Capítulo 14: La obsesión

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Ya eran las 10 de la mañana, hoy no madrugué mucho ya que era sábado y no había instituto. Todavía no era consciente de lo que había pasado estos días: la aparición de Carlos, sus besos, sus caricias, su desaparición... Nadie lo conocía por el instituto, ¿estaré volviéndome loca? Me vestí, cogí una mochila pequeña y decidí salir a dar un paseo por la ciudad hasta llegar a una gran plaza. Allí me senté al borde de una gran fuente y saqué de la mochila una libreta y un lápiz, me relajaba dibujar y aquella plaza me parecía un buen paisaje para dibujar. Pasé un buen rato dibujando la plaza y los edificios de mi alrededor, me sentía más relajada, hasta que de repente oí los gritos de una chica.

- ¡Ahhh!-gritó

Desvié la mirada hacia la chica y me encontré a Clara, era ella la que gritaba. Llevaba un pantalón corto y me fijé en sus rodillas, estaban arañadas y con heridas.

- ¿Clara?

- Hola Raquel-dijo apurada.

- ¿Qué te pasó? ¿Te has visto las rodillas?

- Uy... Ese perro...-le ofrecí un pañuelo de tela mojado- Gracias, es que le tengo una fobia terrible a los perros y se me acercó uno corriendo sin correa, me empujó y caí, y tengo algunos arañazos de él... El dueño se disculpó, pero pasé mucho miedo-me contó a la vez que se reía de la situación.

Oí a un perro ladrar, lo vi y la verdad es que daba un poco de miedo, era enorme. En ese momento, miré hacia el dueño y ¡era Carlos! Nos dio la espalda a la vez que se disculpó por segunda vez y fui corriendo hacia él sorprendida y contenta. Me aproximé hasta pasar por delante de él y se me abrieron los ojos como platos al ver que me había confundido. Lo acababa de ver con mis propios ojos y al darse la vuelta le cambió la cara a la de un señor mayor, no lo podía creer.

- ¡Raquel, espera!-gritó Clara a la vez que venía corriendo hacia mí- ¿Por qué saliste corriendo?

- ...Me pareció que el dueño del perro era un amigo mío, pero me he confundido. Había visto su cara y era exacta a la de mi amigo, pero se giró y ya no era la misma... Creo que estoy loca...

- ¡No!-dijo Clara- No estás loca, solo necesitas descansar un poco. Venga, que te acompaño hasta tu casa.

- Gracias...-respondí

Me acompañó hasta la puerta de mi casa y le ofrecí que entrara, pero tenía que irse, así que subí a mi habitación, cogí mi móvil y me puse a escuchar música, hasta que me dormí.

               ~*~ SUEÑO ~*~
- Raquel, ¿por qué has tardado tanto?-dijo Carlos

- Lo siento, no pude llegar antes...

- Eres la peor, había comprado un colgante con un infinito para ti, pero me estoy arrepintiendo-dijo mientras sacaba de su bolsillo del pantalón un colgante hermoso con un infinito y el nombre de Raquel y lo tiraba al suelo- Me voy para siempre, ya no quiero verte más-añadió y pisó el colgante hasta romperlo

               ~*~ FIN DEL SUEÑO ~*~

- ¡¡Carlos!!-grité y me levanté alterada

Me estaba obsesionando demasiado y fui a ordenar un poco mi escritorio. Tenía todos los apuntes de clase desordenados y los ordené según la materia. En ese momento picaron a la puerta, era mi madre.

- Raquel, se me olvidó darte el día de mudanzas esta caja, la tenías en tu cuarto y se me ocurrió que igual era muy importante para ti, así que aquí tienes-me dio una caja de madera pequeña y se fue.

Cogí la caja y la posé en el escritorio, me senté en una silla y me quedé contemplándola. No recordaba que tuviera esa caja en mi antigua habitación, nunca la había visto, me resultaba muy extraño. Tampoco recordaba lo que contenía, así que decidí abrirla, pero antes de que la pudiera abrir, me llamó mi hermano...

¿Y Si Jugamos A Ser Novios?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora