7. Soy el burro (Wes)

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7. Soy el burro (Wes)

Sí; soy yo.

Algunos ya estaréis pensando "¿Pero qué demonios? ¿Tú no se supone que habías atravesado el portal?". La respuesta es un poco obvia: sigo en esta dimensión, así que...no.

¿Qué cómo? Eso ya es más complicado de explicar. El caso es que... mirad, mejor echamos una miradita al pasado y así se entiende mejor.

No había peleado tan bien en toda mi vida. Había dado clases de esgrima en el pasado, pero las dejé por el baloncesto al entrar al instituto; quizá no fue la mejor idea tirar la toalla, aunque agradezco haber ido de todas formas.

Creo que Aura no opinaba igual.

— ¡Marchaos!— nos ordenó (como si fuéramos sus soldados; se lo tiene muy creído) —. ¡Yo los entretengo!

Aún así, aunque Aura no me cayera del todo bien, no estaba dispuesto a abandonar a nadie. Y mucho menos a quien sabe donde hay que ir. ¿Qué pasaría si moría? ¡Estaríamos perdidos en otro universo! Yo no quería eso (lo admito, mi insubordinación se debe un poco al egoísmo).

— ¡Ni hablar!— repliqué, mientras atravesaba una bola de fuego con la espada (¡gracias clases de esgrima!). Lo dije gritando, en parte por el ruido ensordecedor de esos encapuchados lanzando hechizos de la lengua rara esa de la que no sabía nada aparte del nombre de los elementos; pero también porque me hervía la sangre. ¿Estaba sopesando la idea de abandonarnos? Siendo ella, no me sorprende, pero me hace rabiar—. ¡O todos o nadie!

Soltó un suspiro y una flecha salió disparada de su antebrazo (he de admitirlo, eso mola).

Y luego llegó el empujón. "No, no y no", negué internamente, "no me iba a volver a echarme a un portal. No voy a permitirlo". Me torcí hacia un lado y, cuando me empujó, caí directo al duro pavimento.

Contuve un quejido; no quería alertar a la maga de orejas puntiagudas de que seguía a este lado del portal. Ella ni se giró.

Layla tuvo más suerte que yo; ella y Jazz cayeron sobre unos arbustos que amortiguaron el porrazo. Suertudas.

Gateé hasta ellas, intentando por todos los medios pasar desapercibido. Aura y los encapuchados estaban enfrascados en la pelea, así que no fue difícil.

Ya con mi gemela y mi prima, nos escondimos detrás de los arbustos (parecíamos críos, no me lo recordéis).

Aura estuvo impresionante (tengo que admitirlo; no os confundáis, sigo odiándola). Le llenó de agua los pulmones a un tío, le disparó una flecha a la chica que había atado antes (alguien la habrá liberado entre todo el barullo, o se habrá desatado solita, o... ¡no lo sé! El caso es que no estaba amarrada al árbol ese), una mini explosión mandó por los aires a un par de encapuchados... en resumen: increíble. Tanto Jazz como Layla estaban con la boca abierta; yo luchaba por mantener mi mandíbula en su sitio.

Sin embargo, parecía que aquel esfuerzo le pasaba factura.

Quedaban ella y "cara de sombras" (no soy tan aburrido como Aura; no pienso llamarlo "el tipo del distorsionador de voz" o "el encapuchado"). Las piernas de Aura temblaban como gelatina y parecía costarle horrores mantenerse en pie. Y "cara de sombras" va y la tira; ese tío es muy rastrero.

—Te tengo, giltz— susurró con su voz, híbrido de distintas máquinas combinadas para hacer que el ruido más desagradable posible transformara sus palabras. No entendí la última palabra; me da en la nariz que es un insulto arcaico.

La Cadena Infinita (Denborazioa #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora