Verano

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Recogí a Alessandro y a Lucca a pie de pista en San Petersburgo, tal y como llegaron nos subimos en el jet y fuimos a Utah. Al llegar los instalé en la casa que Jared y yo alquilamos y una vez instalados los llevé a visitar la ciudad.

Pasamos el fin de semana en Miami visitando a un cliente, Alessandro y Lucca insistieron en acompañarme a todas las reuniones e implicarse en todo lo que tenía que ver conmigo. Así que como a Alessandro le habíamos hecho un contrato de prácticas le propuse a Lucca ser mi asistente personal, no podía hacerle un contrato porque no era legal, pero le pasaba una paga semanal para sus gastos. Todos trabajábamos codo con codo por las mañanas y por las noches al llegar a casa nos repartíamos las tareas de cocina y cenábamos todos juntos.

Durante la construcción del hotel hubo retrasos con unos materiales primero por inclemencias del tiempo y después por una huelga de transportes, así que tuvimos que parar el proyecto. Jared sugirió que nos tomásemos esas dos semanas como auténticas vacaciones, así que hicimos las maletas y nos fuimos a Cuba.

Allí pasamos una semana increíble holgazaneando en la playa y haciendo salidas en barco a bucear, mientras que por las noches nos íbamos cenar algún restaurante y después tomábamos alguna copa en alguno de los bares musicales y bailábamos.

La siguiente semana la pasamos en Australia, allí buceamos en la gran barrera de coral, hicimos surf, nos torramos en la playa, fuimos a la ópera, fuimos de compras y los días más vagos los pasamos en la piscina de la casa que alquilamos junto a la playa leyendo un libro o simplemente tomando el sol.

Después de esas dos semanas volvimos al trabajo con energías renovadas, mientras Jared y Alessandro supervisaban números, las obras, personal y contratos Lucca y yo nos dedicamos a ver todo el material que habían traído. Una vez supervisado me dediqué a indicarle a mi cuadrilla que empezasen a colocar las cosas en los lugares asignados.

Por desgracia tuvimos que paralizar el proyecto por falta de capital, así que mientras esperábamos la inyección de capital priorizamos otros proyectos, como lo eran la redecoración de un ático en Nueva York y la remodelación de una mansión en Escocia.

Una vez finiquitados los dos proyectos Jared y yo llevamos a Alessandro y Lucca de vuelta a Florencia. Me sorprendió muchísimo que mi madre recibiese a Jared con los brazos abiertos, sobre todo después de aquel incidente telefónico y de las fotografías de las revistas de corazón. Yo sabía que mi madre pensaba que entre Jared y yo había algo más que amistad a pesar de que le juré y le perjuré que entre nosotros no había nada.

Francesco nos invitó a comer en el restaurante favorito de mi madre y después nos ofreció quedarnos a pasar la noche allí, Jared me miró antes de decir nada, sabía lo que significaba; estaba dejando la decisión en mis manos. Le di una sonrisa de medio lado, me giré hacia mi madre y Francesco y dije:

- Es muy amable por vuestra parte, pero mañana nos espera un día muy largo, sobre todo ahora que he perdido a dos becarios...

- A sido genial trabajar contigo – dijo Alessandro.

- No solo hemos trabajado, también hemos holgazaneado un poco – repuse haciéndome la ofendida.

- Tienes mucho que aprender en el tema de holgazanear hermana – dijo Alessandro sonriendo.

- Es lo que yo le digo siempre – dijo Jared dándome una sonrisa pícara.

- No te pases ni un pelo Jared, o me voy de vacaciones permanentes y ya te las apañaras tú solito con el proyecto – le pinché.

- Solo digo que debes relajarte más a menudo, solo eso – contestó Jared con las manos en alto.

- Me relajaré cuando terminemos este proyecto una vez terminado me tomaré unas largas vacaciones – contesté.

Un Regalo para el DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora