39. Corazonadas y sensaciones (Layla)

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39. Corazonadas y sensaciones (Layla)

Para una vez que deseaba con toda mi alma equivocarme, para una corazonada que anhelaba falsificar... ¡Va y se cumple la muy maldita! ¿No podía el destino haber seleccionado una premonición menos macabra para transformarla en una realidad? Es decir, tenía varias entre las que elegir y no es que no hubiera opciones más agradables. ¿Un ejemplo? El "felices para siempre" que imaginé con Seth; ese presagio había demostrado su imposibilidad cuando...

Mejor no sigo por ahí; si continuo por ese camino, voy a entrar en depresión, y nadie quiere un viaje a Villa Llanto, ¿verdad?

Huelga decir, tras mis palabras anteriores, que la búsqueda había sido infructuosa. Ni una pista, ni indicio, ¡nada en absoluto sobre el paradero de Aura! ¡Incluso el tatuaje con el que Shauna nos localizó había sido inútil! Gracias a su evolución en el ámbito mágico, la ilustración no conseguía reconocer su huella de poder; en resumen, un intento fallido entre otros tantos por nuestra parte.

Aunque la esperanza es lo último que se pierde, ¿verdad? Gabe todavía no hacía acto de presencia. ¿Podría ser que, por un azar del multiverso, él hubiese tenido la suerte de la que nosotros carecíamos? Bueno, era una posibilidad; por lo visto, la única que nos quedaba.

Aferrada a ese pequeño resquicio de esperanza, asumí que solo quedaba la espera (que se me hizo interminable, dada mi obvia impaciencia).

Según Wes, duró unos cinco minutos; sin embargo, creedme si os digo que esta vez se había equivocado. ¡No podía ser tan poco tiempo! ¡Si me pareció una eternidad y media! ¿Que son solo impresiones mías? ¿Y vosotros qué sabréis? ¡No estabais!

Vale, será mejor dejarlo; esta discusión no nos llevará a ningún lado y hay hechos más importantes que narrar.

Tras un período de tiempo indeterminado, Gabriel Stone apareció entre la maleza; y no precisamente en óptimas condiciones. El chico estaba hecho una ruina (no ruina de mal vestido, sino de que necesitaba un viaje urgente a la enfermería, se entiende); ropa llena de cortes, magulladuras, media cara al rojo vivo (menos mal que logré recuperar la compostura, pues casi eché el alimento de varias semanas al ver lo último)... Eso, junto a su soledad, me hacía prever lo peor.

Por supuesto, no iba a quedarme callada divagando; pensaba que me conocíais lo suficiente como para saber que ese no es mi estilo ni por asomo.

— ¿Qué narices te ha ocurrido?— interrogué, con una evidente preocupación tiñendo mi voz—. ¿Dónde está Aura?

Ojalá no hubiese estado en lo cierto, pero al multiverso le gusta que yo acierte con los peores augurios del arsenal.

—Secuestrada— ya está, la esperanza se fue volando por la ventana. ¿Por qué solo soy capaz de deducir lo malo?

— ¡¿Qué?!— la mandíbula de Shauna estaba desencajada, y el estado de las nuestras tampoco es que fuese muy distinto.

—Me gustaría decir que bromeo, pero no es el caso; se la han llevado— afirmó, fijando la vista en el suelo—. Desearía haber podido hacer algo más por ella, pero... solo era una persona frente a diez; era imposible— juraría que lágrimas rodaban por su mejilla buena, aunque en esa posición fuera complicado apreciarlas.

Él no era el único que había comenzado a llorar; gotitas rebeldes brotaban de todos los ojos presentes. Con sinceridad, ¿quién se mantendría impasible? La visión de Aura, nuestra amiga (y, aunque lo nieguen, casi-novia de Gabe), en un calabozo o sala de tortura nos llenaba de tristeza e impotencia. ¿De qué servía ser legendario si seguían ocurriendo estas cosas?

La Cadena Infinita (Denborazioa #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora