con poca iluminación, pensando en su padre y en su madre. ¿Qué haría su padre en su lugar? ¿Cuáles serían las palabras que le diría para seguir adelante?

Sollozó de nuevo con más fuerza, como un alarido temeroso de ser escuchado. Sintió una mano en el hombro y se asustó de inmediato, intentó ponerse de pie, pero toda gracia desapareció de ella cuando cayó de rodillas al suelo. Unas manos grandes la tomaron de la cintura y la ayudaron a levantarse sin esfuerzo alguno. Idhrenniel levantó la mirada para agradecer a quién la había ayudado, pero al levantar el rostro, se encontró con los ojos del hombre que sería su futuro esposo.

Lealtad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora