#7: ¿Quién es el malo?

502 38 9
                                    

Asegurándome por última vez de tener limpia la cara, salí del baño. Me sorprendió ver que ya no estaba el enorme charco de sangre. 

- Sí que son rápidos en este instituto- dije para mí misma asombrada.

- Vete acostumbrando- respondió alguien detrás de mí. Di un brinco y me alejé enseguida cuando reconocí al albino Sakamaki.

- ¿Qué quieres?- adopté pose defensiva. Aunque estuviese de brazos cruzados y muy tranquilo, había algo en él que me resultaba raro. Por una parte, no lo quería cerca; por otra, quitando el detalle de que ambos teníamos el mismo cabello, me resultaba algo conocido... No me provocaba tanta desconfianza como sus hermanos, tenía que admitirlo.

- Saber si estabas bien. Te quedaste totalmente blanca después de tu lapsus mental.

- Sigo sin saber qué fue eso. Sólo sé que os vi a todos muertos...

- ¿Cómo?

- Olvídalo- suspiré-. Habrá sido solo un lapsus como dices, pero parecía tan real...

- Toma- alzó la mano y descubrí un pequeño paquete de chicles-. Todavía apestas.

- Oye- protesté, aceptando el chicle.

- No me malinterpretes, si ya antes olías fuerte imagínate si tu sangre se sale de su sitio. Huele incluso mejor que la de Yui cuando aún era humana.

- ¿Ella era humana?- me sorprendí.

- Vino a nuestra casa como novia sacrificada... Creo que será mejor que te lo expliquen tus hermanitos. Y también por qué no nos aguantamos. Hay dos motivos, uno más pesado que el otro.

- Ahora no pareces como los demás- le dediqué una pequeña sonrisa-. No hiciste caso de tu hermano y te me acercaste para saber cómo estaba y darme un chicle. 

- Nunca hago caso de nadie. Ya soy mayorcito para que me estén diciendo qué hacer. Tendré 16, pero me siguen tratando como si fuese un niño.

- Espera, ¿dijiste 16?- me sorprendí-. ¿Y cómo puedes ser tan grande? ¡Si yo soy mayor que tú!

- Uno: soy vampiro. Dos: la edad da lo mismo. Tres: hablas de mí cuando tu hermano mide casi dos metros- ¿eso es una sonrisa?

- Punto para Subaru- resoplé divertida-. Será mejor que me vaya ya, no quiero preocuparles. 

- Nos veremos entonces. Ah, y una última cosa- se aseguró de que nadie estuviese espiando y bajó la voz-. Yo no te haré daño, puedes confiar en mí.

- Lo mismo digo... amigo- pronuncié lo último con algo de sorna, logrando sacarle otra sonrisa. Dicho esto, se esfumó en un parpadeo.

Tendría problemas de autocontrol... Pero sentía de verdad que podía contar con él.

***********************************************************************************

- ¿Por qué tienes... pegado el olor... de Subaru-San?- inquirió Azusa en cuanto nos vimos los cinco a la entrada de mi clase. Me miraron mal todos.

- Me estaba esperando, quería saber si estaba bien- dije con calma-. Encima me dio un chicle para quitarme el sabor a sangre de la boca.

- Creo que dejamos muy claro que no se acercasen a ti, y viceversa- Ruki frunció el ceño.

- No me ha hecho nada, no soy imbécil- repliqué-. Tenedme algo más de confianza, por favor.

- Y la tenemos, pero...- Yuma respiró hondo-. Mira, de todos a los que te podrías haber acercado te acercaste precisamente al más fuerte. De ellos seis, el que posee mayor fuerza es Subaru. De nosotros, soy yo. Para que te hagas una idea, piensa en el lado contrario a nosotros y sacarás las referencias.

Esos malditos juegos del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora