CAPÍTULO TREINTA Y SIETE

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0637 Horas, Agosto 30, 2552 (Calendario Militar)/ Sistema Epsilon Eridani, Estación Gama de Reach.

“Múltiples señales en el rastreador de movimiento,” dijo el Jefe Maestro. “Están todo alrededor de nosotros.”

El pasaje detrás del Jefe Maestro y Azul Uno se llenó de puntos de luz. Lo mismo con la Bahía de atraco Nueve, enfrente de ellos. Sin embargo, el Jefe Maestro vio, sin embargo, que no todos los puntos eran hostiles. Cuatro Marines amigos. Cuatro etiquetas de identificación aparecieron sobre su despliegue: SGT. JOHNSON, S. (SOLDADO) O‟BRIEN, S. BISENTI, y S. JENKINS.

El Jefe Maestro abrió un canal COM hacia ellos. “Escuchen Marines. Sus líneas de tiro no son limpias; apriétenlos. Concéntrense en un Jackal a la vez –o desperdiciaran sus munición en sus escudos.”

“¿Jefe Maestro?” dijo el Sargento Johnson sobresaltado. “¡Señor, si, señor!”

“Azul Uno,” dijo el Jefe Maestro. “Voy a entrar. Vamos a abrir a la Circumference como a una lata.” Él asintió hacia el Pelican en la bahía adyacente. “Dame unas cuantas granadas sobre la parte superior.”

“Entendido,” ella contestó. “Está cubierto, señor.” Ella tomó dos granadas de fragmentación, las osciló alrededor de las puertas de presión y las arrojó detrás de los Jackals.

El Jefe Maestro se empujó en la pared –impulsándose así mismo en la gravedad cero a través de la bahía.

Las granadas detonaron y atraparon a los Jackals en su retaguardia. Sangre azul salpicó en la parte interior de sus escudos y a través de la cubierta.

El Jefe Maestro se estrelló en el Casco del Pelican. Se impulsó así mismo hacia el lado de la escotilla, la abrió y se introdujo. Se dirigió hacia la cabina, soltando los sujetadores de atraco, y orientando los propulsores de maniobra una vez liberada.
El Pelican se levantó de la cubierta.

El Jefe Maestro dijo por el canal COM, “Marines y Azul Uno: tomen cobertura detrás de mí.” Él maniobró el Pelican hacia el centro de la bahía.

Una docena de Jackals parecieron a través del pasaje que Azul Uno acababa de dejar.

El Jefe Maestro disparó con los cañones automáticos del Pelican –cortó sus escudos y acribilló a los alienígenas con un centenar de rondas. Ellos explotaron en pedazos; la sangre alienígena se retorcía locamente en gravedad cero.

“Jefe Maestro,” dijo Linda, “estoy recogiendo cientos de señales en el rastreador de movimiento, entrantes de todas direcciones. La estación entera está titilando.”

El Jefe Maestro abrió la escotilla trasera del Pelican. “Entren,” él les dijo. Azul Uno y los Marines se apilaron dentro.

Los Marines dieron un doble vistazo a Azul Uno y al Jefe Maestro en su armadura MJOLNIR.

El Jefe Maestro giró la cara del Pelican hacia la Circumference. Él apunto los cañones automáticos sobre los puertos de visión frontales de la nave –y abrió fuego. Miles de rondas emanaron de la ametralladora de cadena y agrietaron a través del grosor de las transparentes ventanas. Siguió con un misil Anvil-II. Se impactó contra la proa y abrió la nave.

“Toma los controles,” le dijo a Azul Uno.

Se deslizó fuera de la escotilla y saltó hacia la Circumference. El interior de la cabina de la nave era pura chatarra. Él acceso el panel de control computacional en el piso de la cubierta y localizó el núcleo de la base de datos de Navegación. Era un cubo de memoria de cristal del tamaño de su pulgar. Semejante cosa tan pequeña causaba problemas tan grandes.

Halo: La caida de ReachDonde viven las historias. Descúbrelo ahora