Repasemos por un momento lo dicho en el capítulo anterior y simplifiquémoslo: Una buena novela consta de tres partes, que se denominan planteamiento, desarrollo y final, pero nosotros, tú y yo, a partir de ahora los llamaremos como se usa normalmente: inicio, nudo y desenlace. Esta terminología, aunque no es muy técnica, es muy usada y tiene la ventaja de ser más expresiva.
Tu novela tendrá esas mismas tres partes, (que también, técnicamente, se llaman «actos») por la sencilla razón de que tu historia tendrá y se construirá sobre esa misma base.
Para entender mejor este asunto, tendrás que imaginarte un gráfico o diagrama cartesiano, o sea de dos dimensiones, con un eje de las abscisas y otro de las ordenadas; llamados «eje de las x» y «eje de las y», respectivamente. Supongo que esto debes recordarlo de tus clases de educación regular, pero como no puedo confiarme, he aquí una imagen para refrescarlo:
Con esa base, establecemos que el eje de las «x» es la línea del tiempo narrativo (no del cronológico) y así ubicamos el inicio del inicio en el origen de las coordenadas o «punto 0». A partir de ahí, tu novela se va a ir desarrollando «hacia la derecha». Para simplificar diremos que a ese eje de las «x» lo medirás y fijarás sus marcas (los 1, 2, 3 que aparecen en la figura) y por ahora (sólo por ahora) diremos que cada marca corresponderá a un capítulo de tu novela. De esta forma tienes el Cap. 1, el Cap. 2, y así sucesivamente. Fácil, ¿verdad? Y lo es.
Lo interesante viene con el eje de las «y» o de las ordenadas, que también vas a medir y marcar, pero a diferencia del eje de las abscisas, el de las ordenadas medirá la tensión narrativa. De esta forma, y al solo título de ejemplo, al 0 le correspondería ausencia de tensión, al 1 el lector abre los ojos y arquea las cejas; al 2, se muerde los labios; al 3 siente algo de taquicardia; al 4 se comienza a comer las uñas y al 5 se quiere meter bajo la cama o tirarse por el balcón. Teniendo eso claro, es más fácil hablar ahora de «grados de tensión» y llamarlos sólo por su número. Este asunto no es tan fácil como el anterior, pero se capta sin mayor problema.
De esta manera, puedes establecer los «pares ordenados» que mostrarán, gráficamente, la evolución de tu historia y por lo tanto, la estructura de tu novela. Así, por ejemplo, el inicio te puede llevar uno, dos o tres capítulos (1, 2, y 3 del eje de las abscisas) y como allí, en ese o esos capítulos planteas la situación estable que se alterará, el nivel de tensión será nulo o mínimo (ya veremos un poco más adelante que esto es relativo) y esos, digamos, tres primeros pares ordenados, serían (0,0); (1,0) y (2,0), lo que en el gráfico sería una línea recta horizontal recostada sobre el mismo eje de las abscisas. Pero como dijimos que el inicio termina con el elemento detonante o disparador del cambio, el siguiente par ordenado pudiera ser (4,2) o sea, para el Cap. 4 el nivel de tensión será «2» (el lector se muerde los labios). Con el elemento disparador comienza el «nudo» que en realidad, será un desarrollo que DEBERÁ IR CRECIENDO EN TENSIÓN hasta lograr lo que buscas que sienta el lector, quien irá acumulando presión y energía hasta llegar al desenlace donde toda esa tensión, presión y energía se libera volviendo todo a un estado de equilibrio y una nueva situación estable que satisfizo las expectativas del lector.
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Cómo se escribe una BUENA novela
De TodoPara empezar hay que hacer una distinción de capital importancia y ésta es que hay básicamente tres tipos de novelas: a) Las malas, b) Las que no son ni buenas ni malas y c) Las buenas. Luego es necesario dejar otro punto básico en c...