22. Perdiendo esperanzas y encontrando respuestas (Wes)

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22. Perdiendo esperanzas y encontrando respuestas (Wes)

— ¿Qué?— la interrogación de incredulidad de Aura no se hizo esperar tras esa afirmación; juraría que sus ojos echaban chispitas de la emoción. No era para menos: Layla le acababa de devolver una esperanza que creía perdida.

Los demás, aunque más discretos, estaban igual de ilusionados. Bueno, todos, salvo Seth y un servidor.

El chico ni miraba a mi hermana; me pareció muy extraño, dada la confianza con la que se trataban hace una hora. ¿Qué habría sucedido durante aquel lapsus de tiempo en el que estuvieron a solas? Algo me decía que tenía que ver con la vena dramática que mi gemela poseía.

¿Y por qué yo no confiaba en la palabra de Layla, sangre de mi sangre? Fácil; he compartido clase con ella. Veréis, aunque mi querida hermana pueda describirte hasta la última costura de el vestido que lleva puesto, ella no es capaz de describir un paisaje de forma comprensible; nuestra profesora opinaba igual, ya que nunca le aprobó una descripción, fuera oral o escrita.

Si de una de esas descripciones, merecedoras de aquellos suspensos, dependemos para que Aura lleve a cabo lo que sea que tenga que hacer, estamos fritos.

— Que soñé con tres sitios en el hospital. Si son tres giltz, pues habrá un templo y una entrada para cada uno, ¿no? Porque son tres, ¿verdad?— casi me separé del grupo para golpearme contra la pared más cercana; y se suponía que a ella se lo explicaron bien—. Eran el interior de un volcán, un árbol gigante y una playa; después de lo que me habéis contado sobre el agua y eso, me decanto por la playa.

— Bien, ya sabemos que está en la costa. ¿Y qué? En esta dimensión, hay más playas que pueblos— fue Seth el que sacó eso a relucir.

Aunque fuera cierto, el tono ácido que usó no me agradó para nada. A mi hermana, al parecer, tampoco; los ojos de Layla delataban una presa de lágrimas a punto de romperse.

Decidido; voy a tener un par de palabritas con ese chico luego. Es de la felicidad de mi hermanita de lo que estamos hablando; nadie la hace llorar, y menos en mi presencia.

Layla se las arregló, no sé cómo, para no sollozar a moco tendido allí mismo. Creo que reemplazó su tristeza por enfado o algo así.

— ¡Ya lo sé, jope! ¡Estaba a punto de dar más detalles antes de que me interrumpieras! ¡Ha sido muy grosero por tu parte!— inspiró y exhaló de forma exagerada, en un intento de tranquilizarse—. Bueno, a lo que iba antes de que "don impaciente" abriera la bocaza; os voy a describir más o menos lo que vi, a ver si os suena— parecía que, aun después de aquella discusión, nada podía quitarle la chispa de esperanza a los ojos de Aura; sin embargo, muy a mi pesar, yo sabía que lo que venía a continuación iba a extinguirla por completo—. Emmm... pues había mucha arena ¡y conchas! Sí; conchas de colorines. También caracolas, ¡por todas partes! El agua brillaba, muy azul. Además, recuerdo una gran piedra infestada de lapas. ¿Qué? ¿Os suena?

Sentí ganas de decir "te lo dije", pero supe que quedaría estúpido; no había dicho nada en voz alta. Aunque tenía razón, ¿verdad? Layla es pésima a la hora de describir.

La extinción del fulgor ilusionado que los ojos de mi prima poseían me confirmó su nula comprensión. Iba a decir algo, mas Seth le quitó la oportunidad de hablar.

— ¿Y esos son tus "detalles"? ¡No me hagas reír! ¡Hasta un niño de parvulario lo habría hecho mejor!

— ¿A qué no me dices eso a la cara?— replicó, hecha una auténtica furia. Se acercó al chico y juro por todo lo que conozco y desconozco que sus ojos avellana se volvieron rojos un segundo.

La Cadena Infinita (Denborazioa #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora