16. Sin mentiras ni secretos (Aura)

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16. Sin mentiras ni secretos (Aura)

Estaba con los nervios a flor de piel. Nunca me han gustado los hospitales; no tengo una razón concreta, solo no me gustan. A Shauna tampoco le hacen mucha gracia que digamos (recordemos que su madre murió en la explosión de uno); no sabía dónde se encontraba en ese momento, aunque supongo que estará tomando el aire.

El resto estaba aquí: Sergio (o, como él prefería, Seth) tranquilizaba a Jazz, a la que habían traído para que viera a sus primos, y Gabriel se encargaba de preguntar a médicos y enfermeras por la salud de mis reclutas. Sonreí; Gabe es un buen chico.

En un momento dado, el azabache se reunió con nosotros para darnos buenas noticias. Layla había despertado.

Mi hermano y yo fuimos a la habitación de la chica; yo tenía que responder a un par de preguntas que rondaban por mi cabeza y Seth... bueno... solo quería ver que estaba viva con sus propios ojos.

Comprobé que de verdad estaba despierta por una rendija de la puerta. Al ver que era verdad, entramos.

— Ya has visto que está viva, ¿no?— pregunté tras un rato de incómodo silencio. Él asintió—. Bien. Ahora márchate; es algo entre ella y yo.

Se sintió apenado de tener que irse, de eso no me cabe duda, pero sabía que hacerme caso era la opción más segura. Se fue sin chistar.

Cuando nos quedamos a solas, examiné a la chica que tenía en frente. No había nada fuera de lo común en ella; sin embargo, lo que había visto me había dejado claro que ni Layla ni Wes Runes eran mediocres.

— Pareces una aztierdi normal y corriente— suspiré (a estas alturas es como mi sello de identidad). Luego, me puse más seria si cabe—. Sé que no es verdad, así que desembucha; ¿quién demonios eres?

La tensión se podía cortar con un cuchillo (aunque, claro está, no iba a ser yo quien empuñase esa arma del demonio). El silencio era ensordecedor. Yo esperaba una respuesta sin decir palabra; Layla no sabía dónde meterse ni que contestar.

Claro que aquel ambiente se rompió en pedazos cuando Wes cayó. Literal, se cargó la puerta y todo.

— Luego la pagas tú— afirmé sin mirar. Después, seguí con el interrogatorio—. Pensaba preguntaros por separado, pero ya que estáis aquí, ¿quiénes sois?

— Emmm, ¿Layla y Wes Runes?— parece que la distracción que ha supuesto su gemelo le ha servido para inventarse una respuesta. La fulminé con la mirada.

— Céntrate recluta— ordené en el tono de voz más autoritario que pude poner. Los gemelos se pusieron tiesos, así que cumplí mi objetivo—. Esto es serio. ¿Qué visteis en vuestros sueños?

Sus miradas se cruzaron; reflejaban asombro. Lo más probable era que no supieran que el otro había tenido sueños extraños también.

— ¿Qué? ¿Vais a hablar ya?— me estaba impacientando; no paraban de hacer chorradas.

Al final, fue el "hermano mayor" quien dio el paso y empezó a narrar.

— Estaba en una isla con una chica de cabello blanco— empezó—. Comenzó a divagar sobre lo bonito que era el pasado y me dijo que era mi antecesora; me quedé un poco en shock, la verdad. Después, me contó no sé qué leyenda de la que se suponía que era parte— yo apunté la historia en una libreta mientras murmuraba frasecitas como "interesante", "ajá" y "entendido"—. Luego, el agua se embraveció e intentó arrastrarnos bajo el agua; la chica dijo algo de un don de la profecía. Y me desperté; fin.

La Cadena Infinita (Denborazioa #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora