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"Dylan, amor... Vamos a entrar en esa tienda ¿Vale?" Te dijo ella, tirando de las amigas. Tú sonreíste, y al fin de cuentas, entramos todos en la tienda.

Ellas comenzaron a mirar vestidos y yo me quedé con vosotros dos.

"¿No vas?" Me preguntó Ian. Negué con la cabeza.

"A la princesita no le gusta nada la ropa" Comentaste con gracia. Pero, era mentira... te conté que no me gustaba para que no supieras de que en realidad odiaba mi cuerpo. No quería camisetas de manga corta, ni pantalones apretados, cuando menos pudiera enseñar de mi... mejor.

"Te quedaría muy bien este tipo de ropa" Me animo Ian y tú estuviste de acuerdo. Claro, eso era parecerme a ellas y eso te encantaba.

"No gracias."

"Cariño..." Te llamo ella poniendo sus brazos alrededor de tu cuerpo "No sabes que Alleria no puede ponerse este tipo de ropa porque todos se darían cuenta de que ha pretendido suicidarse."

Me quede helada, como si una jarra de hielo hubiese impactado en mi cabeza, dejándome tonta y a la vez como si hubiera visto un fantasma.

La apartaste de ti, y enseguida comenzaste a recriminarla.

"Dy... tiene razón." Confesé, y antes de que ninguno de los dos me pudiera echar mano. Salí de allí.

Me hubiese gustado enseñarte cada centímetro de mí, para que vieras cual de ciertas eran las cicatrices que lucían como parte de mis fracasos... Yo era...

Olvídalo, es igual.

La chica depresiva. #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora