Capítulo 12: ¡No puede ser verdad!

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Llegué al jardín, era precioso, tenía un camino de arbustos que lo atravesé y pude observar un árbol enorme que junto a él había un banco de madera. Me senté a esperar al "anónimo" y no pude evitar cerrar los ojos y relajarme mientras se oían las hojas de los árboles agitadas por el viento, se estaba muy cómodo en aquel banco de madera. De repente, alguien me tapó los ojos con sus manos.

- Hola, ¿sabes quién soy?-dijo una voz masculina- Soy el de las notas, por fin hemos podido coincidir-apartó las manos y se sentó a mi lado.

Yo un poco confusa, me dispuse a mirarle, no me lo podía creer, era... ¡Carlos!

- ¿Carlos? Pero... ¿Qué haces aquí?

- Soy el que todo este tiempo te ha estado dejando esas notas, sólo quería tener un momento a solas contigo. En el antiguo instituto, justo antes de irte, quería decirte una cosa muy importante para mí...

- ¿Y has venido hasta aquí, sólo para hablar conmigo?-me estaban empezando a llorar un poco los ojos al recordar lo que me había hecho pasar antes de que me fuera; los mensajes, aquellos besos con Ashley...

- Sí, he venido hasta aquí y sólo por ti

- ¿Y qué me tienes que decir?-le dije un poco borde

- Yo... Yo...

- ¿Tú?

- Yo... Te quiero, te quiero Raquel

- ¿Y esos mensajes que me enviaste? ¿Todos esos besos con Ashley? Cuando me ofreciste salir contigo, pensé que era de verdad, no para ilusionarme y traicionarme con Ashley-no pude aguantar más y se me escaparon unas lágrimas

- En realidad, no fui yo el de los mensajes, fue Ashley, ella me robó el móvil y te envió esos mensajes, cuando me lo devolvió vi esos mensajes tan crueles y te intentaba llamar, pero no cogías las llamadas... Y esos besos, fue porque se me lanzó ella y no me soltaba por más que intentaba esquivarla...

- No quiero hablar más contigo...-me levanté del banco de madera pero él me cogió de la muñeca.

- No te vayas, por favor. Comprendo que estés enfadada conmigo, me he comportado como un idiota. Quería hablar seriamente contigo y no he tenido la ocasión, perdóname.

- Carlos...-me volví a sentar en el banco.

- Vamos a hacer un juego, cierra los ojos y cuenta hasta diez despacio

- Vale, 1...2...3...-cerré los ojos mientras contaba hasta diez cuando de repente él se acercó y noté su mano sobre mi rostro mientras me secaba una lágrima, en ese momento, rozó su boca con la mía hasta darnos un beso, fue un momento mágico, los dos nos separamos lentamente y sonreímos.

- Raquel, yo te quiero y de verdad, desde el momento en el que te vi, sentí algo especial en ti. ¿Tú sientes lo mismo por mí?

- Carlos... Yo no te quiero, te amo

- ¿Quieres jugar a otro juego?-me preguntó

- Tú dirás-le respondí con una sonrisa

- ¿Y si jugamos a ser novios?

- Encantada-le dije sin dudar

Los dos nos reímos, me acarició el rostro y nos dimos un beso lento y apasionado. Fue el mejor día de mi vida. Más tarde, me explicó que se mudó también su familia por motivos de trabajo y que todo lo que había ocurrido hoy, fue gracias a mi hermano.

Llegué a casa y mi hermano me empujó hasta su habitación, entré y en el espacio sin pegatinas, había pegado un papel con un autógrafo de su futbolista favorito.

- ¿Cómo conseguiste esa firma? ¡Es alucinante!

- Digamos que tu novio y yo, hicimos un trato. Yo le ayudaba a él y él me ayudaba a mi. Lo has hecho muy feliz, hermanita... Y a mí también-se rió.

- Eres el mejor hermano del mundo, aunque seas a veces un plastas, pero te quiero-le abracé.

¿Y Si Jugamos A Ser Novios?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora